Angeles González Gamio
Edificios vigentes 300 años después

Resulta emocionante que edificios que se construyeron hace casi 300 años, continúen teniendo vida y más aún cuando ésta es acorde con su vocación original; un buen ejemplo es el antiguo Colegio de San Ildefonso, ahora convertido en uno de los centros culturales más importantes de la ciudad, retoma su labor académica con las conferencias y el curso de verano, que se inicia el próximo 22 de julio.

Este año va a estar particularmente interesante, pues giran alrededor de la exposición Dioses del México Antiguo, una de las más relevantes que se han presentado ya que se conjuntaron obras maestras de doce museos. Esto permite que los escolapios de 7 a 15 años, a través de cuatro módulos en que está dividido el curso, emprendan un viaje por el tiempo para conocer los distintos dioses, desde el que envía la lluvia hasta el que con un simple soplido provoca grandes ventarrones.En el módulo llamado ``Los gigantes sin cuerpo'' se conoce a los habitantes del ``país del hule'', esto es, los olmecas. En el dos, ``Donde los hombres se convierten en dioses'' los infantes se aventuran en el maravilloso mundo del tlalocan, el paraíso verde; la experiencia se verá plasmada en un mural colectivo. ``Descifrando a los mayas'' les abre ese escenario fascinante e inspira para que realicen sus propias estatuillas y una gran estela que refleja su propia visión del tiempo. En ``El ombligo del mundo'' se van a dirigir al centro del universo para acompañar al Sol desde su nacimiento hasta el atardecer. Aquí van a elaborar su propio vestuario, después de sus experiencias en los trece cielos y los inframundos.

Indudablemente no podrá haber una experiencia más rica y gratificante para niños y jóvenes que asistir a este curso francamente de adulto también se antoja. A la queja de los papás de ir diario al centro, no hay que preocuparse, pues el precio incluye transporte: del sur, partiendo de Plaza Loreto, del parque México y del Auditorio Nacional, así es que no hay pretexto para no brindarles esta oportunidad extraordinaria a los hijos. Los teléfonos son: 789-25-05, 702-63-78 y 702-34-94.

Adicional a estas bondades, está la de asistir a un extraordinario monumento arquitectónico del siglo XVIII, decorado con murales de los pintores más importantes del siglo XX, y de pasadita conocer el maravilloso Centro Histórico en donde vivieron sus bisabuelos y en donde se forjó la historia de este país.

Seguramente les va a interesar saber que San Ildefonso nació como escuela e internado en el siglo XVI y que creció tanto el alumnado que en el siglo XVIII se decidió ampliarlo y se construyó el magnífico edificio que ahora pueden ver. Durante cerca de 200 años fue manejado por los jesuitas y después pasó a manos del gobierno, que estableció en ese lugar la Escuela Preparatoria Nacional, dirigida por el ilustre Gabino Barreda; en ese entonces era una institución de avanzada, pues se regía por los lineamientos del positivismo de Augusto Comte, de gran moda en Europa.

Es poco conocido que en 1906, debido al incremento de la población estudiantil, se decidió construir otro edificio contiguo al patio mayor, que incluyera el Anfiteatro Bolívar. La obra se le encargó al arquitecto Samuel Chávez, quien alcanzó a concluir sólo el bello anfiteatro pues el movimiento revolucionario detuvo la obra hasta 1929, en que se concluyó tras el logro de la autonomía universitaria.

Así, la fachada que da a la calle de Justo Sierra data de esa época y es en estilo neocolonial, esa moda que surgió tras el triunfo de la Revolución, con valores más espirituales que estéticos, pero se aprecia la intención. Es también novedoso conocer que tuvo una gran alberca, gimnasio, canchas deportivas, pues no hay que olvidar que el lema de la educación de esos tiempos era mente sana en cuerpo sano y se procuraba dar la misma importancia a la actividades intelectuales que al deporte.

Volviendo al San Ildefondo de hoy, para los adultos, los sábados hay conferencias fascinantes sobre el tema de los dioses, que imparten eminencias como: Eduardo Matos, Alfredo López Austin y Felipe Solís. Además hay películas irresistibles: Teotihuacán: el caracol alado: Paquime: la Ciudad del desierto; Tulum; Aguas Sagradas; Memoria en la Piedra y muchas más igualmente suculentas y todo con el mismo boleto de entrada a la exposición. Por tantas bendiciones hay que ir a brindar con un tequila añejo a La Mascota, la tradicional cantina ubicada en Bolívar y Uruguay, que ofrece con la copa una sabrosa botana que lo dejará plenamente satisfecho: caldo de camarón, albóndigas en chipotle y arroz a la mexicana, se puede pedir más?