La Jornada 21 de junio de 1996

El ataque a Octavio Paz también es contra Sor Juana: Margo Glantz

Renato Ravelo El ataque a Octavio Paz es también contra Sor Juana, opina la escritora Margo Glantz, ``es un ataque a la libertad de pensamiento. Por qué se soslayan cosas?, por qué se callan otras?, por qué se descontextualizan los textos? No estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Paz, pero no me parece que se le pueda criticar de esta manera''.

Agrega la especialista en Sor Juana: ``el arzobispo Norberto Rivera Carrera, Alfonso Castro Pallares y Tarcisio Herrera Zapién intentan desconocer la persecución que la Iglesia católica novohispana hizo contra Sor Juana. Ahora intentan negar que hubo una gran batalla que pelearon por ella sus contemporáneos en México y España''.

En España, explica Glantz, ``la defendieron el marqués de Mancera, el marqués de La Laguna y la condesa de Paredes, y en México la defendía también el conde de Gálvez. Los fueron obligando a dejarla sola, hasta que se tuvo que enfrentar al arzobispo de México y abjurar''.

Las declaraciones de la jerarquía eclesiástica a las que Glantz hace referencia se publicaron en la revista Proceso de esta semana. En un artículo se recupera el discurso del arzobispo Rivera Carrera, del 24 de abril en la Catedral metropolitana, en el que al referirse a ``las plumas ligeras o malintencionadas'' que han escrito sobre Sor Juana, se refiere al ``mito de una persecución sin cuartel que, presuntamente, nuestra poetisa y escritora'' padeció.

La escritora presentará la semana próxima su libro Sor Juana Inés de la Cruz: saberes y placeres, editado por el Instituto Mexiquense de Cultura Foto: Guillermo Sologuren

El sorjuanista Elías Trabulse, explica Glantz, ``encontró unos documentos de la época final de Sor Juana, que responden precisamente a un proceso, que no es inquisitorial sino privado, que la jerarquía católica emprendió''.

La explicación que Trabulse da para este proceso, segun comentó el sorjuanista en entrevista reciente, es que la Iglesia católica ``siempre ha procurado evitar el escándalo''. Se trató de un proceso privado del que sólo tuvieron conocimiento Sor Juana, el arzobispo Francisco Aguiar y Seijas, el provisor Antonio de Aunzibay y Anaya, así como la superiora de Sor Juana.

Continúa Glantz: ``muchos documentos de Sor Juana no existen porque se han perdido o los tienen escondidos. Paz no fue el primero en señalar la conspiración en contra de Sor Juana, pero es una figura pública internacional. Su libro ha servido para que muchísimos críticos en el mundo trabajen el tema''.

``En el artículo que aparece en la revista Proceso se silencian muchas cosas que son absolutamente históricas, probadas con documentos, que muestran el gran malestar de la Iglesia novohispana. Me parece que eso es de mala fe: aludir a ciertas cosas de Paz descontextualizadas. Paz no dice lo que ellos dicen que dijo''.

Virgen María y Sor Juana

La entrevista con Margo Glantz regresa al tema Sor Juana que ha ocupado buena parte de sus trabajos como escritora. En la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM promovió la publicación facsimilar de los tres volúmenes de las obras completas. Los prólogos fueron de ella, de Sergio Fernández y Antonio Alatorre.

La próxima semana presentará Sor Juana Inés de la Cruz: saberes y placeres, en una edición del Intituto Mexiquense de Cultura, libro en el que desarrolla una interpretación particular sobre Sor Juana a partir de su vida y obra, así como del contexto.

Sor Juana siempre escribió sobre la virgen María, explica Glantz, ``desde 1776 aparece un villancico de Sor Juana para la Catedral metropolitana sobre la asunción de la virgen. La virgen puede hacer todo lo que las mujeres no pueden hacer. Puede ser caballera andante, oradora pública, dar sermones en la iglesia. Es un paradigma de todo aquello que la mujer no puede ser.

