La Jornada 30 de mayo de 1996

Consideran insuficiente la salida de Garay

Ismael Romero y Elena Gallegos Legisladores del PAN y del PRD señalaron que la decisión del presidente Ernesto Zedillo de destituir al secretario de Seguridad Pública, David Garay Maldonado, no es suficiente para esclarecer los hechos de violencia que se suscitaron el pasado día 23 y en los que resultaron lesionados más de medio centenar de maestros, y sostuvieron que si realmente no se deslindan responsabilidades, ``sólo se caerá en la simulación''.

Por su parte, la mayoría priísta aprobó su propuesta --el PAN se abstuvo y el PRD la votó en contra, argumentando que era ``demagógica'' y no se comprometía a nada--, mediante la cual se emitió la declaración de que las autoridades investiguen a fondo los sucesos en cuestión y se apliquen las sanciones que marca la ley a quienes resulten responsables del enfrentamiento entre maestros y policías.

En tanto, los opositores cuestionaron las ``contradictorias versiones'' que sobre los mismos han dado el DDF y la Procuraduría capitalina. "Estas versiones --criticó Carmen Segura, del PAN-- confunden, desorientan, pero sobre todo irritan aún más a la sociedad y acrecientan su desconfianza en las autoridades".

Durante la sesión de la Comisión Permanente, señaló que si sólo se concluye con una remoción para tratar de bajar la presión de la opinión pública y encubrir responsabilidades de otros ámbitos o autoridades, se convertirá en un acto de simulación que se sumará a otros, en los que tradicionalmente la autoridad se limita a ``renunciar'' funcionarios sin llegar a una solución integral y con apego a las leyes del país.

No sólo eso, la panista convino en que si la decisión del presidente Zedillo es no permitir que a la violencia se responda con violencia, y que aquel que contravenga esto sea removido, entonces debe llegarse hasta las últimas consecuencias en la investigación para deslindar realmente responsabilidades.

Sobre esto, el perredista Juan Guerra fue punzante: ¿a poco creen que los mexicanos somos tan ingenuos? ¿de veras el regente Oscar Espinosa Villarreal no estaba enterado?

Sostuvo que para que un cuerpo de granaderos actúe, necesita la autorización directa de la Presidencia de la República, o de la Secretaría de Gobernación o del regente capitalino.

Habló de la grave responsabilidad de quien giró la orden. Insistió en que ésta provino de esferas más altas a Garay y señaló: "Porque cuando se ordena actuar a los granaderos, la posibilidad de que se desborde, de que se presente la muerte, está en el filo de la navaja".

Entonces, Guerra trajo a colación el hecho de que los priístas se habían negado, hacía unos momentos, a avalar una propuesta de la oposición --PRD, PAN y PT, con dos firmas de senadores de la mayoría-- para llamar a que expliquen el problema magisterial y los sucesos del día 23, al secretario Miguel Limón Rojas y al regente Oscar Espinosa, y calificó a los priístas de ``demagógicos''. Por una u otra razón, el asunto magisterial se convirtió en el punto medular de la sesión de la Permanente, y la discusión del asunto se dio en tres tiempos. Primero, por la presencia de los maestros; después, cuando se habló del raquítico presupuesto para la educación y, finalmente, cuando Segura Rangel llevó a la tribuna la remoción de Garay Maldonado.

La panista subrayó que en el comunicado de la Presidencia en el que se da cuenta de la destitución, "en ninguno de sus párrafos se compromete (Zedillo) a aplicar la ley para sancionar a los responsables de abuso de autoridad, a pesar de que con el acto de remoción de Garay, existe un reconocimiento implícito de que hubo exceso en el uso de la fuerza, lo que debiera traducirse en fincamiento de responsabilidades y aplicación de sanciones".

El perredista Salvador Martínez della Rocca se mofó de que el regente Espinosa, tan campante, se haya ido a Estambul luego de asegurar que ya tenía identificados a los provocadores. "Lo peor --se desesperó El Pino-- es que no nos deja dicho quiénes son".

Insistió en lo contradictorio de las versiones dadas a la opinión pública por las las autoridades capitalinas, ya que primero, buscando lavarse las manos, hablaron de ``un grupo no identificado'' como responsable de la agresión que culminó con la golpiza propinada por los granaderos a maestros, pero "omitieron señalar que los aporreados eran, todos, profesores muy conocidos y hasta una maestra de 65 años".

Al debate sobre la remoción de Garay, el PRI no le entró porque su propuesta de declaración para que se investigue y se castigue a los responsables la había hecho en otro punto de la sesión, cuando se abordó el problema presupuestal de la educación, y con el objetivo de contraponerla al punto de acuerdo elaborado por la oposición para que se llamara a Limón y Espinosa.

Las intervenciones de la oposición sobre la remoción de Garay, en particular, bien pudieran resumirse en la pregunta con la que Juan Guerra cerró su intervención: ¿fue una decisión de David Garay... o hay más?