Con las distancias, número, grosor, olores y en general todas las proporciones guardadas, algo fundamental emparenta al mirón, el observador de altura colegiada y el cronista deportivo: saben muchísimo. No al modo de los cómplices o el alto funcionario, sino que conocen en la palma de su mano la correspondiente parcela que les toca; de cuándo y cómo comenzó el asunto, qué sucedió enseguida y por fin qué está pasando. El biólogo y el ecologista saben más que la Naturaleza, el físico y el teólogo más que Dios, el narrador siempre más que sus personajes y mucho más que cualquier delantero el comentarista de futbol. El mirón que le va a las águilas sabe más que el que le va a las chivas y por supuesto viceversa.
Pero eso es lo bueno del mirón: como la del locutor televisivo al otro lado de la pantalla, su opinión es una opinión incontestada.
Puede ser una barbaridad del observador noticioso o talkshowero, un discurso del presidente o efectivamente el clásico de clásicos: el mirón sabe siempre más, mucho más que jugadores, árbitro, entrenador y público directo (que no tuvo repetición instantánea), más que el propio patrocinador y gritará de coraje y los que no son ojetes son unos pendejos. Por su lado los comentaristas se regodean corroborando partido tras partido que cuando alaban a algún jugador éste infaliblemente mete la pata, superstición gremial no exenta de razones; pero no, lo vergonzoso de cada partido es al revés, que cuando están hablando de que esto no funciona o de que fulano está jugando pésimo o de cualquier otra cosa sin relación con la grama particular, en el mismo momento y mientras comen camote un trallazo fulminante les cierra la boca: el mirón vive unos momentos de gloria tras la tortura de tener que oír esa tonta y estentórea voz durante todo el segundo tiempo, temporada legislativa o sexenio.
Saber: es decir poder: es decir apropiarse el mundo. La ideología no es un saber; es un saber más y por encima de todos. El general, el jefe, el cliente, la autoridad, la hermosa dama, cada cual sabe más que el otro que sabe más que el otro que sabe más... Mirándolo bien todos saben muchísimo.
(Espectacular: por ahora es sólo un rectángulo verde: 12.90 x 7.20 metros y una chava de un metro sesenta de estatura)