La Jornada Semanal, 2 de junio de 1996
Cuando tocamos en Europa recorrimos diferentes circuitos culturales
relacionados con el rock. Cuál era su historia? Muchos de
ellos eran herencia de los movimientos juveniles y estudiantiles del
'68. Mientras el '68 y el '71 mexicanos fueron ahogados en sangre y
censura, dos décadas después los movimientos europeos no
parecían asimilados ni mediatizados del todo. Aún sin
restos utopistas, gozaban atrincherados de relativas conquistas:
pequeñas prácticas alternativas en medio de una sociedad
consumista.
Utopías o arqueologías
Seguramente, las teorías sesenteras murieron como sueños futuristas en las generaciones europeas posteriores, pero también es cierto que, a nuestros ojos, aquellas utópicas figuraciones, acaso ambiciosas, parecían haberse diluido modestamente en espacios de ejercicio diario tan poco espectaculares como cotidianos. Viniendo de un país cerrado y autoritario como México, de qué otra forma podíamos percibir la existencia de estaciones radiofónicas independientes, foros multidisciplinarios, cafés y bares de música en vivo?
Durante los primeros dos meses de nuestra gira, tocamos en pequeños bares de barrio con escenarios diminutos y un aforo mínimo. Es decir, en los lugares donde tocaría cualquier grupo europeo que inicia, sin "glamures" filosóficos ni mayor infraestructura. Sin embargo, cuántos bares abiertos a las bandas desconocidas y a un público multiclasista, con precios accesibles, existen en nuestro país?
Nuestra gira se fue alargando cada vez más y pudimos conocer no sólo estos pequeños bares, sin mayor aspiración que la música en vivo, sino también espacios culturales con proyectos alternativos más desarrollados o, en el otro extremo, los festivales masivos del verano europeo, inscritos ya en la lógica de la gran industria del espectáculo y sus megaproducciones impecables, donde coincide gente como Bob Dylan, Leonard Cohen, o Sonic Youth, con otra menos renombrada. Nuestra gira duró finalmente seis meses, un viaje por los vericuetos de lo que podría ser la geología de los consumos rockeros y (sub)culturales en ese continente.
Caravaneros, travellers, modernos primitivos, neopunks, poshippies, darks, híbridos, ecologistas, activistas, autónomos, estudiantes, homosexuales, gitanos, braceros argelinos en París o turcos en Alemania, etcétera, todos inmersos en las grietas que la sociedad europea les ha dejado como hábitat... Pequeños bares de barrio o conciertos masivos, squats,(1) barrios multiculturales (multirraciales) como Kreuzberg o Barbes, en Berlín y París, respectivamente, herencias de la radio libre setentera en Radio Sherwood de Italia, espacios que combinan la institucionalidad con la independencia, como radio BPRO de Holanda, experimentos comunitarios tipo Christiania en Copenague, foros multidisciplinarios como Melkeweg y Paradiso en Amsterdam, o el WUK en Viena...
Los squats
Paradiso, por ejemplo, es un foro multidisciplinario que durante más de 25 años ha sido núcleo crucial para los diferentes movimientos subculturales del continente. Su edificio funcionó como Iglesia hasta los cincuenta, posteriormente albergó un mercado de alfombras o algo así, y finalmente fue abandonado. En 1968, un grupo de jóvenes lo tomó como squat y organizó conciertos. Cuando Maldita Vecindad tocó en Paradiso, el 7 de junio de 1993, Jaap Zondervan era el programador de los espectáculos desde hacía once años. Platiqué con él después de la prueba de sonido, antes del concierto que compartiríamos con el grupo norteamericano Thelonious Monster.
Para Jaap, el squating no garantizó por sí sólo la conquista de Paradiso: "Desde luego que tomarlo por asalto era una forma de presión", comentó, "pero tampoco fue necesaria tanta, ya que el gobierno holandés estaba consciente de las nuevas formas culturales juveniles y se mostró dispuesto a respetarlo; eso fue una gran suerte." Probablemente, Jaap quería establecer un distanciamiento entre el squating y el origen de Paradiso. No lo sé, lo cierto es que esa práctica se ha desprestigiado bastante en varios sectores europeos. Para muchos, lo squats han perdido esa parte glamorosamente artística que encerraba prácticas socialmente propositivas en los sesenta y setenta. En cambio, ahora los ven como simples casas habitación para outsiders, o focos para "vagos" reventados.
