CHIAPAS: PASOS DE DISTENSION

En la reunión que la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y la dirigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional tuvieron antenoche en La Realidad, Chiapas, se lograron importantes pasos concretos para avanzar en la solución de los problemas de ese estado y para consolidar el proceso de pacificación: el acuerdo de celebrar en San Cristóbal las Casas, el último día de este mes, el pospuesto Foro Especial sobre Justicia y Democracia, originalmente previsto para el 28 de mayo, y reactivar las pláticas entre el EZLN y el gobierno en San Andrés Larráinzar en próximas fechas.

Debe agregarse a ello el levantamiento del estado de alerta roja que la dirigencia de los rebeldes había ordenado a sus efectivos, así como el retiro de la renuncia del senador Heberto Castillo a la Cocopa.

Debe observarse que la exoneración de Javier Elorriaga Berdegué y la liberación de Sebastián Entzin por parte del Tribunal Unitario de Tuxtla Gutiérrez ha constituido el comienzo de esta concatenación de valiosos actos de distensión en la convulsionada entidad del sureste, actos que constituyen, de cara a la sociedad, una reconfortante reafirmación de la voluntad de paz que anima al gobierno y a los insurgentes.

Por supuesto, el conjunto de circunstancias que dio origen al alzamiento del 1 de enero de 1994 dista mucho de haber quedado resuelto, pero lo ocurrido desde el pasado jueves fortalece la posibilidad de encontrar las soluciones pertinentes dentro del único marco que debemos concebir y desear los mexicanos: el de la negociación pacífica, el diálogo y el apego a derecho.

En este contexto, la próxima reanudación de las pláticas de San Andrés y la realización del Foro sobre Justicia y Democracia cobran una particular relevancia, en la medida en que permitirán avanzar en el examen y el esclarecimiento de los conflictos económicos, políticos y sociales que afectan a Chiapas y al país, así como encontrar formas de solución sin exclusiones, sin vencedores ni vencidos, con dignidad y justicia.


PARIDAD Y SALIDA DE CAPITALES

Según el Informe Anual del Banco de México, durante el año pasado esta institución intervino 25 veces en el mercado cambiario con el fin de evitar una devaluación mayor de la ocurrida, sobre todo en noviembre. El costo de estas operaciones, según el documento, fue de casi 5 mil millones de dólares.

En el mismo informe se señala que los depósitos de mexicanos en el exterior aumentaron, también, en casi 5 mil millones de dólares. Es conveniente reflexionar sobre las causas de estos fenómenos y sobre las posibles alternativas.En primer lugar, debe reconocerse que si el Banco de México no hubiera tenido estas intervenciones, la devaluación del peso habría sido aún mayor. Pero ha de admitirse, también, que la depreciación de la moneda nacional era más el síntoma que el problema, y que en este sentido la actuación de Banxico fue una acción emergente que no resolvió las causas de fondo de la salida de capitales y de la muy insuficiente inversión productiva en México.

Ciertamente, no corresponde a la institución bancaria cuya función central es la regulación monetaria corregir los grandes desajustes económicos del país, por más que éstos siguen siendo, en alguna medida, similares a los que provocaron la fuga masiva de capitales y la devaluación y deben, en consecuencia, ser corregidos.El mercado interno sigue deprimido, como se aprecia en muchas de las noticias del ámbito económico, lo cual se traduce en una escasa motivación de empresas nacionales y extranjeras para llevar a cabo inversiones productivas orientadas a las ventas dentro del país.

En cuanto a los mercados externos, no es fácil, para las empresas nacionales medianas y pequeñas, reorientarse a la exportación, no sólo por falta de capital necesario en un marco mundial de gran competitividad y calidad, sino también por la falta de relaciones e información en y del exterior, así como por las restricciones al libre comercio que imponen las grandes economías, la estadunidense en primer lugar. Incluso importantes empresas exportadoras han sido objeto de medidas proteccionistas en Estados Unidos.

Otra de las causas de la baja inversión es un régimen fiscal muy difícil de soportar para empresas pequeñas y medianas. Esto contribuye a explicar el traslado de numerosas entidades textiles al llamado sector informal, a la casi ilegalidad, como se informa hoy en estas páginas. Aunado a ello, debe considerarse la enorme cantidad de trámites fiscales y de todo tipo a los que se somete a las empresas. Si una compañía grande puede pagar contadores, abogados y gestores, entre otros, para la micro y pequeña empresa estos gastos resultan una carga demasiado onerosa, y no pocas veces, fatal. Entre el cierre de empresas, la consiguiente cancelación de fuentes de trabajo y la depresión del mercado interno, se establece un círculo vicioso difícilmente superable.

A este panorama hay que agregar, además, el problema de las altísimas tasas de interés. Estas repercuten, por un lado, en una baja del poder de compra del consumidor: si éste usa tarjeta de crédito, los altos intereses se ``comen'' parte de su poder de compra. Por otro lado, son pocas las inversiones productivas que pueden hacerse sin recurrir a financiamientos, y más escasas aún las que resultan tan rentables que proporcionen utilidades suficientes para pagar el préstamo y sus intereses.

En suma, la necesidad de evitar la salida de capitales, y lograr una mayor estabilidad cambiaria que evite costosos rescates del peso debe llevar a una revisión de puntos nodales de la política económica del país.