Si el presidente Ernesto Zedillo se hubiera propuesto exhibir la impopularidad del gobernador Roberto Madrazo, entonces la reciente visita oficial a tierras tabasqueñas habría tenido un sentido plausible. Pero no fue a eso. A qué fue? Bueno, fue a fortalecer el federalismo, cumpliendo un programa de giras previamente comprometido. Lástima que esta hipótesis resulte demasiado endeble y cándida. Evidentemente, es importante que el federalismo se fortalezca, como es innegable que el estado y los municipios de Tabasco necesitan redefinir sus relaciones con la federación, según se ha visto por los conflictos electorales, políticos, judiciales y hasta con Pemex; pero para ello hay tiempos y formas, y nadie se atrevería a decir que era el mejor momento ni el mejor modo. Digamos lo obvio: fue a tratar de enderezar y mantener a flote, con el Grijalva en crecida, a ese bote sin remos que es Madrazo.
Por lo pronto, parece que la PGR ya se ha mostrado sensible ante el espaldarazo. Ayer, el procurador Antonio Lozano Gracia, ciertamente en circunstancias de informalidad y abrumado por los periodistas, dejó entender, con un lenguaje confuso y elusivo, que su dependencia se ha limitado a actuar contra Carlos Cabal Peniche, pues en las averiguaciones sobre el origen de los recursos para la campaña de Madrazo sólo se estableció competencia federal en cuanto a los l3 millones aportados por dicho empresario (y recibidos inocentemente por el presidente del fideicomiso, o sea el propio Madrazo), que eran parte del quebrantado patrimonio del Banco Unión. Sobre el resto de los recursos, no hay posibilidad de fijar el origen, puesto que se manejaron en efectivo. Pero continúa la investigación o ya se está remitiendo ``lo demás'' a la procuraduría estatal? Hasta ahora, Lozano Gracia no ve responsabilidad penal en Madrazo ni lo llamará a declarar, aunque no queda claro si seguirá buscando o si ya se fatigó.
Y por qué habría de querer comprometerse el Presidente en esa costosa operación de salvamento? Esto sí que es un tanto enigmático, salvo, tal vez, si se huronea en terrenos y determinantes extranacionales. Porque podría ser que en lo personal, o en el dominio en el que los intereses se transforman en ideas justificatorias, hubiera identidades entre el jefe de las instituciones nacionales y el gobernante que se tambalea; pero aun en esas identidades hay normas de observancia común cuya violación produce desencuentros y rupturas. Madrazo las ha violado, sin dejar de hablar de lealtad, como lo hizo Carlos Cabal Peniche, el empresario ejemplar de la modernidad salvaje; pero éste es un prófugo de la justicia, mientras que aquél es un náufrago consuetudinario.
Además de su incapacidad manifiesta, Madrazo carece de autoridad moral para sostenerse en el cargo luego de que ha sido probada la forma en que lo alcanzó, es decir, su holgada mayoría de 72 millones de dólares en campaña, de los cuales cuatro (o el doble, según otras fuentes) fueron aportados porsu partner Cabal, sobre quien pesan graves acusaciones de lavado de dinero y vinculación con redes internacionales de tráfico de drogas, según la PGR y la Interpol. Por su parte, la mayoría de los tabasqueños, ajenos a las élites económicas y financieras, expresan su inconformidad de las maneras más contundentes y por diversas razones. Ambos elementos, combinados, arrojan algo que en todas partes se llama crisis de gobernabilidad. Es de todo punto imposible que el presidente Zedillo ignore esto.
Asimismo, eran previsibles (hasta por anunciadas) las reacciones del perredismo y otras franjas sociales ante la visita presidencial, después de la multitudinaria asamblea del pasado domingo en la Plaza de la Revolución de Villahermosa. El blanco de la irritación no era el Presidente como tal, sino en tanto que con su sola presencia reforzaría a un gobernador cuya impunidad los agravia (a la postre, el refuerzo fue también con el discurso y los compromisos de apoyo financiero). Pero extrañamente la primera gira oficial no fue reconsiderada, y se dieron enfrentamientos violentos entre fuerzas de seguridad y provocadores, de un lado, y del otro la comunidad agraviada. El saldo, hasta ayer era de varias decenas de heridos y detenidos y cuatro personas desaparecidas. Qué necesidad había de poner en escena un guión cuyo desenlace indeseable era ya conocido?Podría decirse que el presidente Zedillo está reformulando su relación con el PRD y retomando la estrategia de no verlo ni oírlo. Pero no se trata aquí de un asunto bilateral, porque el gobernador Madrazo ha unificado en su contra por lo menos a otros dos grandes actores políticos: el PAN y el PT, amén de que la opinión pública, por mucho que se le quiera manipular, tampoco sufraga en favor de Madrazo. No está poniéndose en riesgo, de nuevo, la reforma política? No está abonándose, otra vez, la noción de la inconsistencia presidencial, tan peligrosa para la República? En todo caso, alguien debiera explicarnos, porque lo sabe o porque borda mejor en el análisis político, en qué ha beneficiado al presidente Zedillo este singular espaldarazo.