La Jornada 29 de mayo de 1996

Investiga el Vaticano a Guillermo Schulemburg

José Antonio Román El Vaticano inició una investigación en torno a las declaraciones del abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulemburg, en las cuales el religioso cuestiona las apariciones de la Virgen y la existencia histórica del indio Juan Diego, que podría llevarlo a una remoción del cargo, según informaron fuentes eclesiásticas.

Por su parte, el ex apoderado legal de la Arquidiócesis de México, Antonio Roqueñí Ornelas, dijo que con estas declaraciones el abad ``se echó la soga al cuello'', y pidió que las autoridades eclesiásticas inicien una investigación sobre la fortuna personal de Schulemburg.

Además, dijo que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ``no se puede echar para atrás'' y debería presentar una denuncia de hechos ante la sede pontificia, pues este punto debe tocar fondo ya que ``no puede tolerarse que se atente contra la fe católica y que un personaje eclesiástico tan importante caiga en corruptelas, engaños y manejos económicos nada claros''.

Calificó de ``cínico'' el desmentido del abad, que podría separarlo del cargo que ocupa desde hace 33 años, otorgado todavía en época del papa Juan XXIII.

En círculos de la jerarquía católica se supo que las Pontificias Congregaciones para la Doctrina de la Fe y de la Causa de los Santos, cuentan ya con documentación sobre el caso del abad de la Basílica, las cuales ``ponen en tela de juicio'' el trabajo que realizaron en torno a la beatificación del indio Juan Diego.

Asimismo, los directivos de la revista Ixtus, de donde la revista italiana 30 Giorni reprodujo las declaraciones que han causado la polémica dentro y fuera de la Iglesia, confirmaron que cuentan con la grabación de la entrevista que le hicieron al abad el invierno pasado y que apareció en el número 15 de dicha publicación, en el estado de Morelos.

Roqueñí Ornelas, quien entre 1992 y 1994 fue apoderado legal de la arquidiócesis y muy cercano colaborador del cardenal Ernesto Corripio Ahumada, agregó que estas declaraciones de Schulemburg ``facilitan su remoción'' debido a que generan un clamor popular que podría terminar en un concepto jurídico llamado odium plebis.

Esto significa, agregó, que deberá abandonar el cargo, no porque niegue las apariciones de la Virgen o la existencia del indio Juan Diego, sino porque la gente no está de acuerdo con que permanezca como custodio de la fe guadalupana. ``Al pueblo católico le han tocado la parte más íntima de su ser, que es la Virgen de Guadalupe''.

Señaló que este pensamiento del abad se conocía desde hace tiempo dentro del Episcopado y en algunos círculos religiosos, pero hasta ahora Schulemburg había tenido especial cuidado de no manifestarlo públicamente.

Esto demuestra, sostuvo el sacerdote Roqueñí, que el abad ha caído ``en una etapa senil'' porque faltó a la prudencia en esta entrevista. ``Esto es un síntoma de que un señor a los 75 años es mejor que renuncie porque ya empieza a desvariar''. El próximo 12 de junio, Schulemburg cumple 80 años de edad.

Ciertamente, agregó, la historia nos ha enseñado que gente dentro de la Iglesia cree o no en las apariciones de la Virgen, pero aquí lo concreto es la posición del abad, que se supone debe ser el principal promotor de la fe guadalupana y del culto a Juan Diego.

``Pero Schulemburg primero puso en entredicho las apariciones, en segundo lugar negó la existencia histórica de Juan Diego y en tercero duda de la originalidad del ayate guadalupano. Y por si esto fuera poco, se mete en el más grave problema, que es cuestionar la validez de la beatificación del indígena de Cuautitlán.

No obstante, Roqueñí señaló que el abad es un hombre a quien la Arquidiócesis de México y la Iglesia nacional le deben mucho.

``Es un personajazo de la historia eclesiástica de este país. Nadie podría negar la capacidad de relacionamiento y la promoción en beneficio de las causas católicas que tuvo. Esto es lo más triste del asunto, que un hombre de esas dimensiones acabe negando un punto tan sensible para la obra que él mismo ha dirigido casi toda su vida.

``Pero tampoco debemos olvidar que a lo largo de su gestión como abad, no ha sido claro en la entrega de las cuentas e ingresos de la Basílica y ciertamente deja muchas dudas respecto de su fortuna personal, que no me atrevería a decir que carece de ella, sabiendo en la forma tan holgada en que vive''.

Roqueñí aclaró que no está en contra de los clérigos que son ricos, pero sí en contra de aquellos ministros religiosos que amasan fortunas a costa de la fe católica. ``El pueblo no resiste estos comportamientos oscuros. No hagas cosas buenas que parezcan malas, Si esto está mal en políticos, está pésimo en los eclesiásticos. Eso es una imprudencia monumental en un religioso'', dijo.

Finalmente señaló que este ``escándalo'' ha hecho que la jerarquía eclesiástica ``se meta en un mar de malabarismos'' para rescatar, con todo derecho, la figura de monseñor Schulemburg. Por eso es que se han visto declaraciones en su apoyo.

``Es lógico que los señores obispos quisieran echar un manto en favor de los pecados de Schulemburg, como los buenos hijos de Noé con su padre, para cubrirle sus miserias, pero naturalmente saldrán a flote las posturas personales de cada obispo. Pero no podrán cubrir el sol con un dedo y esto ayudará para que la opinión pública y el pueblo católico de México, conozcan a quiénes tienen de pastores y que sepan su pensamiento. Muchos sacerdotes, como yo, también estamos muy atentos'', subrayó.

A pregunta expresa, Roqueñí dijo que al abad ``se le vería muy elegante si presenta su renuncia, seria un acto de verdadera humildad'', aunque esto no evita ya la impresión que se ha formado la opinión pública, que se va a producir de todas maneras.

``Un futuro abad debería ser aparicionista y juandieguista, y ser un verdadero promotor de la canonización del indio de Cuautitlán. Si no tiene estos requisitos, mejor que ni se presente como candidato'', concluyó.