Iván Restrepo
Deterioro y desperdicio del agua

Aunque no falta quien sostenga que la crisis ya pasó, en Guadalajara la mayoría de las 300 mil familias que no pagan el agua suministrada por el sistema intermunicipal, alegan no hacerlo por carencia de recursos pues están desempleados, o son jubilados o pensionados que reciben lo indispensable para sobrevivir. El adeudo asciende a 400 millones de pesos, mientras los costos de los insumos, materias primas y obras y servicios a cargo del sistema de agua potable se han triplicado. Mientras, en Cuernavaca cerca de 20 mil familias desperdician y derrochan el agua, pero no pagan por ello. Otras 46 mil sí lo hacen. En tanto que los habitantes de 30 colonias no cuentan todavía con tan indispensable servicio, se desperdicia casi la mitad de los 2 mil metros cúbicos de agua que cada segundo se extraen del subsuelo para abastecer a la capital de Morelos.

Aunque las autoridades locales lo negaron, sí está contaminada la bahía de Chetumal y nada menos que con plaguicidas organoclorados, que tienen bien ganada fama de ser altamente tóxicos y no biodegradables. Según la delegación de la Procuraduría Federal de Proteccin al Ambiente en Quintana Roo, los análisis del agua y los sedimentos realizados por varias dependencias gubernamentales, muestran la presencia de dichas sustancias, aplicadas en las zonas agrícolas de la entidad y de Belice. En cambio todavía no se conoce el origen de la reciente mortandad de peces y que originalmente la Procuraduría atribuyó al grave deterioro que registra la bahía.

Según el diputado por Coahuila José Antonio de Alba, el agua del río Bravo no es apta para consumo humano por su elevada contaminación. El legislador recordó que en Estados Unidos dicha corriente se utiliza sólo para actividades agrícolas y pecuarias. Agregó que en nuestro país las maquiladoras arrojan al Bravo sus desechos; así lo hacen las instaladas en Ciudad Acuña. De Alba urgió a las dependencias oficiales a buscar fuentes alternas y a instalar plantas de tratamiento y reciclaje. En tanto, el senador panista Ricardo González, denunció que un enorme volumen de residuos salinos y azolves con desechos tóxicos (como plaguicidas) de los valles agrícolas de Estados Unidos son arrojados al agua del río Colorado, lo cual ocasiona serios problemas en el agro de la península de Baja California donde dicho líquido se destina al riego agrícola.

Aunque están advertidos de la necesidad de clorar el agua para evitar males gastrointestinales, el cólera en primer lugar, los alcaldes de 22 municipios ubicados en la Huasteca y sierra del estado de Hidalgo no cumplen con los ordenamientos sanitarios fijados por las dependencias del sector salud, máxime que en la temporada de lluvias las enfermedades se presentan con mayor frecuencia. Por otra parte, se denunció nuevamente que el agua supuestamente potable que consumen los habitantes de Zimapán, también en Hidalgo, se encuentra seriamente contaminada con arsénico. Esta vez se mencionan daños a la salud de la población. El origen del problema se tiene en los humos de las fundidoras de metal y en los residuos del procesamiento de minerales que contienen grandes cantidades de arsénico y se filtran a los mantos freáticos y a los manantiales de los que se surte de líquido a 15 mil habitantes. Cabe recordar que en marzo pasado las autoridades federales prohibieron la pesca en la laguna de Zimapán, al comprobarse elevados índices de metales pesados, especialmente arsénico.

De alarmante califican la contaminación del Lago de Guadalupe, ubicado en el municipio de Cuautitlán Izcalli, en el estado de México. A ese vaso lacustre llegan residuos y drenajes de la industria y los asentamientos humanos ubicados en la región. Para rescatar el lago, las autoridades acaban de integrar una comisión en la que participan diversas instancias estatales y municipales. No es la primera vez que se promete sanear dicha cuenca. Por su parte, el río Las Avenidas, que atraviesa el muncipio de Tizayuca, en Hidalgo, se encuentra seriamente contaminado por residuos sólidos y líquidos provenientes del sector agrícola, los asentamientos humanos y la industria.

En febrero pasado se supo que la elevada filtración de agroquímicos en los mantos freáticos de la región de Guasave, Sinaloa, impedía la potabilización del agua que demanda la población. Principalmente sustancias usadas para controlar plagas y malezas en los campos agrícolas eran las causantes de dicho problema, el cual puede causar serios daños a la salud. Hasta ahora, cuando la crisis ocasionada por la sequía no concluye, se desconocen las medidas tomadas para evitar la contaminaión de los mantos freáticos.

Según las Naciones Unidas, el agua será uno de los problemas más críticos a los que tendrá que hacer frente la humanidad del siglo próximo. Esta amenaza, sostiene el organismo internacional, es ya una realidad en el área metropolitana de la ciudad de México, debido al rápido crecimiento de la población, el desperdicio de líquido y la contaminación. Mas como hemos visto en los ejemplos anteriores, los problemas de deterioro y desperdicio ocurren en otras partes del país y afectan lo mismo la salud ciudadana que los ecosistemas. Ojalá las lluvias que se presentan en varias regiones no hagan olvidar esta realidad ni al gobierno ni a la sociedad en su conjunto.