Elena Poniatowska
Me voy al torrente y sin rumbo fijo: Skármeta

Pelón, cabezón, bigotón, bonachón, aceleradón, sus pelos laterales parados encima de las orejas y los grandes anteojos que le caen casi encima del tupido bigote le dan un ligero parecido a Groucho Marx. Ríe con facilidad y entonces los ojos se le vuelven rendija de alcancía. Se lleva la mano a la boca y se la esconde. Cariñoso consigo mismo lo es con los demás. El éxito es un cojín mullido y sentarse en él y relajarse es sólo una consecuencia natural del bienestar que produce saber que las cartas llegaron a su destino y han tenido respuesta. Y qué respuesta! Skármeta está a punto de convertirse en un timbre postal. A diferencia de otros que echan una botella al mar y esperan, a Skármeta la fama le llegó a vuelta de correo y ahora le escriben de todas las islas de la tierra pidiéndole que las consagre como consagró a Isla Negra, aunque ninguna de las dos versiones de El cartero se filmaran allí. La historia resultó conmovedora para el púlico de distintas latitudes, y si Il postino no se filmó en Chile habría que recordar que Pablo Neruda estuvo en el exilio en Italia en la isla de Capri, vivió allá una historia torrencial de amor con Matilde Urrutia y escribió entonces Los versos del capitán. A todas luces, Skármeta está muy contento en México. Tras de él quedó su conferencia en el MARCO de Monterrey donde al finalizar se exhibió ante 500 personas Il postino que consagra a Massimo Troisi. Tras de él también quedaron una verdadera legión de cálidas regiomontanas (que Skármeta llama ``chicas'') y los 50 mil ejemplares vendidos que en estos días han aumentado a 60 mil. Aquí en el DF además de conceder 337 entrevistas (y por lo tanto repetirse) Skármeta tiene un horario cargadísimo, ni un alfiler cabe en su empleo del tiempo, salta de las cámaras de televisión a las fotografías, de la conferencia de prensa al debate con un crítico y no tiene tiempo ni de alisarse los bigotes, a veces ni siquiera de echarse un vinito tinto. (Qué delicia, los vinos chilenos!) Debe tener muy buena salud para madrugar después de desvelarse ``llevo cinco días de jaleo levantándome a las seis de la mañana''y aguantar la embestida de productores, libreros, editores, directores de cine, actrices besuconas y ``fans'' que le soban la panza y lo persiguen por agua, por tierra y por mar.

Soy todo tuyo, amorosa.

Skármeta llama a las mujeres ``amorosas'' y a los muchachos ``cabros''. Me asesta unos cuantos chilenazos (o serán chilazos) y le pido que me traduzca ``chasconear'' que significa despeinar; ``tontorrón'', aumentativo de tonto, y ``malazo'' que quiere decir muy malo. Aunque le choca que se lo pregunten, el apellido de Skármeta es de Dalmacia y su origen es croata. Nació hace 56 años en Antofogasta, Chile, Skármeta es traga años, a lo mejor por gigantón, por querendón, por alborotadón.

Antonio, me parece que tu escritura se ha ido haciendo más sencilla, más escueta a raíz de El cartero de Neruda (Ardiente paciencia) o no es así?

Tienes toda la razón, amorosa. En mis libros iniciales yo tenía un concepto de la narrativa en el cual me hacía la ilusión de que escribiendo de una manera atropellada con una mezcla de imágenes impulsivas y con un lenguaje coloquial, lleno de hipérboles y nerviosidad iba a lograr algo así como el ritmo de la vida, que iba a cautivar al lector, a seducirlo con la sensación de que navegaba en un mar de imágenes que lo excitaban. Era yo poco selectivo. En primer lugar para mí lo más importante era crear la sensación de vida. Con la experiencia del cine, con los años, ahora prefiero una forma más clásica de narración. Antes cuando tenía siete u ocho imágenes que chocaban, las usaba todas, ahora elijo la mejor, o sea, he adquirido un criterio cinematográfico para construir mi novela.

Ya no escribes torrencialmente?

