La Iglesia católica en el zócalo capitalino, un
reto al gobierno
Planificación familiar, origen de la pugna
La Iglesia católica regresó a la calle, a las plazas. Retomó un espacio que por siete décadas le había sido vedado. Pero no regresó a cualquier avenida o cualquier plaza: tomó el zócalo capitalino, el centro político del país, donde históricamente se han producido las más importantes movilizaciones de los últimos 50 años y en donde se han expresado diversos sectores sociales, en actos de repudio y de apoyo a los gobiernos prístas.Y es que desde que en el salinismo se reformó el artículo 130 constitucional, que permitió el ejercicio del culto fuera de los templos, los católicos mexicanos no habían requerido, como ahora, de un espacio, del espacio de manifestación por excelencia, para expresar su reclamo al gobierno y para dirimir, como lo hacen muchos otros mexicanos, sus diferencias con el PRI-gobierno, en las calles, especialmente en el zócalo.No es casual, como nada lo es en política o en religión, que a menos de un año 26 de julio de 1995 de asumir el cargo de arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera salga a la calle para encabezar ``la defensa de la vida y la institución familiar''. No es casual, el regaño papal al gobierno de Ernesto Zedillo enero de 1996, como tampoco lo es la visita a México también en menos de un año de tres de los cardenales más poderosos de Roma: los presidentes de las pontificias comisiones para la Familia, para La Doctrina y la Fe y para la Salud.
Tampoco resultan aisladas las recurrentes críticas de la jerarquía católica al gobierno de Ernesto Zedillo y los señalamientos directos, de Norberto Rivera, quien incluso ha llegado a poner en duda la viabilidad del proyecto económico, político y social del régimen y ha criticado el empobrecimiento de millones de mexicanos.Pero tampoco parece casual que a las críticas de la Iglesia católica al gobierno, en semanas anteriores, se haya puesto en duda la autenticidad de las apariciones de Juan Diego, la calidad moral de un sector de la Iglesia y hasta la reforma del artículo 130 constitucional, que según algunos, fue otra concertacesión del salinismo.En el fondo, entre la Iglesia y el gobierno de Ernesto Zedillo, incluido el PRI, existe una fuerte pugna derivada de la reforma constitucional del artículo 130, que según un sector importante del gobierno fue un error que debiera revertirse, mientras que la jerarquía católica insiste en avanzar en espacios que en otros tiempos le eran vedados.Pero el asunto de fondo, la principal arista de las muchas que enfrentan a la Iglesia y al gobierno, es la política de planificación familiar que ha impulsado la administración zedillista y que es severamente cuestionada por los católicos, especialmente por Rivera Carrera.
Y en esa lucha, a propósito de la celebración de Corpus Chiristi, el pasado jueves 6 de junio, Rivera Carrera presidió una celebración religiosa en el zócalo capitalino, que pretendió ser una demostración de fuerza, ya que fueron convocados todos los párrocos del Distrito Federal y la zona conurbada, a quienes se les pidió llevar por lo menos a 10 personas. Se pretendía llenar el zócalo, pero ante la escasa convocatoria, fue necesario que, de última hora, unos 40 camiones llevaran a niños y jóvenes de escuelas católicas.
En el fondo, Norberto Rivera quiso responder a un sector gubernamental que se ha negado a modificar la política de planeación familiar, y especialmente al PRI, cuyo presidente, Santiago Oñate Laborde, consultado sobre las pretensiones de la Iglesia católica, advirtió que él y su partido acabarían con la resistencia católica a los programas de planificación familiar y con la postura crítica de la Iglesia al gobierno de Ernesto Zedillo.
Al día siguiente, el viernes 7, una veintena de obispos se entrevistó con Ernesto Zedillo. Encuentro ríspido en donde el Presidente fue duramente cuestionado, especialmente por Norberto Rivera y Genaro Alamilla, sobre el derecho de la Iglesia a cuestionar las políticas gubernamentales sobre la planificación familiar y respecto a ``grupos'' del gobierno que tratan de impedir la crítica de la Iglesia.Y si había alguna duda de la disputa, debe verse con cuidado el discurso que el sábado 8 pronunció Norberto Rivera Cabrera, a propósito del III Encuentro Internacional La Dignidad de la Familia y de la Vida en la Política y la Legislación de América, a la que fueron invitados representantes de todos los partidos, incluido el PRI, pero al que se negó a asistir Santiago Oñate.``La democracia que pretendemos construir en el país jamás podrá llegar diciendo ni los veo ni los oigo, aunque tengan el apoyo y el dinero del imperio... Es necesario un verdadero diálogo para atender los temas de la defensa de la vida y de la institución familiar... En ningún momento el Estado puede sentirse atacado o cuestionado cuando la Iglesia hable sobre la defensa de la vida; más bien debe sentir que se está colaborando con él para que la intransigencia y el error desaparezcan''.
Hasta aquí la disputa. Qué sigue?