Juan Carlos Villa Soto La Fundación Lusara para la Investigación Científica, A.C. nació hace más de quince años como un laboratorio casero. Su fundador, el doctor Carlos F. Amábile Cuevas, recuerda que en su laboratorio reproducía y ampliaba las prácticas del área biológica que realizaba en el bachillerato. Estos trabajos lo fueron conduciendo hacia la microbiología.

``El primer trabajo grupal lo realizamos en 1981. Junto con algunos compañeros de la carrera de biología examinamos el efecto de diferentes antibióticos sobre el Staphilococcus aureus. A partir de ese momento se fue estableciendo una línea de investigación sobre la resistencia bacteriana a antibióticos y los mecanismos para contrarrestarla. ``Contaba en ese entonces con un equipo improvisado instalado en una habitación de mi casa. El trabajo en Lusara se fue consolidando; después de realizar estudios de posgrado en Estados Unidos, empezamos a invitar a estudiantes interesados en elaborar sus tesis de licenciatura con base en las líneas experimentales que estábamos desarrollando.

``A partir de 1992, la industria farmacéutica empezó a interesarse en nuestro trabajo de investigación sobre resistencia a antibióticos y sobre daño oxidativo. A partir de este interés y del trabajo de colaboración, recibimos un gran apoyo que nos permitió consolidar el grupo de investigación e instalar un nuevo laboratorio. Simultáneamente empezamos a establecer vínculos con investigadores de otros países (Estados Unidos, Australia, entre otros) que trabajan en áreas afines a la nuestra''.

Lusara posee una infraestructura razonable que les permite realizar estudios de biología molecular y microbiología. ``Desde luego no tenemos las grandes piezas de equipo que se requieren para trabajos extraordinariamente caros, pero en casos excepcionales contamos con el apoyo de algunas instituciones nacionales para disponer de ese equipo''.

Nuestros sueldos, dijo, provienen de la actividad docente que realizamos. Particularmente yo doy clases en la Universidad Iberoamericana; pero también realizamos trabajo de consultoría en cuestiones de microbiología o bioquímica.

-¿Qué ventajas ofrece el trabajo en Lusara con respecto a la actividad científica que se realiza en las universidades?

``La principal ventaja es que uno define qué hace, cuándo y cómo, sin ningún límite. Además no comulgo con los criterios de número de artículos publicados y tesis asesoradas por año para obtener los `pilones' que acompañan al sueldo, que es muy precario. Desde luego que no tenemos acceso a las fuentes normales de financiamiento de la ciencia en México (Conacyt e instancias internas, como la DGAPA de la UNAM, etcétera), pero uno puede competir por donativos internacionales que siendo en dólares son más atractivos. Por otro lado, nos vinculamos a la industria farmacéutica de manera menos burocrática y más flexible.

A los estudiantes que están aquí, prosigue, les atrae la ausencia de problemas burocráticos: si hay dinero disponible se puede comprar el material de inmediato. Además, pueden realizar estancias en laboratorios del extranjero con relativa facilidad gracias a los contactos que hemos establecido. Algunos de nuestros estudiantes ahora están en Boston, en Georgia y en Illinois. Obviamente, no podemos emitir un grado académico, pero logramos que los estudiantes se inscriban en un programa académico institucional y realicen su trabajo de investigación con nosotros.

``En Lusara hemos ofrecido cursos de biología molecular y organizado eventos académicos de alto nivel como la Conferencia Internacional de Resistencia a Antibióticos en la que participaron una docena de los investigadores internacionales más destacados en este problema''.

El especialista en Farmacología señaló que la productividad de su laboratorio ha sido subestimada por las instituciones oficiales. ``Nuestro trabajo de investigación es `más lento' porque nos preocupamos más por publicar artículos originales al culminar las etapas de investigación, que por realizar los llamados salami papers (artículos cortitos seriados de un solo tema de investigación).

``Una gran parte de nuestra producción, agregó, son artículos de divulgación y de revisión en revistas internacionales y en libros. Empero, a esto no se le considera producción científica. El tema que abordamos tiene un impacto clínico y nos interesa que la información llegue al médico que usualmente no lee revistas especializadas de biología molecular, pero sí libros en donde se presenta la información de manera más desglosada.

``Nosotros, concluyó, decidimos en función de nuestros intereses qué publicamos sin tener la espada de Damocles''.