La Jornada Semanal, 30 de junio de 1996
Cuándo inició sus encuentros con las culturas y
literaturas indígenas de México?
Hace más de una década, con las lenguas indígenas de este país. Y desde hace cuatro años dieron sus primeros frutos con la aparición de los dos tomos de Los escritores indígenas actuales (Tierra Adentro-CNCA, 1992), que yo seleccioné y prologué. Después aparecieron los ensayos Los Tarahumaras (Banobras, 1995) y Arte y composición en los rezos sacerdotales de los mayas (Universidad Autónoma de Yucatán, 1996). Encuentros en Oaxaca (Aldus, 1995) es una muestra de mis primeras experiencias con las lenguas indígenas, con los nuevos escritores en esas lenguas.
También coordiné una colección de 40 pequeños libros de autores indígenas, 20 en lengua maya y 20 en español (Instituto Nacional Indigenista/Fundación Rockefeller), que se han agotado en comunidades mayas.
En Encuentros en Oaxaca usted plantea, ante la desconfianza de los indígenas zapotecos, chinantecos y mixes, un proyecto de trabajo que incluye conocer a otros escritores indígenas de Veracruz, Yucatán y Michoacán, entre otros. Cuál fue el destino de ese proyecto y qué experiencias le han dejado su siguientes encuentros con el mundo indígena?
Tengo 13 años de trabajar constantemente con varios escritores en lenguas indígenas, de visitar y recorrer varias zonas del país, y de trabajar en proyectos editoriales, culturales, educativos y literarios en zonas indígenas.
Los indígenas me han proporcionado un conocimiento amplio y profundo de este proceso, tan relevante para el México de hoy y que muchos intelectuales elitistas del México contemporáneo se resisten a ver, por miopía, por intereses de grupo, por un deseo de distorsionar todo aquello que no se pliega a sus intereses y sus criterios estéticos.
Encuentros en Oaxaca es solamente una faceta de todos mis encuentros con el mundo indígena. He trabajado desde hace muchos años con comunidades del estado de Yucatán, en Campeche, en la zona de los Altos de Chiapas, con tzeltales y tzotziles, he trabajado en la zona del istmo de Oaxaca, en varias regiones purépechas, por supuesto en la sierra Tarahumara, en Hidalgo, el Estado de México, Veracruz, la Huasteca.
Su libro muestra un esfuerzo por entender las literaturas indígenas. Sin embargo, hay personas que han utilizado el trabajo de los indígenas, como en algún momento sucedió con cierta antropología, que convirtió a los individuos en simples objetos de estudio...
La antropología mexicana es muy relevante y es díficil reducirla a fórmulas caprichosas, subjetivas, como algunos intelectuales elitistas lo vienen haciendo. La propia evolución teórica y práctica de la antropología mexicana ha propiciado la formación de una conciencia que se manifiesta en unas políticas culturales, editoriales, lingüísticas, agrarias, sociales, que no se pueden dejar de lado sin correr el riesgo de dejar de entender lo más importante de la nación mexicana.
Chiapas es hoy, indiscutiblemente, un eje en la solución política. Sólo algunos intelectuales obsesionados por una contraposición acartonada de ideologías no ven, no comprenden lo que está ocurriendo en el México actual. Para acercarnos a la comprensión de este país y de las posibles salidas de este conflicto, es necesario entender la evolución del indigenismo y el rezago ideológico, histórico y cultural que los mestizos y criollos mexicanos tenemos respecto a las culturas indígenas.
Encuentros..., y en general sus trabajos sobre el tema indígena han sido cuestionados como "experiencias religiosas" o como estudios antropológicos.
Encuentros en Oaxaca no es un estudio antropológico ni una experiencia religiosa. Es el trabajo de un escritor que comparte el descubrimiento de las literaturas y las lenguas indígenas.
La mayoría de mis trabajos no se sitúa en la perspectiva antropológica-etnológica, porque precisamente necesitamos en México un nuevo encuentro con esas culturas indígenas, y este nuevo encuentro debe partir de su reconocimiento como una expresión literaria y cultural equiparable a cualquier otra, de cualquier zona del mundo, de cualquier época. Reducir las culturas indígenas a la perspectiva de la etnología representa una barrera ideológica y cultural que México, con sus élites, impone a los pueblos indígenas.