Cuando empiezo a escribir me voy al torrente y sin rumbo fijo, una vez que ya estoy en alta mar, comienzo a barrer la cubierta y voy tirando al agua todas las imágenes hasta dejar lo que yo estimo que es el nervio y el corazón del asunto.

Esto te lo enseñó el cine?

Sí, el cine te enseña a decir mucho con muy poco. Yo desecho mucho pero sigo mi inclinación por la escritura torrencial porque desde ahí brota lo que quiero. Necesito despegar de alguna manera y para despegar escribo muchas veces sin saber dónde voy pero una vez que publico el libro, estoy en control de todos mis materiales, de todas mis aspiraciones.No te importa tirar a la basura muchísimas páginas?No, al contrario, lo que me importaría es que se secara el torrente. El cartero antes se llamaba Ardiente paciencia y era una novela farragosa, compleja, gigantesca, larga y gorda como una salchicha alemana, un jamón atiborrado de personajes entre quienes se encontraban allí perdidos como dos personajes más, Neruda y el cartero Mario Jiménez. En Berlín, un productor de cine me fue a visitar, le conté mi novela y a él lo que más le interesó fue la relación de Pablo Neruda con el cartero. Acuérdate, amorosa, que yo viví diez años en Alemania.

Entonces desde hace cuántos años tienes a El cartero en mente?

Yo creo que la gestación es de hace unos 25 años.

25 años! Y pensaste alguna vez que ese libro tendría el éxito que ha tenido?

Absolutamente convencido.

No lo puedo creer!

Cuando escribía yo Ardiente paciencia, el productor me ofreció un cheque generoso para que me centrara en los dos personajes de Neruda y el cartero. Entonces abandoné la novela y a los personajes ante el cheque del anticipo. El productor me dijo:El guión tiene que tener una mezcla tan fina y tan especial de política y poesía que sólo tú puedes darle. Por qué no haces tú la película? Aventurero que soy, hice la película. La filmé en Portugal como si fuera Chile, en 1983. Por qué Portugal? La razón es que en aquellos años, Portugal era bueno para el cine, allá se hacía buen cine, había buenos camarógrafos, buenos técnicos.

Tú tenías confianza de que podías hacer una buena película?

Naturalmente que sí.

Con razón me contaron que dijiste que tu versión del cartero que data de 1983 es mejor que la versión de Michael Radford!

No, yo he declarado a todo el mundo exactamente lo contrario. La versión última es infinitamente superior a la mía porque yo soy un escritor que hizo una película sin saber hacer cine y Radford, el cineasta, sí sabe lo que está haciendo. Esto se puede comprobar en unas 300 entrevistas que hice en febrero, cuando la película obtuvo cinco nominaciones al Oscar. De modo que si me muestras la fuente donde apareció esto, te diré que es absolutamente falsa. (Skármeta abunda en el tema sin irritarse jamás.) Mira amorosa, la mía, mi película es un modesto ejercicio y admito la derrota; la mía no es nada competitiva, no puede entrar en competencia con la de Radford. Yo soy un director espontáneo que ilustro mis palabras con imágenes. Como director de cine, pueda que sea yo un buen escritor. Nada más.

Tú no crees que una película hace a un escritor?

Claro que no.

No crees que adquiriste fama mundial cuando Massimo Troisi interpretó a tu cartero y Philippe Noiret a Neruda y lo proyectaron en miles de salas de cine?