Visitamos diferentes squats durante la gira, y su diversidad era como un universo con diferentes capas geológicas imposibles de generalizar. Efectivamente, las distancias en el tiempo contraponían sus propuestas y los distanciaba entre sí. Por ejemplo, los miembros del squat Polderweg, en Amsterdam, nuevo en 1993, consideraban que los squats holandeses mejor establecidos se habían burocratizado, "están más preocupados por apoyar revoluciones en tierras distantes, o disertar sobre reglas y regulaciones, que en apoyarnos". Lo que Polderweg proponía a cambio era el "aquí y ahora"; una guardería, un café bar, "fiestas subterráneas de baile", conciertos, espacios para artistas que quieran pintar, trabajo comunitario... Mientras tanto, con intenciones "más combativas", un squat en Berlín organiza espectáculos "off scene", es decir, festivales contrainstitucionales. Por ejemplo: durante la temporada del Festival de Jazz en Berlín, el squat organiza un contrafestival de jazz; lo mismo hace con festivales de teatro y otras disciplinas.
Así que hay squats de todo tipo, desde lugares de simple convivencia colectiva, hasta los que también presentan proyectos, o incluso los que dejaron de ser casas habitación y evolucionaron como pequeños bares autogestionados, sin mayor propuesta filosófica que el espacio mismo; su prestigio radica entonces en el ambiente, el DJ y la banda que toque esa noche. Un ejemplo es el bar De Kroeg, en Amsterdam, donde vimos al excelente grupo Painting Over Picasso; el lugar tiene un escenario tan pequeño que el grupo se mezclaba con el público; fue uno de los conciertos más divertidos que he visto.
Barrios multirraciales
Evidentemente, hasta los squats más pequeños son casi siempre importantes, aun sin reconocimiento gubernamental. Pueden ser foros de grupos o artistas vanguardistas, y sus espectáculos reducirse más al carácter de fiestas de amigos, pero siguen siendo laboratorios de experimentación. En realidad, su "desprestigio" es proporcional a los crecientes intereses neoliberales de algunos sectores europeos que, entre otras cosas, buscan valorar el suelo de sus ciudades desalojando a los habitantes más heterodoxos, no necesariamente squats, sino también a las minorías étnicas, a los braceros, y a las propias subculturas locales.
Cuando tocamos en París, una amiga argelina nos invitó a un festival callejero en el barrio multirracial de Barbes, en el corazón de esa ciudad, donde habitaban comunidades árabes y del África negra. El festival fue organizado por estas comunidades para protestar por el desalojo de sus viviendas, medida impulsada por el gobierno capitalino para, según nos dijeron, elevar el precio de la zona. Al llegar a la plaza de ese barrio, parecíamos de vuelta en el tercer mundo: niños descalzos y con la panza al aire, puestos de carne asada con pan árabe como tacos gigantescos, cervezas, y un templete improvisado donde se escuchaba a grupos de música raï (rock argelino) y música negra. No hemos vuelto a Europa desde 1993, pero creímos adivinar un desenlace parecido a los desalojos mexicanos: mi amiga argelina me contó recientemente que el barrio fue efectivamente desocupado y vendido a ricos comerciantes árabes, mientras que los antiguos inquilinos tuvieron que emigrar a los suburbios parisinos.
Los travellers
De la misma forma, cuando estuvimos en Londres alguien nos comentó que se intentaba implementar nuevas leyes para limitar tanto al squating como a los asentamientos irregulares o temporales, práctica que cobija a las subculturas de los travellers, especie de neogitanos posurbanos.
A grandes rasgos, los travellers son una especie de caravanas posjipiosas, que congregan ya a tres generaciones. Hay niños cuyos padres han nacido y vivido toda su vida en estas caravanas. Los travellers suelen ir de festival en festival de rock, o recorrer lugares para ellos simbólicos, como el sitio arqueológico de Stonehenge, donde practican rituales que mezclan su modernidad motorizada con antiguas tradiciones místicas de su Europa.
