A Hermann Bellinghausen
La llamada Reforma del Estado oficial, que se ha circunscrito al aspecto electoral federal y cuyas propuestas básicas surgieron de Bucareli y pasaron a San Lázaro, se encuentra, como muchas otras veces en semanas anteriores, paralizada.
La causa principal de la parálisis y del constante riesgo de un fracaso total se encuentra en el hecho de que esa Reforma del Estado se ha quedado encerrada en los límites del régimen, bajo las reglas no escritas ni explícitas de un sistema acostumbrado a incorporarlo todo para funcionar, y que no puede aceptar ser reformado sin admitir que tarde o temprano será relegado, o sustituido por otro régimen cualitativamente distinto.
A los partidos de oposición registrados les ha faltado la fuerza y la coherencia que se derivan de y se sostienen con principios políticos y personales; a la conducción gubernamental le ha sobrado torpeza como se demostró, otra vez, con la provocación llevada de las oficinas presidenciales a las carreteras de Tabasco; el partido oficial es presa de una doble incapacidad: la de reconocer el estado de descomposición e inestabilidad que domina en su interior, y la de aceptar cualquier cambio, por pequeño que sea, en el contexto exterior, porque todo se ve y no sin razón como una amenaza a su permanencia en el poder.
Fuera de los partidos registrados de los de oposición y el del gobierno, fuera de las fracciones parlamentarias y de la Secretaría de Gobernación, es decir, fuera del círculo en el que ha quedado encerrada hasta ahora la Reforma del Estado, hay muchas personas, grupos, fuerzas, organizaciones y colectivos de ciudadanos, que no han sido consultados ni considerados para introducir los cambios que la sociedad civil demanda. La dinámica y el ámbito de la discusión (y negociación) de las reformas electorales han excluido a cualquier otra voz, impidiendo la participación de la mayoría crítica de la población.
Coincidente con esa parálisis de los trabajos parlamentarios para la reforma electoral en el marco de la Reforma del Estado, y debido al retraso a que obligó la crisis del diálogo entre el gobierno y el EZLN, como consecuencia de una de tantas torpezas gubernamentales, el Foro Especial para la Reforma del Estado que estaba programado para el mes pasado se llevará a cabo del 30 de junio al 6 de julio en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Convocado por el Ejército Zapatista, con el apoyo de la Comisión Nacional de Intermediación y con el compromiso de la Comisión de Concordia y Pacificación de hacer llegar sus resultados a las instancias de debate nacional, particularmente al Congreso de la Unión, a más tardar el 10 de julio, el Foro Especial para la Reforma del Estado será el espacio de discusión y de propuestas en el que puedan participar, no sólo los Comités Civiles del Diálogo y los Comités Promotores del Frente Zapatista de Liberación Nacional, sino todos los movimientos ciudadanos, organizaciones sociales, políticas y no gubernamentales, dirigentes políticos, intelectuales y académicos, de izquierda y de los que sin ubicarse en esa posición sí se inscriben en el campo de quienes luchan por la democracia en este país. A este Foro Especial fueron convocados y están invitados quienes considerándose parte de la sociedad civil mexicana estén dispuestos a dialogar, debatir y aportar sus ideas acerca de la lucha contra el neoliberalismo y el régimen de partido de Estado y, por lo tanto, a contribuir a la construcción del camino civil y pacífico hacia la democracia en México.
Este Foro ofrece la oportunidad sin precedentes de elaborar propuestas desde fuera de las instituciones y del sistema establecidos y, al mismo tiempo, contar con el compromiso de legisladores de hacerlo llegar al Congreso de la Unión. Dada la situación nacional que ha repercutido en los trabajos legislativos de las reformas, las aportaciones del Foro convocado por los zapatistas pueden ayudar a esclarecer las causas de la parálisis de la Reforma del Estado, pero también no se debe descartar pueden hacer reaccionar de manera más intransigente a los defensores del sistema.
Independientemente de lo que ocurra en el recinto parlamentario, el resultado más importante será la recuperación por parte de la sociedad civil de la iniciativa y las posibilidades de discutir, imaginar y proponer un país construido sobre bases y con objetivos distintos a los que han dominado a la sociedad mexicana hasta este final de siglo.