Al rumor, el contrarumor
Otra vez Salinas vs.
Zedillo
Toronto, Canadá No sólo se dijo despreocupado por
los rumores de que no terminaría su gestión.
Ernesto Zedillo fue más allá y ofreció pistas que dieron sentido al nuevo escándalo político en México, que ha involucrado a embajadores, políticos, legisladores, ex funcionarios y a Carlos Salinas de Gortari. El nuevo sainete presupone una suerte de conjura, jefaturada por el ex Presidente refugiado en Dublín, y cuya intención sería hacer caer al gobierno zedillista.
Por lo pronto, y más allá de los entretelones del espectáculo político más reciente, Ernesto Zeillo debió viajar a Otawa, Canadá, para atajar los rumores sobre su renuncia, y ofrecer algunas líneas sobre el origen del mismo. ``Yo no soy el que empieza estos rumores'', dijo el Presidente en entrevista televisiva con Elizabeth Palmer, conductora del programa The Lead, en Toronto.
El Ejecutivo se deslinda de ser él quien inició la escaramuza de dimes y diretes, pero reconoce la existencia de los mismos.
Luego desliza: ``para que existan los rumores se necesitan dos cosas: (primero) una persona o un grupo de amigos que decidan empezar el rumor...'' Quién es esa persona?, o Quiénes forman el grupo de amigos? El mensaje supone a Carlos Salinas y/o a sus amigos, los que se habrían reunido recientemente con el ex Presidente.
Y (segundo): ``pero también se necesitan medios de comunicación que repitan y amplifiquen estos rumores...'' La responsabilidad del rumor no sólo es de quien lo genera, sino de medios interesados en darle cuerda al rumor. Esto es, que según el Ejecutivo, existiría un acto concertado para difundir el rumor.
En el fondo, la declaración presidencial en Otawa sirvió para que Ernesto Zedillo defendiera la fuerza de su gobierno, para que se mostrara despreocupado por los rumores, y para soltar pistas sobre el origen de las versiones de que podría dejar el cargo. No es, por lo menos no parece, un cuestionamiento de estricto sentido periodístico, sino un mensaje bien preparado, que mostró a una entrevistadora bien enterada del detalle político mexicano, y que dejó ver en la pantalla televisiva a un Presidente mexicano tranquilo, seguro de sus respuestas, como si supiera bien lo que le cuestionarían y lo que respondería.
Sin embargo, debe preguntarse Por qué en Canadá? Por qué la respuesta presidencial no se dio en México? Por qué hasta ahora? Para qué hablar del rumor, si no le preocupa...?Más bien pareciera que estamos ante un contrarumor, ante una estrategia que busca revertir la presión ejercida hacia el Ejecutivo mexicano, mediante la exhibición de quién o quiénes presuntamente habrían echado a caminar la versión de que Ernesto Zedillo no concluiría su mandato.
Por lo menos existen signos que dejan suponer, que la repentina aparición de versiones de un encuentro del ex Presidente con el investigador Jorge G. Castañeda, y la relación de éste con un grupo de políticos, legisladores y ex fucionarios, entre ellos Manuel Camacho Solís, es resultado de una accion igualmente concertada.
Parece que todo arrancó el 7 de junio, el Día de la Libertad de Prensa, con el discurso que en la comida con los editores de periódicos diarios formuló Emilio Chuayffet Chemor. En una parte de su extenso mensaje, en el que fustigó a los críticos del régimen, el secretario de Gobernación dijo: ``Tenemos a los que por una u otra causa, estériles para las ideas, sólo saben ser fecundos para los rumores; creen que al sembrar dudas y provocar el caos sobrevendrá la luz, no les importa el precio. A éstos, es inútil tratar de convencerlos. Obedecen a una lógica perversa y no dan una, les fallan todos sus pronósticos; ayer el choque de trenes, la elección traumática, la recuperación imposible, la reforma impolítica que no cuajaría, la ingobernabilidad que no llegará...``Desde ese momento, la alusión pareció ir directa a un grupo de políticos e investigadores, entre ellos Jorge G. Castañeda.
Casualmente el día siguiente, el sabado 8 apareció profusamente, en plumas que sirven de retrasmisores de opiniones gubernamentales, la versión de que Castañeda se había entrevistado en Irlanda con el ex Presidente Carlos Salinas, y que existía un puente con el ex regente Manuel Camacho Solís, entre otros. Los señalamientos se incrementaron el domingo 9.
La reacción de Jorge G. Castañeda vino rápidamente, y en una extensa entrevista aparecida el lunes 10 en Reforma, niega la existencia de una ``conspiración''. Explica el trabajo en los últimos meses, y responsabiliza a José Córdoba Montoya de la campaña de rumores en su contra. Sólo que en la entrevista nunca se le pregunta a Castañeda si efectivamente acudió a Irlanda para entrevistarse con Carlos Salinas, y el propio Castañeda nunca desmintió la versión, la cual, por lo demás, fue confirmada por fuentes del primer círculo presidencial.
Las cosas no terminaron ahí. A nivel diplomático parecen moverse los hilos para retirar de la embajada de México en Irlanda a Agustín Gutiérrez Canek, diplomático que se inició como periodista, amigo de la familia Castañeda y de Jorge G., y a quien se señala como presunto puente con el ex Presidente.
La escaramuza apenas empieza y es una nueva página de la ya interminable lucha política entre el ex Presidente y el Presidente.