Eran cuatro, como los tres mosqueteros y formaban la ``camarilla'' del presidente Yeltsin y también el llamado ``partido de la guerra'', en gran parte responsable de la desastrosa aventura chechén. El 16 de junio, Yeltsin se presentó a votar en compañía de los dos cochinitos polizontes: Korzhakov, amigo de toda la vida y compañero de sobremesa, responsable del imponente aparato de seguridad presidencial, y Barsukov, jefe del FSB (ex KGB). Yeltsin sabe sorprender. Dos días después, cesó de manera fulminante al general Grachov, el corrupto Pasha Mercedes, secretario de la Defensa; dos días más, y fueron cesados los generales Korzhakov y Barsukov.
Si fueron desbancados los tres generales y su comparsa Oleg Soskevets, viceprimer ministro desde 1993, portavoz del complejo militar-industrial y de la línea dura, es porque Yeltsin acababa de concertar una alianza con otro general de la misma edad (46 años), el cosaco Alexander Liebed. Nombrado asesor presidencial para todos los asuntos de Seguridad, Liebed fue presentado al gabinete en calidad de secretario general del poderoso Consejo de Seguridad; un día después del cese de Pasha Mercedes, minutos antes del cese de los otros tres.
Los comentaristas expresaban el día anterior sus temores de que el ``novato'' Liebed cayera rápidamente, víctima de la camarilla; el águila se comió las serpientes en un instante. Cómo fue? Un mes antes de las elecciones, Yeltsin buscó alianza con el demócrata Yavlinski, Yeltsin aceptó para cambiar de opinión dos días después. La camarilla había actuado. Un día depués de las elecciones que pusieron a Liebed en tercera posición, Yavlinski, Yeltsin y el general acordaron: ``es la unión de dos políticos con dos programas diferentes: el programa de Liebed enriquece el mío'': el presidente dejó entender que Liebed tenía un destino presidencial.
Es cuando surge otro elemento: Anatoli Chubáis. El último de los mohicanos demócratas, artesano de la privatización, enemigo a muerte de la camarilla, había servido de chivo expiatorio después de la derrota sufrida por el gobierno en las elecciones parlamentarias de diciembre de 1995.
El 19/20 de junio le tocó la revancha. Caído Pasha Mercedes, la camarilla se asustó y tomó medidas para impedir un regreso de los liberales: los servicios de seguridad ``plantaron'' dinero: 500 mil entre los portafolios de dos de los asesores electorales de Yeltsin y arrestaron a aquéllos. Para Chubáis ésa fue la oportunidad. Había desplazado a Barsukov y Korzhakov como responsable de la campaña presidencial y sus relaciones con los media eran excelentes. En unos instantes Moscú, Rusia y el mundo supieron del escándalo: Liebed y Chubáis lograron sin problema que Yeltsin sacara del juego a los tres cochinitos.
Cuál es el saldo actual? Positivo. En la primera vuelta los rusos manifestaron que 70 por ciento de los votantes no querían a los comunistas; de haberse impuesto en el PC una línea socialdemócrata, hubiera realizado un mejor voto. Apenas 6 por ciento de los rusos siguió a Zhirinovski; el que Yeltsin y Zyuganov quedaran tan cercanos, manifiesta un comportamiento del electorado comparable al de las viejas democracias.
Positiva, muy positiva, la eliminación de la camarilla. Nadie esperaba una actuación tan pronta y decisiva. Es la prueba de que Liebed no ha pasado una alianza electorera con Yeltsin y así Yeltsin ha contestado a la inquietud de muchos que se preguntaban de ser reelecto, que hará? Ya hizo. De las tres condiciones puestas por Yavlinski, ya se cumplió la primera; la tercera (la privatización mantenida) quedó garantizada. Falta la paz en Chechenia, pero el general cosaco volvió a su convicción de siempre: parar esa guerra; hay que reconocer la independencia chechén, por lo menos al sur del río Terek; los distritos al norte los ocupan desde el siglo XIX consacos que conviven con chechenios prorrusos.
Serguei Kovaliov, el demócrata radical, hizo campaña para Yavlinski y encuentra muy peligrosa la mancuerna Yeltsin-Liebed; dice que la economía de mercado puede funcionar bajo un régimen autoritario y que hasta 1995 Liebed citaba mucho a Pinochet. Elena Bonner, quien hizo también campaña a favor de Yavlinski, manifiesta cierta confianza en Liebed y que ``en tiempo de guerra, hubiera servido como enfermera en sus tropas''. Fue enfermera militar en la segunda Guerra Mundial. Heróicamente.
Qué pasará el 3 de julio? Zyuganov parece convencido de su derrota: ofrece formar un gobierno de unión nacional. Mucha gente dice: ``Gracias a Dios, tenemos a Liebed detrás de Yeltsin''. Por ello, mucha gente puede no votar, convencida de que no habrá pelea y la ausencia de los apáticos puede ser decisiva ya que el sistema electoral ruso deja, en la segunda vuelta, una extraña tercera posibilidad: votar contra los dos candidatos. Uno puede imaginar 49 por ciento para Yeltsin, 40 por ciento Zyganov, y 11 por ciento contra ambos.
Como dice un elector de Liebed: ``Teníamos orden sin libertad: tenemos libertad sin orden: no podremos tener a los dos?''