La primera vez que vimos a las caravanas fue en el Festival de Glastonbury,(2) en Inglaterra, donde cada año más de cien mil personas acampan durante tres días, entre ellas los travellers con sus hileras de coches casa. Cuando no hay festivales de rock, los travellers se establecen a campo abierto, cosa que molesta a los terratenientes más conservadores, quienes están fuertemente representados en el Parlamento. Por su parte, las leyes anti squating generaron en esos años una interesante defensa: varios músicos de rock poco amnésicos, ahora famosos, como Bob Geldof, ex cantante de los Boomtown Rats, declararon que sus bandas nacieron en los squats, que si no hubiera sido por estos espacios no habrían tenido ni siquiera un lugar donde ensayar sin molestar a los vecinos.
Circuitos culturales
Los squats "históricos" que lograron consolidar sus proyectos multidisciplinarios, como Paradiso en Amsterdam, o el Wuk en Viena, entre los más célebres, han obtenido el reconocimiento gubernamental sin perder su independencia. Por lo mismo, no se consideran ya squats sino foros culturales.
Paralelamente, varias ciudades holandesas, por más pequeñas que sean, tienen un espacio similar, no siempre originado como squat pero sí autogestionado. Estos espacios también son apoyados por el gobierno y considerados como "casas de la cultura" locales. Cuando tocamos en este circuito del reventón cultural administrado por jóvenes, sus programaciones anunciaban cosas tan diversas como la gira de Linton Kwese Johnson con su lectura de poesías. Especie de bares y casas colectivas, nos sentábamos en su comedor a esperarla prueba de sonido, cotorrear con los chavos e ingerir al fin algo decente, más hogareño que el fast food de las carreteras.
Las subculturas musicales
En opinión de Jaap, lo importante de lugares como Paradiso para la cultura holandesa, es que están abiertos a las bandas nuevas, además de que programan, según sus palabras, "todo lo que resulte interesante política y culturalmente, desde presentaciones de libros con temas tan alejados del rock como la Biblia, por ejemplo, hasta eventos donde lo central es el simple hecho de bailar, el baile".
Para los movimientos musicales mundiales, Paradiso es como una puerta hacia el Continente. Muchos grupos famosos empezaron en Paradiso: en los sesenta, Pink Floyd y Jefferson Airplane; en los setenta, Sex Pistols y Police; ahora, Red Hot Chili Peppers. La mayoría de los grupos que se hicieron famosos, vuelven a tocar en Paradiso cuando pasan por Holanda; eso enorgullecía a Jaap: "Muestra que nos consideran un foro importante; sin embargo, nosotros seguimos siendo un espacio para las bandas nuevas."
Por lo mismo, Paradiso ha congregado a diferentes subculturas durante sus 28 años de vida. "Cada cinco o seis años hay un audiencia diferente", recuerda Zondervan. "Comenzó con los `nuevos estudiantes' de la revolución de los sesenta, del '68, después vinieron los hippies, luego los punks, en '78 llegaron los Sex Pistols y todos esos; luego, esa especie de modernismo de la escena tipo Nick Cave. Ahora es más trash-funk al estilo Red Hot Chili Peppers o Living Color."
La programación de Paradiso para mayo y junio de '93 incluía conciertos de Daniel Lanois, P.J. Harvey, Fishbone, el regreso de Velvet Underground, que agotó localidades, y Los Lobos; pero Paradiso es también un foro para las bandas africanas, asiáticas, caribeñas y latinoamericanas que visitan Holanda. También es crucial para los grupos holandeses, desde los desconocidos hasta los más famosos que, según Jaap, son los que llegan a vender hasta 50 mil discos: "Eso es mucho para nuestro país." Entre todas estas bandas, el público se distingue según el estilo de música: "Tenemos grupos holandeses tocando algo así como motown en holandés, y que tienen la misma audiencia que un grupo motown extranjero, así que no es la lengua sino el tipo de música y de appeal, lo que identifica al público."
Paradiso programa principalmente conciertos. Para ello tiene la sala grande, con más capacidad que la de Melkeweg (otro multiforo célebre de Amsterdam), y un bar que también es para conciertos pequeños u otras actividades, además del infaltable coffe shop.
