En la actualidad, el consenso, la coherencia como cemento de nuestra especie, o las metas comunes de un proyecto nunca bautizado, pero que bien pudo haberse denominado ``el proyecto humano'', pertenecen meramente al mundo de lo onírico. El repaso a vuelapluma de las múltiples realidades, confirma el alejamiento del ser humano de sus símiles, y explica asimismo, la cruda dinámica de las circunstancias que decoran el complejo tinglado tanto del orbe como de México. Tan innumerables son los desencuentros, como inútil desglosarlos en esta reunión. Quiero tan sólo subrayar, que la educación ausente o inadecuada ha sido, y es, una de las razones principales de los desencuentros por los que atravesamos. Curiosamente, sin embargo, al hablar de educación, existe consenso: es imprescindible revitalizarla, adaptarla y esparcirla. Sin educación, en México permaneceremos estancados.
La no educación, o la óptica formativa distorsionada, conllevan consecuencias devastadoras. Si de algo sirviese enlistar los nuevos jinetes de la Apocalipsis, no dudo que la educación inadecuada ocuparía espacio preponderante. La incultura impide a los más pobres hablar, genera inequidades, es aliada silenciosa de la impunidad, la corrupción y el poder desmedido. En suma, y a riesgo de parecer absurdo, es posible aseverar que la falta de educación conviene a pocos y sepulta a las mayorías.
Cómo evaluar la enseñanza en estos aciagos días en que la intolerancia, los demonios del fundamentalismo y la destrucción del planeta son amenazas cotidianas? Podemos sustraernos a las dificultades que confrontan la familia como la comunidad? Y, finalmente, nos satisfacen los programas educativos vigentes?Los niños que hoy cursan primaria, o los jóvenes que acuden a secundaria, confrontarán, no tengo duda, un México y un mundo mucho más complejos que el actual. El sida, la opresión creciente y la intolerancia son tan sólo algunos de los parteaguas a confrontar. El entendimiento de esos fenómenos, tanto por el niño-joven como por la sociedad misma son las únicas vías para intentar contradecir a Einstein, quien decía, ``sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana; pero de la primera no estoy bien seguro''.
En los textos del Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población A.C. (Imifap) es posible encontrar algunos antídotos contra la estupidez. Su lectura combina la magia de la escritura fácil, el juego, los ejercicios y las preguntas interminables con las imágenes adecuadas. La suma de esos atributos es laudable: la conciencia de los autores se confunde con la conciencia de los niños-jóvenes y la pluma no parece salir, sino sale del libro y genera en el lector la pregunta reflexiva, la duda fértil. En síntesis, en los textos de marras quien lee, razona, se construye.
De importancia fundamental son los temas abarcados y la ruptura de tabúes y silencios perniciosos. A la niña-joven se le explica su lugar en el mundo: la pubertad como fenómeno biológico inimitable y la sexualidad como ladrillo normal del ser; se le conmina a la búsqueda y se le invita al diálogo con padres y maestros. Al joven-niño se le aclaran preguntas obvias cuyas respuestas pueden no ser tan obvias: es verdad que el autoerotismo causa dolores de cabeza o locura?, o bien, es verdad que todos los homosexuales se quieren operar para quitarse el miembro?De la conciencia del propio ser, de la normalidad de lo humano, los libros saltan a la obligación de ser. Especialmente en los diseñados para secundaria, el espacio reservado a la conciencia social ocupa lugar primigenio. Desfilan temas como el de los derechos de los menores que trabajan, el de las condiciones de empleo y el de las adicciones. Cuál es la edad en que deben sembrarse las semillas de la conciencia social? Copio de uno de los libros: Artículo 178, ``Los menores de 14 años no deben trabajar''. El México desigual es parte de los textos, y con fortuna, lo será de las conciencias de los jóvenes.El sida ocupa sitio relevante dentro de las preocupaciones del Imipaf. Los textos aludidos brindan suficientes elementos para contrarrestar los embates de aquellos grupos decimonónicos, que se han encargado de bautizar esta enfermedad con motes que ni el mismo Ionesco hubiese imaginado: ``el mal del siglo'' o ``castigo divino''. La lectura de Un equipo contra el sida, ofrece las herramientas necesarias para comprender las vías para evitar esta inmunodeficiencia, y, afortunadamente, brinda inmunización mental para comprender que no hay males de siglos, sino que más bien siguen proliferando cegueras arcaicas que pretenden desvirtuar la realidad negándola.
Si bien podemos no conocer los caminos exactos para vindicar temas como aborto, homosexualidad, sida, lo que no debemos, es dejar de bregar porque la educación se contagie y disemine. Es cierto que todos los males del hombre y de la mujer provienen de la sociedad; sin embargo, Voltaire afirmó que paradójicamente es la misma sociedad quien puede mitigarlos. Agrego, que contamos con la mejor arma para liberarnos: educar.* Fragmentos del texto que será leído en la presentación de los libros ``IDEAME'' del Imifap (Casa Jesús Reyes Heroles. 19 junio. 19:30 horas.)