Antes de la película, El cartero de Neruda fue traducido a 15 idiomas, todos los años se reedita, lo han convertido en libro de texto en las universidades y en los colegios. Muchos profesores lo utilizan porque El cartero excita la curiosidad de los chicos a través del humor y la ternura y El cartero los conduce a la literatura y a la poesía. Así que a mí no me sorprendió en lo absoluto cuando un actor de talento como Massimo Troisi y un director tan notable como Michael Radford (que leyó el libro en francés) deciden llevarla al cine, porque intuyen que va a ser una película importante. El hecho de que Michael Radford leyera el libro en francés te demuestra que el libro había atravesado el océano, estaba en circulación. Massimo Troisi supo desde el primer momento que el cartero sería el rol de su vida y alcanzaría con él proyección internacional aunque Troisi ya era no sólo un actor muy conocido y enormemente taquillero en Italia sino un actor adorado, un ídolo. Sin embargo él sentía que le faltaba un rol más trascendental. Fue Troisi quien se movió, fue él quien me localizó, fue él quien buscó a Michael Redford para que lo dirigiera a él, fue él quien creyó que el papel del cartero lo universalizaría. Y así fue. Era un actor (muy enfermo del corazón, intuía que iba a morir) que supo desde el principio que con El cartero de Neruda se jugaba la vida. Y se la jugó. Michael Radford alguna vez me dijo con justa razón. ``En la vida de Mario Jiménez, el cartero, hay sólo un Pablo Neruda y en la de Pablo Neruda hay muchos Marios Jiménez''.

Y a ti, qué te ha traído el éxito de El cartero de Neruda?

Muchos me han dicho que el libro les parece mejor que la película.

A tu escritura, por ejemplo, el éxito la ha mejorado?

A la escritura nada, digamos. Con el éxito de la película, lo que he hecho es seguir mi camino personal.

Cuál es tu camino personal?

Ser el escritor que soy. En la práctica, el éxito ha quintuplicado la venta de los libros míos y ha mejorado considerablemente la oferta para nuevos títulos. También ha despertado una curiosidad intensa por los libros anteriores. Muchos de ellos están siendo ahora reeditados.

Sí porque Soñé que la nieve ardía lo editó la UNAM en sus ``Textos de Difusión Cultural'' y el tiraje es sólo de mil ejemplares.

Tú me estas hablando, amorosa, de un libro en una edición autorizada para una colección especial de la UNAM, pero este mismo libro ha sido publicado en Planeta y ahora en Plaza & Janés y lleva varias ediciones. Tengo una obra consolidada aunque en México soy un escritor relativamente poco conocido.

Dejarías de ser escritor para ser guionista?

Entre guionista y narrador, prefiero ser narrador. Entre la imagen literaria y la fílmica, la fílmica captura con su inmediatez y la sensualidad que propone, además de su atractivo emocional es mucho más grande, pero la precisión de los diálogos y su encanto propio no tienen equivalencia.

Por eso, repito, entre la posibilidad de ser guionista y ser narrador, prefiero ser lo último porque ahí estoy en un terreno en que puedo tener una visión total del juego. He escrito los guiones de tres películas de Peter Lilienthal: La victoria. Reina la tranquilidad en todo el país y La insurrección, y lo esencial, te lo aseguro, sólo lo encuentras en el libro.

Antonio, tengo una duda. Cómo es posible que Pablo Neruda en persona recibiera su correspondencia en la puerta de su casa en vez de que lo hiciera algún criado o de perdida Matilde Urrutia? Yo no me imagino a Octavio Paz abriéndole al cartero en el Paseo de la Reforma o a Carlos Fuentes haciéndolo en San Jerónimo.

Amorosa, se trata de una novela. Así como Pablo Neruda dice: Confieso que he vivido yo confieso que he escrito una novela. Todo lo que sucede allí es una ficción. No tenemos por qué adjudicar datos reales a lo que yo imaginé. El cartero, Mario Jiménez, es un personaje de ficción, una in-ven-ción. En el personaje de Mario Jiménez quise sintetizar muchísimas virtudes del pueblo chileno especialmente las de la gente más sencilla; su inocencia, su ingenuidad, su curiosidad, las ganas de trascender sus propias limitaciones, su genio creador, el humor de su ingenio, la ironía que es irreverente frente a todo lo pomposo. Todo eso me gusta de la gente. Por supuesto también me impresiona la admiración y el cariño de los chilenos por sus intelectuales, por sus poetas representados desde luego y en primer lugar por Pablo Neruda. Una de las cosas que a mí más me conmovieron y que quizá esté en la base de El cartero fue escuchar una vez a una multitud de gente que le decía a Neruda: ``Poemas, poemas, queremos poemas''. Ante 400 personas, gente pobre que obviamente no había comido, mineros ojerosos, pescadores, campesinos Neruda sacó un libro y se puso a leerles poemas y la reverencia con la que lo escucharon a mí me conmovió hasta la médula y nunca se me olvidó la escena. Me di cuenta que la gente sentía en sus poetas a sus portavoces y entre ellos el más grande era Pablo Neruda .