La Vía Láctea y el sistema solar
Por su parte, Melkeweg (La Vía Láctea), tiene diferentes espacios donde se presentan teatro y exposiciones de manera simultánea. Su edificio fue originalmente una fábrica de leche abandonada; hoy día es uno de los foros multidisciplinarios más deslumbrantes que conozco. Por el mismo boleto accedes a todo el edificio: en la planta baja hay un restaurante bar, un mercadito, la sala para los conciertos y una galería de arte que en junio de '92 exhibía fotografías de Suzanne Decher y del bosnio Miro Zubac; en el primer piso hay una gran sala de cine que entonces proyectaba el documental sobre el sida que homenajea a Cole Porter, Red Hot and Blue, y otra pequeña para videos; en el último piso hay una cafetería bar. Tocamos ahí el 2 de marzo, también con Thelonious Monster. Hay alguna línea cultural divergente entre Paradiso y Melkeweg? Para Jaap ninguna: "Los dos somos del 'ala izquierda' de la cultura, o alternativos, si lo quieres ver así."
Cuando hablas del "ala izquierda", estás pensando en alguna tendencia política específica, asociada a un partido u organización?
No dice Jaap, nosotros no somos de ningún partido político, ni somos del "ala izquierda" en el sentido estricto; simplemente quise decir que estamos abiertos a cualquier manifestación cultural y política, excepto para aquellas que nieguen tal apertura. Tampoco estamos en contra del pensamiento derechista por una diferencia de etiquetas, sólo en cuanto no esté abierto a lo distinto; tú puedes tocar aquí, seas quien seas, pienses como pienses, si estás de acuerdo con la diversidad. De cualquier manera, si eres de "derecha" no creo que te interese trabajar o tocar en un lugar como éste. No puedes separar la forma en que piensas de la gente, de la historia, del futuro del mundo y trabajar aquí.
Qué tan importante es que haya lugares como Paradiso, cuando existe el avance de las organizaciones derechistas alrededor del mundo?
El mundo necesita un mayor balance respecto a la mentalidad cerrada y autoritaria, excluyente de lo que no es ella misma.
Podrías definir este lugar con palabras distintas a las de "left wing"?
Open minded, política y culturalmente, lo cual significa estar abiertos también a las manifestaciones nuevas y desconocidas.
Los puentes
Según Jaap, en la óptica gubernamental holandesa, la importancia de Paradiso y Melkeweg es también económica, ya que desde los sesenta Amsterdam es centro de reunión para los estudiantes y los "turistas" con mochila al hombro. El hecho es que el gobierno los subsidia.
Paradiso es autofinanciable?
Prácticamente sí. Recibimos un diez por ciento de subsidio respecto a nuestras finanzas; no es suficiente pero tal vez podríamos considerarnos afortunados si nos comparamos con México. Pensando en términos de la cultura holandesa, creo que la música pop necesita más. La música pop y el cine son las formas de expresión más importantes de nuestro siglo. Todos los aspectos culturales en Holanda reciben más del 10% de subsidio, y creo que eso debería de equilibrarse con el pop. Pero para ello habría que concientizar a los políticos que toman las decisiones, lograr que vean que esta música es importante. Lo mismo sucede con el patrocinio comercial: para los grupos grandes como U2 es fácil obtener patrocinadores, pero no para los grupos pequeños. Por eso es importante contar con lugares como Paradiso, que son un puente entre los extremos.
Puentes? Utopías añejas? Visto desde México, es simplemente otro mundo. Hace años que, por diferentes caminos, nuestra sociedad reclama su propia apertura; en cambio, nuestro gobierno ofrece una modernidad a contrasentido, como la nueva legislación "anticrimen", aún más represiva hacia los jóvenes. El sistema mexicano termina el siglo retomando lo peor de la herencia de nuestro '68: menos puentes aún, pero más cárcel.
(1) Un squat es una casa ocupada. En algunos países europeos pueden tomarse una casa o un edificio deshabitados, si se ocupan pacífica y permanentemente. El squating es una especie de paracaidismo pero en edificaciones y sin líderes corruptos.
(2) El Glastonbury Festival of Performing Arts se realiza anualmente desde 1971. Según el semanario londinense Melody Maker, es uno de los festivales más grandes del verano europeo; dura tres días y cuenta con unos cuatro escenarios, además de carpas para teatro, circo, comedia, cine, etcétera. En 1992 logró reunir 150,000 libras esterlinas para Greenpeace. Maldita Vecindad tocó ahí el 25 de junio de 1993.