En la economía informal, 83% de las empresas de la confección
Patricia Muñoz Ríos Por efectos de la crisis económica, el 83 por ciento de las empresas dedicadas a la confección en el ramo textilero ``optaron'' por incorporarse a la economía informal, reconoció el presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido, Ramzy Casab, y precisó que de un total de 11 mil 265 unidades económicas dedicadas a esa actividad, 9 mil 287 no tienen registro fiscal ni cubren las cuotas de seguridad social de sus trabajadores.
En conferencia de prensa, el industrial explicó que en aras de la subsistencia, un número importante de micro y pequeñas empresas del sector del vestido han tenido que ``incorporarse'' a la economía informal sin reportar a la Secretaría de Hacienda, al tiempo que otras tienden a la subcontratación o el ensamblaje.
Casab dijo que las expectativas de supervivencia de estas empresas han estado limitadas severamente por la grave contracción que ha sufrido el mercado interno, su bajo perfil competitivo y sus volúmenes de producción residuales, lo que los pone a merced de las condiciones que les imponen clientes y proveedores.
De acuerdo con las estimaciones de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido, los 9 mil 287 talleres domésticos emplean a 46 mil 435 personas, indicó Casab, y anotó que la crisis ha sido tan dura para este sector que existe el riesgo de que cuando el mercado interno se recupere, las empresas de la confección no puedan cubrir la demanda interna y sean desplazadas por las importaciones.
En términos reales, las ventas internas de la industria de la confección se han reducido continuamente desde hace nueve años, e incluso el volumen de prendas de vestir que se comercializa en el país es 50 por ciento menor ahora, respecto del reportado en 1987.
Parte de esta situación se debió a que los productores locales fueron desplazados agresivamente por las importaciones que entraron al país por la apertura unilateral indiscriminada, comentó Casab.
Dijo que en los últimos años las empresas de esta rama han ido reduciendo tanto su participación en el Producto Interno Bruto, como su importancia en la generación de empleos. De tener el 50 por ciento del PIB sectorial en 1993, ahora sólo representa el 33 por ciento.
En la misma conferencia de prensa el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil, José Saltiel, comentó que en este sector la crisis propició la ``destrucción'' de miles de millones de dólares de riqueza productiva, representados por fábricas ahora cerradas, y dejó en el desempleo a miles de trabajadores que tenían remuneraciones por arriba del promedio nacional.
Las empresas que quedaron en peor situación económica por la crisis fueron precisamente las que se endeudaron para modernizarse y crecer, ya que enfrentaron una economía interna deprimida, una fuerte astringencia financiera con altísimas tasas de interés que hicieron impagables sus créditos, así como el crecimiento de las importaciones de productos textiles de aproximadamente 327 por ciento --entrando deslealmente un monto importante, sobre todo de productos asiáticos.
El sector textilero, indicó, se encuentra descapitalizado para poder crecer y seguir exportando, y si bien durante el último año las ventas al exterior se incrementaron en 150 por ciento en promedio, la ``situación dista de estar resuelta, pues es común encontrar empresas con pedidos, pero sin capital de trabajo para surtirlos debido a la austeridad crediticia''.
Saltiel apuntó que los empresarios dispuestos a arriesgar nuevamente su patrimonio en esta industria ahora corren altos riesgos, ya que son muchos e inciertos los factores que determinarán la viabilidad futura del sector y uno de ellos es la competitividad del tipo de cambio, el cual de nueva cuenta está perdiendo su margen subvaluatorio.