``Como planteamiento resulta revolucionario, aunque dentro de los límites eclesiásticos, porque Sor Juana fue una buena católica. En 1689 escribe un villancico a la Inmaculada Concepción: cuando describe a la virgen dice que `es todo aquello que no es ser Dios'. Frase que luego va a repetir textual en lo que se llamaba la carta de esclavitud a la Virgen María, que jesuitas y franciscanos firmaban, y que ella firma como una de las pruebas de su abjuración en ese proceso que le arman''.

Glantz explica a continuación cómo es que la virgen María adquirió importancia desde el siglo XIII con los franciscanos, hasta convertirse en la iconografía más importante de la Edad Media y la ``Inmaculada'' del Renacimiento. Aclara sin embargo que el dogma de la Inmaculada Concepción estaría sancionado por la jerarquía católica hasta 1854: ``siete siglos en que la virgen está siendo defendida por la Iglesia, por los creyentes, sin que el Vaticano la considere dogma''.

``La virgen María es el paradigma: encarnación y eucaristía. Sin ser Dios, nadie está tan cerca de El. Para Sor Juana eso es muy importante, lo maneja a lo largo de sus villancicos. Ahí hay una cosa muy juguetona, muy popular, muy fiestera, pero al mismo tiempo hay un pensamiento teológico muy profundo''.

A pesar de esta constante referencia a la Virgen María, continúa la especialista, ``la Congregación Mariana que estaba encabezada por Núñez de Miranda --el que constantemente daba prédicas y decía cuál era la máxima fineza de Cristo--, estaba en contra de Sor Juana''. Esto, recuerda Glantz, ``porque Sor Juana no aceptaba que la máxima fineza de Cristo fuera aparecer en la eucaristía. Ella decía que la mayor fineza de Cristo era no participar, dejarnos libres, libre albedrío total, no intervenir.

``Sor Juana maneja el voto de obediencia de una manera elástica; piensa que nadie puede estar contra el albedrío, que fue una cosa que Dios dio a la gente. Estar contra el libre albedrío era estar contra Dios''.

--Es común imaginar a Sor Juana como un personaje aislado...

--El mundo de Sor Juana está lleno de figuras novohispanas. Me parece negativo pensar que ella es fruto de generación espontánea. Se confrontó a una serie de circunstancias, voluntad y talento. También influyó que su obra fuera conocida en España.

``No es una figura extraordinaria. Sigüenza y Góngora, el propio padre Núñez de Miranda eran hombres muy inteligentes. Sor Juana forma parte de una tradición importante.

``Cabe destacar: en el segundo volumen de las obras, que Sor Juana organizó y publicó en Sevilla en 1692, hay 100 páginas de censuras y panegíricos. Figuras importantísimas en España consideran que en ella se concentran las calidades y cualidades de todas las mujeres tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, de la historia romana y griega. Dicen que Sor Juana no ha escrito una sola línea que pudiera concebirse como indecente.

``Navarro Vélez, que es un inquisidor del Santo Oficio en España, dice que la poesía de Sor Juana es `como las azucenas más puras', y el emblema de la virgen María es la azucena. La compara con la flor más pura, la azucena, la flor de la anunciación''.


La mojiganga de los monjes

A las gentes de manteo

les dio por dejar su nuez

y entregarse al montoneo,

donde hallan su mejor hez.

A Juana la quieren Chana

y, muy finchados y mochos,

mocharle su grande gana

de trazarle al amor ochos.

Vestirle el jubón de azotes

a Octavio ansían adieso

porque en la monja y sus dotes

vio al ángel de carne y beso.

Golpes de pecho o de empacho?

Presbicia del presbiterio?

Sopeo en viejo gazpacho,

vicio de propio sahumerio.

Muy majos andan los monjes

haciendo esgrima grimosa.

Dejémosles sus esponjes

y el goze asaz de su losa.

Víctor Hugo Piña Williams