Se oponen vecinos del Ajusco a que se instale allí una base militar
Instalar una base militar en estratégica zona del Ajusco es el objetivo de una campaña del Ejército Mexicano entre los comuneros de San Miguel y Santo Tomás, quienes han mostrado una firme oposición a los planes de las autoridades castrenses por razones de protección ecológica, de subsistencia económica y, sobre todo, por la desconfianza que les produce la presencia de las tropas en los alrededores.
Durante una asamblea realizada ayer domingo en el auditorio del Comisariado de Bienes Comunales, los alrededor de 500 comuneros que tienen el dominio legal de dichas tierras rechazaron por abrumadora mayoría la propuesta planteada por el general Manuel Avila Pérez, jefe de la primera zona militar, para que se instale una base de adiestramiento de aproximadamente cien hectáreas en el lugar conocido como Llano Vidrio, por medio de un convenio que tendría una vigencia mínima de seis años.
El general Manuel Avila (segundo a la
izquierda),
jefe de la I zona militar, en la asamblea en el
auditorio del Comisionado de Bienes Comunales.
Al micrófono,
Luis García, presidente de los
comuneros de Santo Tomás y San
Miguel.
Foto: José Luis Guzmán
La propuesta no era nueva para los comuneros, ya que en una asamblea anterior --el 27 de abril-- les había sido presentada, en nombre del Ejército, por Fernando Dávalos, funcionario de la delegación Tlalpan; José Luis Mares, de la coordinación zonal de guardias forestales, y un representante de una dependencia ambiental. Sin embargo, en esa ocasión los comuneros pospusieron la votación luego de pedir que un miembro de la Secretaría de la Defensa Nacional detallara la proposición.
Dávalos les había expresado que ``el señor jefe del Departamento del Distrito Federal (Oscar Espinosa Villarreal) va a apoyar la decisión que ustedes tomen''. Pese a esa promesa, entre ambas asambleas, el general Avila Pérez mantuvo reuniones particulares con los líderes de los comuneros para convencerlos de los beneficios que representaría la base militar, según corroboró en entrevista Luis García, presidente del Comisariado de Bienes Comunales.
Asimismo, García --quien se mostró partidario del proyecto-- comentó, poco después de la votación, que ``tenemos que ir buscando la manera de hacer labor de convencimiento poco a poco'' y que el Ejército haga ``proposiciones más atractivas''.
Las ofertas hechas por el general Avila Pérez fueron esencialmente las mismas que ya había planteado Dávalos: instalación de un vivero para reforestación, realizar labores de asistencia médica gratuita y, sobre todo, la derrama económica que produciría la adquisición de alimentos para las tropas.
No obstante, estas promesas no alcanzaron a quebrar el sentimiento de inquietud y desconfianza que prevalece entre los comuneros, quienes desde meses atrás se hallan muy descontentos por la presencia masiva de efectivos de la primera zona militar los fines de semana.
Los participantes en la asamblea del 27 de abril expresaron su preocupación porque dichas instalaciones ocasionen un mayor desabasto de agua, de energía eléctrica y la destrucción de especies animales y vegetales. Pero las objeciones más importantes fueron en el sentido de que la presencia de los soldados propiciaría la proliferación de alcoholismo, prostitución y drogadicción.
En realidad, lo que más alarma produce es la posible prepotencia con que actúen los militares frente a la población civil. Los temores no son infundados, ya que de acuerdo con el testimonio de vecinos ajusqueños durante mayo, junio, julio de 1995, cada fin de semana llegaban entre dos mil y tres mil soldados hasta la zona de Llano Vidrio, donde establecen un completo dominio, al grado que realizaban patrullajes en lo que detienen a los habitantes, los interrogan sobre el rumbo que llevan, los catean y si les encuentran alguna arma se la decomisan. Estas expediciones se siguen realizando aunque con menos regularidad; lo que sí es frecuente entre semana es la presencia de pipas y camiones militares en la carretera panorámica del Ajusco, así como de jeeps con equipo de transmisión, estacionados en la iglesia de Santo Tomás.
Llano Vidrio está ubicado en la parte más alta de la carretera Panorámica, en un entronque que comunica a la ciudad de México con diversa poblaciones que quedan al sur de Toluca, así como con las Lagunas de Zempoala, además de ser paso obligado de las procesiones religiosas que se dirigen a Chalma. El intenso tráfico quedaría indudablemente bajo control militar de concretarse el proyecto de la base.
Sin embargo, esto depende de la anuencia de los comuneros que, en virtud de los decretos presidenciales de 1948 y 1988, son los únicos que pueden tomar una decisión al respecto. Luis García admite que después de la votación de ayer podría replantearse la propuesta, pero confía en que la labor de convencimiento haga cambiar de opinión a sus representados.
Interrogado al respecto, el general Avila minimizó la importancia que pudiera tener esta base militar de adiestramiento y se limitó a comentar: ``Todo depende ya del Departamento Jurídico de la Secretaría de la Defensa''.
Pero tras la adversa votación, a las 11:30 horas no se retiró, si no que se quedó a presenciar hasta bien entrada la tarde la maratónica reunión. Al parecer, la batalla de Llano Vidrio aún no ha terminado. (Carlos Ayala)