La Jornada Semanal, 23 de junio de 1996
Los poetas suelen declarar,
en algún momento exaltado y profuso,
que la poesía es
o debería ser, para ellos, tal y cual otra cosa.
Yo no querría sumar el estilo de mi declaración
al de aquéllas. Básteme pedirle
al curioso lector
que traduzca y entienda ("filo
para cortar el tiempo en dos pedazos
de espejo, de sílaba o fuego, de ropaje
caliente o de hospitalaria desnudez")
la breve frase en inglés
que encabeza estas líneas.
Una V de luz entra en estos rincones de agua.
Caen los objetos
con una rotundidad de manzana newtoniana
pero el agua y su V no caen,
ellas flotan
en la desasida ligereza de la tarde veraniega.
Cómo escribe este ocaso
sobre la página de los ojos
la inicial de tu nombre
en un agua perpetuamente bautismal.
El mundo se refleja
no en sus ojos
sino delante de sus ojos.
Desde el travesaño
que forma una cruz
con la nariz y el lóbulo frontal,
devuelve a los fenómenos
una imagen brillante.
Mira a través
de un espejo sombrío.
Habría cerrojos y círculos violetas,
rasguños dorados de borní, peñas enormes.
Habría luidas conjeturas entre los densos
tomos filosóficos, bajo los mamotretos
de teologal espesor y una calavera jerónima
presidiéndolo todo.
Habría lienzos de sombras mitológicas
y una Biblia circundada
por una desganada devoción.
Habría no sé un dejo de fiebre
en todo el ámbito.
Habría, en fin, un manojo de cebollas
enviado puntualmente
para mitigar el hambre heroica
de Luis de Góngora y Argote.
Entonces Garcilaso de la Vega
movió la mano y en la página
apareció la Flor de Gnido.
El poeta caballero levantó luego la pluma,
entrecerró los ojos y pensó en el amigo
que le había rogado escribir estas líneas:
"Ella leerá. Ella, acaso, sentirá
el hondo fuego que late
en los versos, en las estrofas
que parecen dibujar un instrumento músico."
Garcilaso volvió a la escritura,
al arroyo del canto. Puso las últimas
palabras del poema. Vio Nápoles,
vio caballos indómitos, vio
las aves de cetrería, vio el rostro
de una mujer distante. Vio
su propia muerte en el asalto y vio
el otro ejército, los poetas
que seguirán su huella, el brillo
de su prosodia castellana y se distrajo
con su propia sonrisa,
mientras la tarde mediterránea
se disolvía con ardiente dulzura.
Sharp as a razor blade
Una V
Mirrorshades
Una celda barroca
Para Juan José Arreola
El otro ejército
Reloj,
de tiernos pastores, vigías de ovejas,
después de marcar hirientes momentos
que reptan los muros:
que porta en sus manos de hilo el tapiz,
blasón tenebroso que huye a mis ojos
en aves de pluma de tersa ceniza.
Alfombra,
de mi corazón vertido:
por hondos pisos de mármol
arrastran sus pies tan finos...
Rompan cristales en llanto.
Aquí,
la niebla cae en lajas
que gotean su transparencia.
El ánimo está dispuesto:
puedo hablar
del tiempo distiende-rocío,
o también del origen del mundo
clavado en el alma de estos templos.
Aunque, cuántos no habrán ya escrito eso?
Puedo mejor callar:
todo está dicho,
pero a su vez...
nada lo está.
Nada.
Umbral de lajas
que gotean rocío:
en tus ruinas
anidan
los relámpagos.
La muerte de Príamo
te adormeces con las porcelanas
son fuegos de azahares
vena sedosa
tan finos...
Tajín
La sábila, Señora,
y la puntualidad de sus espinas.
La sábila de uñas hacia la luz,
cerrándose a sus rayos, negándola,
pero a fin de cuentas recibiéndola
y confundiéndola con el cuarto movimiento
de la quinta de Mahler.
La sábila, Señora,
con flores verticales de tan secas,
con su nostalgia del maguey
y su imposibilidad de llegar a ser
un gran puño cerrado.
La sábila, Señora,
remedio del dolor o verde vulva,
constelación doméstica,
pulpo lejano al mar,
erizo de cien labios partidos,
simulacro de sed en la espesura,
perra de clorofila, emblema de la patria.
La sábila, Señora,
tendedero epidérmico,
rincón de la saliva, cuenco del vómito,
inmóvil cenicero que respira.
Francisco Barrenechea (Tampico, Tamaulipas, 1970) es autor el libro de poemas San Patricio, Premio Estatal de Poesía de la UAT.
Francisco Hernández (San Andrés Tuxtla, Ver., 1946) es autor de Mar de fondo, Oscura coincidencia y Moneda de tres caras, entre otros libros de poesía.