Apenas vamos saliendo de un problema y ya estamos en otro. Ahora fueron los maestros en demanda de aumento salarial quienes sufrieron las consecuencias de la desesperación y la incapacidad de quienes nos gobiernan. Es previsible que en la agenda futura nos encontraremos con otras expresiones de barbarie política porque, en realidad, lo que estamos presenciando es la confesión sangrienta de un sistema que ha optado por la represión como método de gobierno.
No fue un incidente el del enfrentamiento con los profesores, ni se puede hacer una lectura de la represión como un accidente. Es un camino largamente preparado, mientras los funcionarios tratan de distraer al público con declaraciones y discursos de buena voluntad. Allí están las reformas legales para incrementar la capacidad persecutoria y punitiva de las autoridades, allí está la compra de material bélico y represivo, allí están los hombres del poder refunfuñando porque el pueblo no los entiende ni les ayuda a conservar una paz pública amenazada por las rapiñas anteriores y actuales, por los despilfarros y las frivolidades, por el estilo de gobierno que hoy, hecho crisis, nos mantiene a los mexicanos todos al borde del abismo.
Ese mismo día de la represión contra los maestros, el presidente Zedillo, su secretario de energía, Jesús Reyes Heroles hijo, y su director de Pemex, Adrián Lajous, aparecían en los noticiarios de televisión declarando, analizando, prometiendo. No hay dobles mensajes, dice Zedillo. Defenderemos nuestros recursos naturales, dice el hijo de Reyes Heroles. No venderemos Pemex, señala Lajous. Y por otro lado aparece el líder formal de los maestros del país con esa frase memorable de que las exigencias de aumento salarial no son compatibles con la realidad del país. Y Jesús Salazar Toledano afirmando que las libertades ciudadanas se respetan. Y Oscar Villarreal con su gran sonrisa prometiendo también respeto a derechos y libertades.
Mientras tanto, en las calles, en los pueblos, la desesperación se incrementa en proporción parecida a la de la clase en el poder. Hoy, los educados en el extranjero, los habilitados como políticos cuando su formación proviene de la academia o de la banca y las finanzas, demuestran su incapacidad de entender por qué el pueblo se inconforma y protesta. Lejanos al pueblo, encaramados en las alturas, quienes hoy ejercen el poder no están a la altura de los reclamos populares y nacionales, qué nos espera si nuestros maestros, los formadores de la niñez, son golpeados, perseguidos, reprimidos, y luego cínicamente se argumenta que fueron provocadores quienes causaron esos dolorosos acontecimientos?Es necesario tener muy presente lo que sucede. La incapacidad de quienes gobiernan para entender los procesos y la irritación popular, los llevan a tomar en las manos el primer y más fácil instrumento de control que se les aparece, y ese se llama represión. No estamos presenciando acontecimientos inconexos ni se trata de errores, malas instrucciones o deficiencias en la comunicación. Es la represión como sistema, que en el fondo es el miedo a la insubordinación de las masas. Es la represión abierta, con leyes, armamento y actitudes clara de intimidación de los movimientos populares. Por desgracia, conforme se agudicen los problemas económicos en el país, continuará el miedo de las cúpulas y su recurrencia a la represión como sistema.