La Jornada 12 de junio de 1996

Propuso el Ejecutivo a Canadá una alianza que de ``progreso y equidad''

Ricardo Alemán Alemán, enviado, Ottawa, 11 de junio El cielo abovedado, el piso de mármol y las paredes de roble blanco, multiplicaron la acústica de la Cámara de los Comunes, en donde el Parlamento canadiense en pleno dedicó un aplauso de 20 segundos a Ernesto Zedillo, cuando el presidente mexicano rechazó la ley Helms-Burton y propuso al gobierno canadiense ``una alianza para la transformación, el progreso y la equidad''. Al igual que Canadá, dijo Ernesto Zedillo en la tribuna de la Cámara de los Comunes, México ``considera inadmisible toda medida que en vez de promover la libertad, obstruye la de los demás; que en vez de derribar barreras, las erige en perjuicio de la inversión y el comercio internacional''.


El presidente Ernesto Zedillo, durante su encuentro
en Ottawa con los miembros de la Cámara de los
Comunes y del Senado canadienses

En una ceremonia que el gobierno liberal de Jean Chrétien, sólo ha realizado en dos ocasiones la primera con el presidente Bill Clinton, el Ejecutivo mexicano dijo que su gobierno coincide plenamente con Canadá, ``en la convicción de observar y postular los principios del derecho internacional. Por eso, se opone a la legislación cuya aplicación entraña una extraterritorialidad contraria a ese derecho''.

Emotiva visita del presidente mexicano a la sede del Parlamento de este país, en donde Ernesto Zedillo dijo lo que los canadienses querían escuchar, en donde el mandatario recordó ``la grave amenaza externa'' que en una época sufrió México y en donde evocó al presidente Juárez, ``el más grande de los liberales mexicanos y héroe esencial de nuestra soberanía'', quien se inspiró en un antiguo principio ``para reafirmar que la verdadera concordia sólo puede estar fundada en el respeto al derecho''. En el recinto se encontraron Zedillo y Chrétien, para reafirmar los lazos de unidad entre ambos países y para proponerse conjuntamente ``una alianza para la transformación, el progreso y la equidad y para que veamos el futuro que tenemos en común, valoremos el cómo podemos juntos trabajar para beneficio mutuo''.

Era el más significativo de los actos previstos en el segundo día de actividades de Estado de Ernesto Zedillo en Canadá. Era la visita al Parlamento canadiense, la segunda que se produce en el gobierno liberal. Era el escenario que pocos, ``que sólo nuestros amigos'' tienen para expresarse. El mandatario mexicano llegó a las 10:00 horas. En el pórtico del recinto, cuya construcción del renacimiento gótico se encuentra en plena restauración, fue recibido por el premier canadiense Jean Chrétien y por los presidentes de la Cámara de los Comunes y del Senado, Gilbert Parint y Gildos Melgal, ataviados a la usanza británica.

En el bloque central del recinto, espacio rectangular abovedado de lino irlandés y pinturas realizadas a mano y cubiertas sus paredes de roble blanco, esperaban al premier canadiense y al presidente mexicano los representantes populares y los senadores canadienses. Además, habían sido invitados empresarios de los dos países, las respectivas comitivas y los periodistas.

Breves discursos de Parint y Melgal, en tono amistoso, de hermandad y de felicitación al visitante. Luego, Chrétien ocupó la tribuna, esa en que en incontables ocasiones defendió a su partido y la independencia canadiense. También en torno cordial, agradeció la visita del jefe del gobierno y del Estado mexicanos, y recordó las etapas históricas de México por su independencia, especialmente la Batalla de Puebla.

En 1861, dijo Chrétien, antes de la Confederación, una misión comercial salió del puerto de Montreal para buscar en México, nuevos mercados para nuestros productos. Se sabía, en Canadá, que México era un destino muy prometedor y la pequeña delegación llegó al puerto de Veracruz. Llegaron, sin embargo, en muy mal momento, pues unas semanas después, Francia había desembarcado tropas en esa ciudad. ``En mayo de 1862, México luchó una batalla en las afueras de la ciudad de Puebla. El 5 de mayo sigue siendo un día festivo nacional para México. Pero lo que no saben muchos, es que mientras tanto, los canadienses habían escapado y habían decidido irse a Brasil. Salieron corriendo y se fueron a Brasil''.

La anécdota sirvió a Chrétien para bordar su discurso sobre la independencia de México y Canadá; para que el premier canadiense dijera que los dos países tienen más en común de lo que mucha gente se percata: ``Al igual que México, compartimos una frontera con un vecino muy poderoso, muy grande, Estados Unidos. Nuestros dos países tienen una relación bilateral con Estados Unidos, que en ocasiones es frustrante, a menudo compleja, pero en general muy compensadora'', dijo.

Luego señaló que la visita de Ernesto Zedillo ``es una oportunidad para que veamos el futuro que tenemos en común, que valoremos el cómo podemos juntos trabajar para beneficio mutuo. Estoy encantado de que haya usted aceptado nuestra invitación de hablar ante el Parlamento de Canadá'', le dijo Chrétien a Zedillo.

Vino luego el turno del Ejecutivo mexicano. Sereno, Ernesto Zedillo habló de la amistad entre los dos países, entre los dos pueblos. De las relaciones diplomáticas y comerciales. Del destino común y de las oportunidades para compartir el futuro para trabajar juntos por el bienestar de ambos pueblos.

Luego, sin mencionar a la ley Helms-Burton por su nombre, definió la postura mexicana frente a esa controvertida legislación estadunidense y recordó a Juárez y el ideario del presidente liberal mexicano. En la casa de los liberales canadienses, Ernesto Zedillo fue interrumpido por un aplauso sonoro, extenso, de 20 segundos. Y como los canadienses querían escuchar, saber de México, Ernesto Zedillo les explicó el costo de la crisis económica y lo que su gobierno hace para superarla. Les habló de la justicia, injusticia que quiere ser corregida en México; de la protección a los derechos humanos, de Chiapas y de su propuesta de paz. En este punto, se detuvo para referirse a las raíces de la cultura mexicana, para hablar de Octavio Paz y para evocar el significado cósmico y terrenal del escudo nacional.El gobierno de México, dijo Zedillo, busca ``alinear, sin anular; opuestos esenciales y profundos'' que se hallan en el corazón mismo de la cultura mexicana. Otro aplauso, ahora de un minuto, despidió a Ernesto Zedillo. Había estado en una sesión solemne poco usual, prevista sólo ``para los amigos de Canadá''.

Los integrantes del Parlamento canadiense, los periodistas, los empresarios de este país, salieron contentos. La imagen de México ``ya no es la misma'' para los canadienses, para casi un millón de canadienses que en el último año visitaron México.

Por la noche, en una cena de gala ofrecida por Chrétien al mandatario mexicano, nuevos elogios mutuos, nueva ratificación de que México y Canadá trabajarán juntos ante las adversidades.