La Jornada 28 de junio de 1996

No bajar la guardia en rechazar la venta de petroquímicas: Cárdenas

Víctor Cardoso Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano hizo un llamado a ``no bajar la guardia'' en rechazar la venta de las 61 plantas de petroquímica secundaria de Petróleos Mexicanos (Pemex), hasta que el gobierno federal haga una abierta y suficientemente explicada declaración de que ha desistido de ese propósito.

Al participar en la mesa redonda En defensa de la petroquímica mexicana, el ex candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD), advirtió que si bien el gobierno ha diferido el proceso de desincorporación de las plantas petroquímicas, es necesario mantenerse alertas para que ``no le dé la vuelta'', como en el caso de la generación de energía eléctrica que se hizo por medio de la figura de concesiones.

Con ese mecanismo, abundó, ``el efecto sería el mismo, porque se perdería la capacidad para que estos elementos (los productos de la petroquímica secundaria) sean conductores del desarrollo de México obedeciendo al interés nacional y no al de las empresas extranjeras''.

Al parecer, añadió, hay un aplazamiento basado en la inquietud despertada entre los inversionistas porque no se cubrieron los requisitos legales necesarios, y también por la oposición de trabajadores, legisladores, organizaciones sociales, funcionarios y ex funcionarios ante la desincorporación de esos activos, pero ``no debemos bajar la guardia, porque puede haber un nuevo intento que se anuncie de un día para otro''.

Como en ocasiones anteriores, Cárdenas Solórzano criticó la intención de vender las 61 plantas de petroquímica secundaria propiedad de Pemex, proyecto que comenzó desde el gobierno de Miguel de la Madrid, pero que se postergó por una caída sustancial en la demanda de productos derivados del petróleo.

Sostuvo que todos los argumentos gubernamentales para justificar la venta de esas plantas son rebatibles, sobre todo los que aluden a improductividad y obsolescencia.

En ese punto señaló que cálculos de especialistas apuntan que con una inversión de 2 mil millones de dólares podría contratarse a empresas privadas para realizar los ajustes necesarios, y colocar a esta industria a la vanguardia tecnológica haciéndola, al mismo tiempo, competitiva. Pero además la cifra podría reducirse a la mitad, en caso de que el gobierno confiara en la capacidad de los técnicos de Pemex para que lleven a cabo esa tarea.

Paralelamente, dijo, los recursos obtenidos por la venta de las petroquímicas no resolverían de ninguna forma los problemas económicos del país, porque su valor en libros, unos 12 mil millones de dólares que se reducen a la mitad por la ``oferta'' gubernamental, sólo representarían una cuarta parte de lo que este año se debe pagar por concepto de deuda externa.

Incluso añadiendo a esos recursos el producto de otras privatizaciones como puertos, aeropuertos, ferrocarriles y telecomunicaciones, lo que se obtuviera sólo serviría, si acaso, para cubrir la mitad de los compromisos financieros con el exterior durante 1996, indicó.

También hizo notar que aun cuando el dinero obtenido por las privatizaciones fuera aplicado al pago de la deuda externa, ``habría que cuidar que no sucediera lo mismo que con los recursos de anteriores desincorporaciones, que fueron a parar al bolsillo de particulares''.

Mientras tanto, Arturo Bonilla Sánchez, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, señaló que la petroquímica debe defenderse porque es ``la industria del futuro''.

Expuso que ``nadie ha dicho que la revolución científica y tecnológica en materia de productos petrolíferos haya terminado, y no se pueden conseguir mayores beneficios de los que actualmente perciben las grandes corporaciones trasnacionales. México puede obtener las divisas que requiere para su desarrollo por medio de la exportación de productos petroquímicos, y no atrayendo capital especulativo''.