Pasaron por encima de la Corte, acusan diputados del PRD y AN
Elena Gallegos y Oscar Camacho Para el PRI, Rubén Figueroa no es responsable políticamente de los hechos de Aguas Blancas. Por eso, ``podrá ocupar cargos públicos, desde ser incluido en el gabinete de Zedillo hasta ser considerado por su partido, incluso, para aspirar a la Presidencia de la República''.
Pareciera una broma... pero no.
Esa es --de acuerdo con el PAN y el PRD-- sólo una de las implicaciones que tiene la decisión que asumió ayer la mayoría priísta en la Subcomisión de Examen Previo de la Cámara de Diputados, al cancelar el proceso de juicio político en el que Figueroa podía quedar inhabilitado para ocupar cargos hasta por 20 años.
Unos trámites más y el expediente irá, en el mejor de los casos, a parar a algún archivero del Palacio Legislativo y con él, los diputados del PRI archivarán también --eso sí, ``en el ámbito de su competencia''--, los nombres de los 17 muertos.
Para exculparlo sus correligionarios ``cuestionaron y pasaron por encima de la opinión de la Suprema Corte''.
Sí, Rubén Figueroa cometió violaciones graves a la Constitución en el caso Aguas Blancas, implícitamente reconocieron los priístas. Pero no tantas ni ``sistemáticas'' como para someterlo a juicio.
--¿Cuántos muertos necesita el PRI para que una violación a la Constitución sea grave y sistemática? ¿Cuántos muertos se necesitan..? ¿Cuántos Aguas Blancas? --recibieron así los reporteros a los priístas, que minutos antes habían exonerado a Figueroa. Era sólo el principio.
--Una cuestión así --se enojó Saúl González Herrera, presidente de la Comisión de Gobernación-- no puede basarse en el número de muertos. Los hechos en Aguas Blancas son muy preocupantes, graves, condenables y deben ser sancionados sus autores con todo el rigor de la ley...
Se interrumpió buscando asideros. Al no encontrarlos buscó descalificar: ``¡El planteamiento que usted hace tiene una obvia inclinación política!''.
--¿Y la de ustedes no? --reviró alguien pero ya no fue posible escuchar ni tampoco contener la ira de entrevistado y entrevistadores. Las preguntas, hechas invariablemente en tono de reclamo, se acumularon:
--¿Su partido está abanderando la impunidad con esta decisión? ¿El PRI se hace cómplice de los asesinatos? ¿Están dispuestos a asumir los costos?
--No hay impunidad y este es uno de los razonamientos que se hacen en el dictamen --quiso defenderse González Herrera; a su lado y midiendo el tamaño de la andanada, Jorge Moreno Collado e Ignacio González Rebolledo ni la boca abrieron.
--Un diputado de su propio partido dijo que si ustedes lo exoneraban (a Figueroa) serían cómplices...
--Pues no sabe qué es complicidad --rebatía infructuosamente y sólo lograba encender más los ánimos.
Acababa de terminar un debate de más de seis horas con la oposición. Los priístas habían desechado por 8 votos a 5 el proyecto de dictamen elaborado por Alejandro Zapata Perogordo, que soportaba jurídicamente porqué sí debía abrirse el proceso. Usaron su mayoría --``para eso sirve ¿no?''-- para aprobar el suyo propio. Ahora enfrentaban a la prensa.
Su argumento central fue una y otra vez, lo mismo ante opositores que ante reporteros, que en la matanza de Aguas Blancas sí había violaciones graves a la Constitución, pero no ``sistemáticas''. Ese era.
--¿Los priístas se encuentran conformes con esta resolución?
--No me siento autorizado --decía el viejo militante-- para hablar a nombre de todos, pero sí de los que formamos parte de esta subcomisión y nos allegamos todos (los elementos) con un espíritu ¡objetivo!
--Y esa objetividad --se burlaron un par de reporteras de radio-- ¿tendrá costos para su partido?
--Si tiene alguno tendremos que asumirlo, pero nos ajustamos estrictamente a la ley, y no había lugar a la incoación de juicio político a Figueroa.
--¿Descalifican el dictamen de la Corte? --punzaron los preguntones.
--No lo descalificamos. Al contrario --comenzó su respuesta para rematarla con un: ``Tenemos algunas diferencias en cuanto a sus conclusiones''.
Pero no eran ``sólo algunas'' las diferencias. Los del PRI no tuvieron empacho --según contó después Jesús Zambrano-- en poner en entredicho el resultado del informe que la Suprema Corte de Justicia rindió el pasado mes de abril a petición del presidente Zedillo. Hasta dijeron que los ministros ni pruebas tenían.
``Eduardo Escobedo --dijo el perredista-- nos leyó algunas anotaciones que hizo, en las que calificó como imprecisiones, juicios temerarios y apreciaciones subjetivas y sin fundamento las aseveraciones aprobadas por el pleno de la Suprema Corte. Por eso le dije: pues adviértanle a Zedillo que los ministros le dieron gato por liebre''.
En la exculpación a Figueroa ``hasta a la Corte le fue como en feria'', reprobaron los opositores.
