Empate técnico, resultado de un terso debate
Rosa Icela Rodríguez ``Querían ver sangre?... pues no se les hizo'', respondió el politólogo Lorenzo Meyer a los periodistas que al final del llamado ``debate'' preguntaban: ``Quién ganó?''
Y es que en el Polyforum Cultural Siqueiros los candidatos a la presidencia nacional del Partido de la Revolución Democrática, Amalia García y Andrés Manuel López Obrador, tuvieron un encuentro terso, diríase de caballero a dama --y viceversa. Apenas si enseñaron sus armas y en ningún momento tiraron a matar al contrario, aunque oportunidades no les faltaron.
Así, en las más de dos horas de diálogo de los aspirantes, resultó más que una confrontación, una exposición de las ideas y conceptos que han venido señalando en las campañas.
Aunque subrayaron sus diferencias y divergencias, no evidenciaron lo negativo que podrían resultar las propuestas contrarias. Evitaron a toda costa los roces. Por ello, algunos observadores imparciales alegaron: ``empate técnico''; para otros ``no estuvo claro'' y los de uno y otro bando replicaron ``ganó fulano o zutana'', según el candidato de su preferencia. Eso sí, de entrada, dijeron que Heberto Castillo, el tercero en discordia, ``perdió por default'' cuando prefirió irse a La Realidad.
Apenas unos minutos de calentamiento con sus managers tuvo Amalia García. A primera hora, bajándose del avión, entre taza de café y vaso de jugo, trazó ``la estrategia'' a seguir con tres miembros de su planilla. Por su lado, López Obrador también suspendió su campaña para el encuentro; durante una hora hizo anotaciones después de que se entrevistó con Pablo Gómez. El resto del tiempo fue de descanso para ambos hasta antes de las 18:15 horas.
Ya desde su arribo al Polyforum se vio la cordialidad que marcaría el encuentro. Los contendientes sonreían y hacían comentarios amistosos. La candidata se colgó una pañoleta al cuello que le resaltaba el rostro. El candidato estrenó traje y camisa.
Por si las moscas, les leyeron las reglas: deberán guardar respeto y abstenerse de hacer uso de improperios o manifestaciones. Así, la investigadora del Colegio de México, Jackeline Pechard, hizo la primera exposición y le lanzó el primer reto: la relación del partido con los movimientos sociales.
Amalia García respondió exactamente lo que dice en su campaña por todo el país: las organizaciones sociales no pueden estar subordinadas a los partidos, porque eso sería corporativismo, esto es un vicio que lleva al clientelismo. ``Me opongo a que a cambio de un voto se le quiera dar o quitar un servicio, o se le quiera pasar lista. El ciudadano debe ser respetado en su libre voluntad''.
En su turno, López Obrador expuso su idea de partido-movimiento: partido en época de elecciones, movimiento social en el ínter, ``y no hacer un partido burocrático o electorero, sino ganarse el respaldo del pueblo por medio de un acuerdo de apoyo mutuo''. Allá en Tabasco, dijo, nos ha dado resultado.
Era tal el tono del debate, que en su turno de réplica el tabasqueño sostuvo: ``Yo no tengo nada que replicar, respeto el punto de vista de Amalia...'', y en la contrarréplica, la zacatecana, que según unos tenía elementos para meterle un buen golpe, cortésmente lo dejó ir.
El segundo tema, sobre la reforma del Estado y la transición a la democracia, lo puso en la mesa de las discusiones el investigador César Cansino. López Obrador indicó que ``las leyes están bien hechas pero no se cumplen'', que ``la Constitución se respeta en la forma para violarse en el fondo'' y remató: mientras no se establezca un verdadero sistema democrático sale sobrando un cambio en las leyes.
Clara y convincente en su exposición y en las réplicas, Amalia García habló de que se necesita un cambio en las leyes, un cambio en las instituciones y un cambio en las prácticas políticas necesarias para transitar a la democracia. Después hizo mención de la idea de Cuauhtémoc Cárdenas de trabajar por una nueva constitucionalidad, en el ámbito electoral, judicial, económico y social.
Después, a la mitad del encuentro, Lorenzo Meyer colocó el dedo en uno de los temas polémicos en el PRD: alianzas... con quién? ``El PRD debe buscar acuerdos hasta con el diablo'', planteó Amalia en un intento de hallarle el lado débil a López Obrador, pero éste dijo: ``Sí, acuerdos hasta con Zedillo y con el PAN''.
Amalia García se quedó corta, ``no es posible ni conveniente una alianza PRD-PAN, eso es utópico, a menos que el jefe Diego quiera ser el jefe de la alianza''. Y con su respuesta vino el primer aplauso para López Obrador: ``Debemos llegar a acuerdos con el PAN para derrotar al partido de Estado poniendo por encima de nuestras diferencias ideológicas la necesidad de que en México haya una verdadera democracia''.
El moderador del encuentro, Fernando Escalante, le dio la palabra en la réplica a López Obrador, quien sostuvo: ``Si hacemos una encuesta a la gente de la calle: qué opinas sobre una alianza PRD-PAN para derrotar al partido de Estado, estoy seguro que la gente diría que sí. Los que nos oponemos somos los dirigentes, donde hay más resistencia es en las cúpulas. El pueblo es sabio''.
Después, el especialista en política Alonso Lujambio llevó al terreno interno. A la institucionalidad, a la democracia y organización del PRD. Contundente y seguro de sí mismo, el tabasqueño se vanaglorió de militar en el PRD, ``donde está la mejor militancia del mundo, que a pesar del fraude y la represión están firmes''. Se extendió en la organización, en la unidad y prometió que no dirigirá ``el partido desde Monterrey 50''.
La zacatecana habló de hacer del PRD una opción de gobierno, ``que no sólo llene plazas'' y señaló: ``Unidad, pero no a toda costa, decisiones colectivas'' y después centró su intervención ``en el reconocimiento'' de los liderazgos de Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo, Heberto Castillo, del mismo López Obrador.
Luego, el tabasqueño le regresaría el cebollazo y le manifestaría ``su admiración como una mujer inteligente, y cualquiera que sea el resultado de la elección vamos a trabajar juntos''. De paso también haría un saludo afectuoso y respetuoso a Heberto Castillo, ``donde quiera que esté''.
Antes del final, Alonso Lujambio todavía intentó contraponer a los debatientes. Pero fue en vano. Preguntó sobre el papel de Cuauhtémoc Cárdenas en el PRD. ``Es un pasivo de la institucionalidad del partido?'', les dejó ir. Pero ni el uno ni la otra trastabillaron. ``Es el dirigente político de más alta estatura moral de México. Su importancia radica en que no se va del país ni transa con el gobierno, mantiene su política de principios'', dijo López Obrador.
Amalia García, por la misma línea, con sus modales suaves, aseguró: ``Si llego a la presidencia del PRD, voy a pedirles a Muñoz Ledo y al ingeniero Cárdenas que no se alejen de la política y contribuyan con el partido''.
``Tanto Muñoz Ledo como Cárdenas son activos del PRD, y tendrán espacios de participación en el partido'', coincidieron ambos contendientes.