De ahí su hambre de metáforas...

Sí aunque con el golpe militar cambió el lenguaje de las metáforas.

Fuiste amigo de Neruda?

No, lo visité en Isla Negra, me trató muy bien pero mi relación con Neruda, aquélla que me inspiró la novela, la pieza teatral y el film El cartero de Neruda fue tan estrictamente pragmática que confesarla aquí pone un brote de rubor en mi mejilla. Fui un niño tímido y un adolescente mudo. Solía enamorarme de mujeres mayores que yo. Fui de los hijos de madre ausente que juegan canasta y a los 15 años me atormentaba el no saber qué decirle a una chica y regresaba a mi casa a torturarme pensando: ``Le hubiera dicho esto y aquello''. Un día en que cocinaba mis silencios, cayó en mis manos un libro Todo el amor de Neruda y el poeta se convirtió en el ventrilocuo de mi alma, el libro fue mi lazarillo. Ah, las rosas del pubis! Cuando publiqué mi primer libro de relatos El entusiasmo en 1967, corrí a Isla Negra a casa de Neruda para pedirle su opinión. Lo hojeó y me dijo: ``Bien muchacho, dentro de dos meses te doy mi opinión''. A las dos semanas ya estaba yo nuevamente frente a él y sin mirarme a los ojos porque los levantó hacia unas aves migratorias me dijo: ``Bueno, el libro es bueno pero esto no quiere decir nada porque todos los primeros libros de escritores chilenos son buenos. Habrá que esperar al segundo''.

Nosotros en México siempre creímos (hasta el pinochetazo y el crimen del Palacio de La Moneda) que el país más culto y el más cortés de América Latina era Chile. Tú crees que es verdad eso?

Tu juicio es absolutamente simpático, maravilloso y lírico. Yo creo que se debe al hecho triste para nosotros de que no vives en Chile. Si tú vivieras un par de semanas en Chile probablemente te irías al otro extremo.

Ahora que has regresado a Chile cómo lo has vivido? Dijiste hace un instante que era el país que peor había recibido a El cartero y más críticas le había hecho.

No, no es que haya sido el país donde fue peor recibido. Es el único donde la prensa unánimemente rajó contra la película. Es más, durante las dos primeras semanas, el público no fue al cine a verla. Después de que tuvo las cinco nominaciones para el Oscar, los cines se llenaron y se abrieron más salas de cine para verla. Los críticos que habían comentado mal la pelicula subieron sus calificaciones a lo largo de todo el país. Si ésa es una conducta digna del país más culto de toda América Latina, yo creo que tienes que revisar tus parámetros.

Oye Antonio y cómo ves tú a Chile, ahora?

Su economía marcha muy bien, Chile es citado como modelo de desarrollo y de empuje creador y en ese campo ha destacado por encima de todos nuestros países. Esto ha creado una cierta altanería de los empresarios chilenos que se pavonean con sus éxitos. De hecho, parece que la política económica funciona y que lentamente comienza a dar resultado entre la gente más pobre. El desempleo que nosotros llamamos cesantía no es muy grande. Se ve que quienes están trabajando han mejorado de modo que el nuestro no es un panorama desolador. Se puede librar la vida más o menos dignamente. En lo personal, como creador y en esto me identifico con muchos intelectuales chilenos, nos irrita una cierta apatía hacia el arte y la cultura que tienen los administradores del país. No es tema para ellos, están ensoberbecidos con el crecimiento económico unilateral del país y no piensan que los chilenos precisamos cultura.(Nos distraemos un segundo hablando de los escritores chilenos más o menos contemporáneos de Antonio, de Poli Délano que vivió tantos años en México donde hizo tan buenos amigos a través de sus talleres de escritura.)