En la conferencia de prensa, de la que por cierto Escobedo se ausentó, el bombardeo prosiguió. Ante el silencio de sus compañeros que en el debate habían estado muy participativos, González Herrera se defendió como pudo:
--Ustedes (los priístas) se están poniendo por encima de la Constitución, que sólo habla de violaciones graves, una ley secundaria que menciona lo de sistemáticas ¿o no? sólo para exonerar a Figueroa.
--No es para exonerarlo --comenzó a enredarse el priísta-- es en un esfuerzo de aplicación correcta de nuestra normatividad.
--¿Está por encima de la Constitución? --le replicaron.
--No está por encima... es una cuestión mal planteada. No se trata de un conflicto entre la Carta Magna y una ley secundaria. Aquí el diputado Moreno Collado defendió muy bien que la violación de garantías individuales debía ser sistemática, porque si no tendríamos demandas de juicios políticos con la misma profusión con la que tenemos demandas de juicios de amparo.
--¿Entonces se necesitaría que Figueroa hubiera cometido delitos todos los días? --arreciaba el temporal. Si no se está exonerando a Figueroa entonces ¿qué se está haciendo? --terciaron otros.
--El castigo que merezca --trató de devolver González Herrera--, esto es... no estamos defendiendo a un personaje de la política. En modo alguno es el sentido de la resolución y aquí les pedimos a ustedes un esfuerzo de comprensión.
En ese momento una carcajada salió sonora, sin pudores. El priísta encaró al autor: ``Aunque a usted le parezca risible... no lo es''.
El reportero le replicó: ¿Podría usted pedir la misma comprensión a las viudas y a los huérfanos?
--¿Usted se siente en esa condición? --lo reprobó. Del reclamo se había pasado a la agresión mutua.
--¿La decisión fue para justificar un crimen? --gritaba una reportera furiosa:
--¡Ni yo ni nadie está justificando un crimen! Esas preguntas no son muy objetivas... ¡Son capciosas!
A don Saúl se le amargó hasta el gesto.
--¿Considera usted que se está haciendo justicia? --concretó Francisco Garfias.
--¡Por supuesto! y le devolvería la pregunta --retó el priísta--. ¿Considera usted que deberíamos condenar forzosamente a Figueroa?
--Yo soy el periodista y usted el presidente de la Comisión. Yo no juzgué y usted sí. Yo le pregunto ¿qué opina?
--Le estoy diciendo --del enojo al regaño-- que no se trata de exonerar a Figueroa de la responsabilidad que pueda tener.
González Herrera se tendió solito la trampa y se resbaló:
``Podrá tener muchas (responsabilidades) en el orden político (aunque minutos antes había votado porque no lo juzgaran precisamente en ese orden) y en el orden legal.. ¡que las afronte!''.
Un grupo de informadores de radio se había plantado atrás de los priístas y desde ahí no les daban tregua. Una reportera les espetó: ¿Quiere decir que para el PRI pesa más un compadrazgo que el ejercicio de la ley?
--¡No quisiera contestar a eso! --refunfuñó.
Fernando Pérez Noriega, presidente de la Comisión de Justicia, y los diputados perredistas, Leonel Godoy y Zambrano, así como los panistas Zapata Perogordo y Alejandro González Alcocer (Francisco Peniche Bolio se retiró antes de la votación), explicaron a la prensa sus razones.
``El gobernador con licencia violó gravemente la Constitución. Violó las garantías individuales y trastornó las funciones normales de las instituciones dentro del Estado, por lo que estaba plenamente soportado que se le abriera el proceso. Pero se impuso la mayoría mecánica que hizo una interpretación parcial del informe de la Corte'', sintetizó Pérez Noriega.
Godoy expuso que para el PRD, de plano los priístas interpretaron de manera ``chicanera'' la Constitución y la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos.
Zapata Perogordo remató: ``Los priístas rompieron las estructuras del derecho e invalidaron la opinión del más alto tribunal de la nación. Las estructuras encaminadas a buscar justicia están trastocadas''.
Pero y en esto ¿qué responsabilidad tiene la PGR?, preguntaron los reporteros, ya que el hecho de que no ejerció su facultad de atracción también fue usado por el PRI para soportar su dictamen alterno:
Un rápido cabildeo entre los tres panistas presentes. Pérez Noriega respondió que se trataba de dos cosas completamente diferentes. Le insistieron. Volvió a tratar de explicar que una cosa era la persecución y tipificación de delitos y otra la responsabilidad política. Los reporteros estaban insistentes.
Para concluir, los opositores resumieron: ``Prevaleció la impunidad política'' y anunciaron que haciendo uso de un derecho, pedirán al pleno de las Comisiones Unidas de Gobernación y Justicia revisen el caso. Saben ya que no prosperará, pero ``por si las dudas'' apelaron a la reflexión y la justicia.
Antes, cuando los priístas se prestaban a abandonar con caras agrias, el sitio donde se encararon con los reporteros, alguien les lanzó la última pregunta: ¿Tienen ustedes su conciencia tranquila?
"¡Jé-jé --soltó nervioso Saúl González Herrara. Guardó un momento de silencio como si algo lo asaltara repentinamente y enseguida, recuperado, contestó:
``¡Absolutamente..!''.