Mis trabajos con lenguas indígenas no pretenden ser estudios antropológicos sino estudios literarios sobre culturas que hemos mantenido relegadas.
En este libro se cuenta que hay indígenas que consideran poco útiles a sus lenguas, y estimulan a los niños y jóvenes de sus comunidades a comunicarse sólo por medio del español...
Estos fenómenos sociolingüísticos ocurren en cualquier zona donde hay una confrontación y subordinación de poblaciones de diverso origen. En Estados Unidos, muchas familias mexicanas desean que sus hijos ya no hablen español, solamente inglés, porque consideran que a partir del inglés pueden tener una integración más plena. Por eso algunos indígenas, las familias, los padres, consideran que deben hablar sólo el español.
Y es natural también que las sociedades dominantes ataquen a las lenguas de los sectores sociales dominados. La creencia de que hay lenguas interiores o dialectos no es sólo falta de información sino una actitud racista.
El Estado mexicano ha contribuido a esto?
El siglo XIX en México se caracteriza por una voluntad constante de negar la existencia del indio. Antes del primer Congreso Constituyente, José María Luis Mora pugnó porque se aboliera por decreto la existencia del indio, e incluso porque desapareciera este vocablo. En lugar de hablar de indios proponía que se hablara de ciudadanos pobres.
El liberalismo mexicano del siglo XIX pensaba que el indio era un lastre y que debía destruirse su idioma, a fin de que se integraran las comunidades indígenas. Ésta ha sido, en muchas manifestaciones, la línea de la educación en México; no en balde, hace algunos años se hablaba de lengua nacional y no de el español, porque había una carga ideológica que buscaba descalificar a la lengua indígena, declararla lengua inválida en términos políticos y culturales. Este desequilibrio cultural de México todavía esta presente en muchos estratos sociales, en la mayor parte de las instituciones, en las élites.
En México, qué lenguas corren el riesgo de desaparecer?
Hay muchas lenguas que están en proceso de extinción, estamos hablando en la actualidad de 56, y quizás durante la próxima década desaparezcan otras diez. Pero el fenómeno del resurgimiento vigoroso de la literatura escrita en lenguas indígenas abarca quizá una veintena. Hay una línea de trabajo importante y constante que no existía hace muchos años, como en los casos de las lenguas tzeltal y tzotzil. Este proceso es una faceta más de la transformación política, social y cultural del país.
El reconocimiento literario y cultural de este México profundo, posiblemente enfrenta más dificultades que el reconocimiento a los reclamos de una paz digna y justa que los indígenas chiapanecos plantean al gobierno mexicano desde el primero de enero de 1994.
En Encuentros... un personaje, zapoteca por cierto, señala que le importa más la lengua como un medio para defenderse que en su aspecto estético...
Lo que llamamos estética no es un modelo universal que se aplique indistintamente a cualquier arte. Esto lo olvidamos por etnocentrismo. Es quizá más fácil reconocer los diferentes parámetros estéticos de las culturas orientales, y aceptar así un pluralismo en la arquitectura o la escultura hindú, china, persa, romana-griega.
En literatura, el Occidente está todavía más atrasado. Ve la literatura sólo a través de parámetros centralizados y no distingue otros parámetros estéticos. En este sentido, puedo decir que mis trabajos de investigación se esfuerzan por mostrar y evidenciar los parámetros estéticos de las lenguas indígenas, a fin de que el lector disponga de mejores condiciones para acercarse a la literatura oral o escrita.
Esto lo hago porque, hasta ahora, parte de los trabajos sobre los indígenas y sus culturas de ayer y hoy parten de una perspectiva antropológica, etnográfica, pero no de una perspectiva cultural.
Qué lenguas ha disfrutado más?
Yo he trabajado varios aspectos de la literatura griega arcaica, de la literatura latina clásica y medieval, y también de la literatura contemporánea, en particular la portuguesa y la de lengua inglesa. Y tres lenguas me han deslumbrado por su belleza: el griego, el italiano y el zapoteco del istmo. El zapoteco tiene una pronunciación fuerte y melódica, aunque a ciertos intelectuales les resulta escandalosa esta comparación del griego con una lengua indígena.