La Jornada 30 de junio de 1996

LA REALIDAD

José Gil Olmos, enviado, La Realidad, Chis., 29 de junio El subcomandante Marcos emprendió hoy su segundo viaje de este año a San Cristóbal de las Casas, donde participará en el Foro Nacional para la Reforma del Estado.

A su llegada a La Realidad, los reporteros quisieron saber su opinión sobre el nuevo grupo armado en el estado de Guerrero, a lo que el dirigente zapatista dijo: ``No hay mucho que decir, mejor hablamos en San Cristóbal''.


El subcomandante Marcos entrega sus armas al mayor
Moisés antes de partir de La Realidad a San Cristóbal
de las Casas, en Chiapas.
Foto: Afp/Oriana Elicabe

Con una semana de anticipación, el subcomandante pidió a los organizadores del foro divulgaran que saldría de la Selva Lacandona para asistir a este encuentro, uno de los más importantes para el destino político del movimiento zapatista.

Llegó al lugar de la cita acompañado por 12 hombres fuertemente armados. Su presencia disipaba las dudas que existían entre reporteros y organizadores del foro, de que podría haber cambiado de opinión y cancelar su viaje a la vieja ciudad de Jovel, debido a la aparición del Ejército Popular Revolucionario (EPR).

A caballo y fumando pipa, el subcomandante Marcos cruzó la valla de mujeres que lo esperaban del otro lado de La Realidad.

La espera de más de dos horas y la creciente especulación de una docena de reporteros, tanto nacionales como extranjeros, habían terminado.

El poeta e integrante de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), Juan Bañuelos, momentos antes había asegurado que el dirigente zapatista no tenía dudas para estar presente en el Foro Especial para la Reforma del Estado, al que convocó el propio Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Para Bañuelos, la aparición del EPR en el estado de Guerrero, da ``mayor realce'' al foro donde se discutirán las necesidades de un cambio pacífico en el país.

Además, comentó el poeta chiapaneco a unos reporteros, el nuevo grupo armado ``es completamente distinto al EZLN, porque carece de ideario'' de acuerdo con la lectura del ``Manifiesto de Aguas Blancas''.

En La Realidad, el ambiente estaba tranquilo. La mayoría de los hombres había salido temprano a limpiar las milpas y hacia el mediodía retornaban con el machete en la mano a sus casas de madera y zacate.

En el camino de terracería que conduce a la cabecera municipal de Las Margaritas, no se observó ninguna presencia de los patrullajes militares que cotidianamente se tienen desde hace año y medio. Tampoco hubo esta vez sobrevuelos de helicópteros.

La llegada del subcomandante Marcos se esperaba desde las 11 de la mañana, pero para esa hora sólo Bañuelos y una camioneta de la Cruz Roja se encontraban listos para iniciar el viaje a San Cristóbal.

Después del mediodía hicieron su aparición los miembros de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y sólo hacía falta la presencia de los delegados del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI) y del EZLN.

Ante la espera, la casa del Clintonun niño tojolabal de escasos meses con un nombre extraído de las noticias transformada en restaurante, se convirtió en el refugio de algunos desmañanados reporteros que tuvieron que salir de San Cristóbal a las cinco de la mañana.

Hora y media más tarde, el subcomandante Marcos hizo su aparición entre el caserío, con un grupo de milicianos armados que se plantaron a un costado de los vehículos de la Cruz Roja, circundados por mujeres indígenas y unas extranjeras que se encontraban en el campamento civil de paz.

Entrega de las armas Cinco minutos tardó el subcomandante Marcos en despojarse de las armas, entregárselas al mayor Moisés, estrechar las manos de sus compañeros y despedirse de las mujeres indígenas para iniciar el viaje.

La inquietud de los reporteros por saber la opinión del subcomandante zapatista sobre el grupo armado guerrerense, quedó en el aire.

Raudos, los de la Cruz Roja Internacional partieron en los jeeps blancos con la bandera de la organización ondeando a un costado. Les siguieron los miembros de la Conai y Cocopa. Y atrás, los reporteros.

El camino de terracería arreglado hace apenas un año para un mejor traslado de las tropas militares acantonadas en lo que fuera el Aguascalientes, estaba allanado. No hubo presencia militar.

A su paso el convoy integrado por unos 12 vehículos fue despedido con música de marimba en la comunidad de San José del Río, una de las más fiesteras de la región de la Cañada.

El subcomandante Marcos y el comandante Tacho iban en el mismo vehículo, acompañados por otros miembros de la delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que participarán en el foro de San Cristóbal.

Al terminar el trecho de terracería, una patrulla de la Policía Federal de Caminos encabezó el convoy y por algunos kilómetros la acompañó un vehículo de la Policía Judicial Federal, que se encargó de detener los vehículos de los reporteros.

Sin ningún incidente, la carretera de Comitán fue recorrida a toda velocidad por el convoy.

El viaje del subcomandante Marcos y la delegación zapatista a San Cristóbal de las Casas había concluido.

Quedaba pendiente la opinión del dirigente rebelde sobre la aparición del EPR.