De un total de 2.7 millones, sólo 303 mil reciben educación especial
Roberto Garduño Los programas para atender a los más de diez millones de mexicanos discapacitados no tienen la penetración necesaria, sobre todo con los niños. De los 2 millones 727 mil 989 infantes que han quedado inscritos en el Registro Nacional de Menores con Discapacidad, 606 mil 62 carecen de todo tipo de servicio educativo y sólo 303 mil son atendidos en escuelas de educación especial.
En el Informe Anual 1995-1996 del Programa Nacional para el Bienestar y la Incorporación al Desarrollo de las Personas con Discapacidad se señala que la ignorancia, el abandono, la superstición, la indiferencia y la falta de conciencia social han determinado que los infantes con debilidad visual, audición, lenguaje, deficiencia mental, epilepsia, ceguera, síndrome de Down, parálisis cerebral y mudez no sean atendidos por personal especializado.
Dos millones 121 mil infantes discapacitados reciben, efectivamente, algún servicio educativo. La anomalía se presenta porque un millón 818 mil se atienden en escuelas regulares y el resto, 303 mil, reciben instrucción en centros de enseñanza especial. A la fecha sólo 11 mil niños con estos problemas han sido integrados al sistema regular.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) destacan que el reto educativo para el sector de los niños discapacitados no es sólo la cobertura, sino la atención específica de los menores que se se encuentran en la matrícula de las escuelas regulares.
``Es prioritario proporcionar al niño y a sus padres los estímulos necesarios para facilitar su integración educativa y en esta tarea el maestro adquiere una función relevante...''
La discapacidad en los niños
El Registro de Menores con Discapacidad --elaborado recientemente por encargo del presidente Ernesto Zedillo-- identificó que el mayor número de niños --29 por ciento del total-- fue registrado con debilidad visual.
Se concluyó que gran parte de esos infantes no padecen debilidad visual severa, pero si presentan problemas de visión que podrían ser corregidos con el uso de lentes, pero el problema es que por falta de recursos y de exámenes, la visión de los menores se va deteriorando. ``Son urgente las estrategias intersectoriales para dotar a esos menores de anteojos o buscar subsanar su condición (sic)''.
La segunda categoría en magnitud --11.6 por ciento-- fue la de niños registrados con más de una discapacidad. El 11.3 por ciento tiene problemas del habla, aunque el documento atribuye ese fenómeno a tres factores: ``No habla bien porque el español es su segunda lengua; no habla bien porque los efectos de la desnutrición se manifiestan en la adquisición tardía de la lengua; o no habla bien por alguna discapacidad o defecto de nacimiento''.
El resto de las discapacidades son: problemas de audición, lenguaje, deficiencia mental, malformaciones, epilepsia, sordera, ceguera, uso de muletas y sillas de ruedas, síndrome de Down, parálisis cerebral, amputación y mudez.
Los datos del registro por grupo de edad muestran que entre la población de 6 a 12 años de edad se identificó más de 10 por ciento de menores con discapacidad. No así el grupo de los infantes del grupo de 0 a 5 años, donde falla la identificación temprana y la pronta atención. Faltan por realizar acciones integrales para identificar a la población de 13 a 20 años .
Para elaborar el registro se repartieron 23 millones de cédulas de registro en igual número de hogares. En la mayoría de los estados se encontró que entre 20 y 30 por ciento de los menores con discapacidad no fueron registrados directamente por sus familiares, ``pero sí fueron identificados por otros padres a través de la cédula que recibieron para sus hijos.
``Estos menores con discapacidad, no inscritos directamente por los padres, son los que no reciben ningún tipo de servicio educativo y son los que ameritan un esfuerzo intersectorial''.