La Jornada 24 de junio de 1996

Por todo el país, redes de polleros de indocumentados centroamericanos

Juan Manuel Venegas y Ciro Pérez Silva A la par del narcotráfico y del contrabando de armas, el tráfico ilegal de indocumentados centroamericanos por territorio mexicano se ha convertido en uno de los delitos que, por su incidencia, exigen ``la mayor atención'' de la Procuraduría General de la República (PGR) debido al involucramiento de organizaciones de traficantes ``que cuentan con una red de operaciones a nivel nacional para el traslado de quienes pretenden llegar a Estados Unidos ilegalmente''.

Según información de las delegaciones de la PGR en los estados fronterizos del norte, los traficantes de indocumentados cobran de 130 a 300 dólares por persona, ``a las que enganchan ofreciéndoles empleo seguro en Estados Unidos''.

Respecto a la incidencia de esta actividad, los informes de la Procuraduría indican que de enero a junio de este año, sólo en Baja California, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León, los agentes de la PGR han detenido a mil 706 indocumentados centroamericanos y a 190 integrantes de bandas organizadas de traficantes.

En el mismo periodo, a nivel nacional, han sido entregados a las autoridades migratorias 4 mil 176 ciudadanos centroamericanos que se internaron a México de manera ilegal.

Los indocumentados entran a México ``en grupos numerosos; hacen escala en varios estados y cambian constantemente sus medios de transporte''. La tendencia indica que ingresan al país ``en grupos no menores de 20 personas y en cada uno de los puntos donde hacen escala los reciben distintas personas de una misma organización''.

Estos grupos operan desde la frontera sur a la norte, y para enganchar a quienes pretenden trasladarse a Estados Unidos vía México, tienen contactos ``en casi todos los países de Centroamérica''.

Los medios para el traslado de los indocumentados por territorio nacional son variados y, según los informes de la PGR, van desde líneas interestatales para el transporte de pasajeros hasta camiones de carga y vagones de ferrocarriles. En la mayoría de los casos, ``con el objetivo de evitar que los detengan, se instruye a los indocumentados para decir que son ciudadanos mexicanos de Chiapas, Veracruz o Oaxaca''. Muchos inclusive muestran identificaciones apócrifas.

Información de las delegaciones de la PGR en el norte del país precisa que ``para el ocultamiento y vigilancia'' de los migrantes, las bandas de traficantes disponen de casas de seguridad donde los hacen pernoctar.

No obstante, ``generalmente los grupos de centroamericanos que buscan trabajo en Estados Unidos quedan sin respaldo o protección, toda vez que en su ingreso a México los dirigen bandas que no sólo se dedican a esta actividad, sino que están vinculadas a otros ilícitos como el contrabando de armas y drogas''.

Con frecuencia, cuando los descubren --ya sea en carretera o en alguna casa-- están solos, desconocen al pollero que los enganchó en su país y pagaron por adelantado la cuota que se les fija y que va de 150 a 300 dólares.

A la mayoría de los centroamericanos detenidos se les detecta en las ciudades del norte del país, donde los abandonan los traficantes que los internaron a México. Los grupos de indocumentados se quedan en estas ciudades durante varios días, mientras buscan una oportunidad para cruzar solos a Estados Unidos o en busca de los polleros que trabajan en la franja fronteriza.