La Jornada 19 de junio de 1996

Después de 3 siglos, la Iglesia católica reclama la exclusividad de Sor Juana

Renato Ravelo Si bien desde su aparición en 1982 el libro de Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, causó indignación entre los sorjuanistas católicos, fue durante el Coloquio Internacional celebrado en la ciudad de Toluca el año pasado, que se avivó el espíritu encendido que llevó, en abril de este año, a que la alta jerarquía eclesiástica reclamara, por primera vez en 300 años, la exclusividad de la figura de Sor Juana.

En dos de las ponencias inaugurales del coloquio que organizó el gobierno del Estado de México, para enmarcar los festejos del 300 aniversario del natalicio de Sor Juana Inés, el libro de Paz fue blanco de ataques por parte de Alfonso Castro Pallares y Tarcisio Herrera Zapién.


La iglesia de San Vicente Ferrer en Chimalhuacán, Estado de México, es depositaria
de la acta de nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz Foto: Frida Hartz

El primeró aseguró que Las trampas de la fe era un libro desvirtuado por un espíritu anticlerical e inclinado por ``su líbido y su lujuria''. Textualmente afirmó: ``Don Octavio Paz pierde toda educación cuando afirma que Sor Juana Inés de la Cruz, monja jerónima, la de loas eucarísticas, de los autos, de los villancicos llenos de ternura y transparencia, la de los sonetos existenciales, se MASTURBABA (con mayúsculas en la ponencia y énfasis en la lectura). Hasta ahí llega el veneno de su narcisismo''. (La Jornada, 19 de abril de 1995)

Herrera Zapién habló de 10 ofensas de Paz a Sor Juana en su libro, entre las que calificó de sacrílegas las suposiciones del Nobel, acerca de que ``Fray F. de Asvaje'' pudo ser el verdadero padre de Sor Juana.

Castro Pallares, licenciado en Teología en la Universidad Gregoriana, insistiría en su ponencia en calificar indistintamente a Paz como ``mentiroso'', ``procaz'', ``prejuicioso'', ``intolerante'', ``difamatorio''.

Tarcisio Herrera, con licenciaturas en letras clásicas por la UNAM y filosofía por la Universidad Gregoriana, había emprendido en 1984 la primera refutación a Yo, la peor de todas, película de la argentina María Luisa Bemberg, fallecida el año pasado, que se basó en la obra de Paz.

Con la publicación de aquella reseña sobre el coloquio de Toluca, aparecía una columna en la que Braulio Peralta, coordinador de estas páginas culturales, manifestaba su postura frente a quienes ``fustigan la libertad de pensamiento''.

Son ideólogos, no pensadores libres, manifestó Peralta, ``son --los representantes de Dios-- un mal de siglos. Y no aprenden. Aunque conocida y bien documentada es la historia de las prácticas sexuales encubiertas en sacerdotes; de sacerdotes y monjas homosexuales y lesbianas, de los Borgia pontífices y libidinosos''.

El editorial que concluía que ``la búsqueda de la verdad no es propósito de curitas'', fue contestado por Castro Pallares a través de una publicación de la Arquidiócesis de México, en la que buscaba descalificar a quien reseñó su participación en el coloquio, como al coordinador de la sección cultural. La ``ignorancia'' sobre cuestiones religiosas, fue la respuesta de Castro Pallares.

Tarcisio Herrera, durante una conferencia en el Seminario Conciliar, posterior al coloquio, descalificó con un epigrama el libro de Paz sobre Sor Juana:

``Más por monja que por musa,/ Paz a Sor Juana mal ve,/ y en todo un libro la acusa./ Más para acusarla él usa/ trampas de muy mala fe''.

En el coloquio, el sacerdote y sorjuanista Aureliano Tapia, salió en defensa de Paz, ``él ha hecho circular a Sor Juana por el mundo, hicieron mal quienes se metieron con su obra y su persona en la primera sesión. Si no tiene la fe católica no es razón para descalificarlo, si la propia Sor Juana toleraba a los indígenas con sus creencias''.

En esa ocasión el sorjuanista José Pascual Buxó manifestó: ``me parecía que en las ponencias que escuché (Castro Pallares y Herrera) no había absolutamente nada que se refiriera a los aspectos literarios de la obra de Paz, sino que señalando la presunta ignorancia de Paz sobre temas teológicos o de derecho canónico o de la vida íntima de los conventos de monjas, a mi juicio se hacían imputaciones indecorosas a la persona, al individuo, agraviándolo de una manera que no parecía ni oportuna ni tolerable en un acto académico''.

Este 1996, aduciendo ignorancia en temas religiosos, los sorjuanistas católicos emprendieron nueva ofensiva con la eucaristía del 24 de abril en la Catedral, donde el arzobispo Rivera Carrera refutó las tesis de Paz, reivindicó la figura del arzobispo Francisco Aguiar y Seijas, y reclamó para la Iglesia católica la figura de Sor Juana.