El 16 de junio habrá elecciones presidenciales en Rusia que no solamente son importantes para la población de ese país, sino también para el resto del mundo en virtud del peso político y militar que conserva. Según las encuestas de intención de voto, dos son los candidatos con mayores posibilidades de ocupar los primeros lugares: Yeltsin y Zyuganov, aunque parece inevitable que tenga lugar una segunda vuelta electoral en virtud de que ninguno de ellos obtendría más del 50 por ciento de los votos en la primera ronda.
Uno de los factores importantes que influye sobre los resultados de una elección es el comportamiento de la economía. Desde este punto de vista, la presidencia de Yeltsin difícilmente está en condiciones de mostrar resultados positivos. La producción de la economía rusa ha registrado una de las caídas más dramáticas que haya registrado la historia económica de los últimos siglos, proceso que todavía no termina. En 1995, el producto cayó en 4 por ciento, mientras la producción industrial de 1996 era 8.4 por ciento inferior a la del primer trimestre del año anterior.En forma simultánea a la caída aguda en los niveles de producción de la economía, ha tenido lugar un proceso gigantesco de redistribución del ingreso y la riqueza que ha determinado la aparición de un sector de la población enormemente rico que se caracteriza por patrones de consumo ostentoso, que nada tienen que envidiar al de los petroleros árabes. Su contrapartida inevitable ha sido el surgimiento de amplios sectores de la población que se debaten en la pobreza.Entre los factores más relevantes que explican esta catástrofe económica se encuentran los siguientes:1. El proceso acelerado de desmantelamiento del antiguo sistema de planificación centralizada de la economía, en ausencia de las instituciones propias de una economía de mercado. El proceso de privatización de empresas públicas por sí mismo no genera un mecanismo diferente de asignación de los recursos, por lo que la economía sigue en una situación sin ningún mecanismo regulador que cumpla en forma relativamente eficiente sus funciones.
2. Un proceso de privatización caótico que determinó que muchos líderes políticos y administradores de grandes empresas públicas hayan pasado a ser, de manera muy poco clara, propietarios de ellas. Esto puede ser interpretado como una forma específicamente rusa a través de la cual tiene lugar el fenómeno que tanto Smith como Marx denominaron ``acumulación originaria del capital'' que, en el caso inglés, generó las premisas necesarias para el tránsito al capitalismo. Pero la forma inglesa y la rusa de la acumulación primitiva son radicalmente diferentes. Mientras en Inglaterra transcurió a través de la expropiación del campesinado, en Rusia se está dando mediante la apropiación de las empresas estatales. Esto ha generado una casta de políticos-empresarios que concentran en sus manos el poder y que, en ausencia de las instituciones propias de una economía de mercado y de las normas legales adecuadas, ha dado origen a un difundido comportamiento gansteril, en el cual las diferencias entre grupos de interés son, algunas veces, resueltos a través de los balazos.
En este contexto, cuáles son las fuerzas que están apoyando a Yeltsin? En primer lugar, los políticos-empresarios que se han apropiado de las empresas públicas; en segundo término, los sectores de la población temerosos, no por razones de orden económico, sino de un retorno de los comunistas al poder. Ante ellos Yeltsin se presenta como la alternativa democrática ante el comunismo dictatorial. Pero los antecedentes democráticos de Yeltsin no son de ninguna manera confiables. Recuérdese que su diferendo con el parlamento fue resuelto a través del bombardeo del congreso y del encarcelamiento de los parlamentarios opositores a su gobierno. Y, por último, Yeltsin está recibiendo de Estados Unidos y de Alemania un apoyo que puede calificarse de indecente. Basta recordar que, recientemente, el Fondo Monetario Internacional otorgó a Rusia el mayor crédito que ha concedido a país alguno en su historia.
Ante la catástrofe económica a la cual Yeltsin ha conducido a su país, las propuestas que presenta Zyuganov parecen bastante razonables: adoptar una nueva política económica; elevar el salario mínimo y los beneficios de la seguridad social; restaurar el control público sobre la industria manufacturera; independientemente de la propiedad de ella; poner fin al pillaje de la propiedad estatal y pública disfrazada de privatización; y apoyar a los campesinos, empresarios agrícolas y trabajadores de las granjas colectivas. O sea, se trata de tareas inmediatas para hacer frente al desmantelamiento y al caos de la economía que, de continuar con la política aplicada por Yeltsin, sólo podrán continuar profundizándose, dando lugar a una de las formas más salvajes del capitalismo.
El marco de descomposición del país, que exige la adopción de un nuevo curso político y económico, favorece a la candidatura de Zyuganov, pero carga con el gran lastre que representa verse como heredero del Partido Comunista de la Unión Soviética. Un gran sector de la población, no obstante haber resultado perdedor de las reformas económicas, no quiere el retorno a un régimen autoritario. Por ello, las alternativas a las que está expuesto el electorado ruso parecen estar entre lo mal y lo peor: el freno al caos con autoritarismo o la continuación de la debacle con autoritarismo.