Hermann Bellinghausen
Responso en las cuevas

a mi madre
a mis hermanos

El último de la fila: Silencio mis padres, mis hijos, mi espíritu santo. Hoy beberá el hombre de atrás. Tomará la palabra entre trago y trago, en su apurar sin apuro la copa del que ha de hablar.

No lo conocemos. Se le negó atención desde el inicio y apenas ahora que agoniza se dignan voltear en su dirección todos ustedes padres, hijos, espíritu santos, creyéndose no sé quién, tal vez padres, hijos, etc, y dándose importancia de ahí.

Pero hoy importa el hombre que no importa, el de atrás, el último, desnudo, apenas con algo en el estómago y sed, mucha sed.

Hoy beberá de la copa hasta el final. Es su día de fiesta, habla por los que saben que saben poco. Dejémoslo hablar.

1
El mismo animal todos los días
con más o menos hambre más o menos cansancio
todos los días

2
Dicen: vivimos ya
y volveremos a vivir
por la gracia de los ancestros en quienes crecemos
por la gracia de los nietos que dirá nuestra semilla
aquí lejos

3
El mismo pájaro en picada
el mismo en la misma rama
abre los abanicos que lo
engalanan
y se abrasa con ellos luego
en un acto de navegar
de onda de saeta
de nido que levita

4
Dicen: un buen día para vivir
es un buen día para morir
porque un buen día es un buen día

5
El mismo bagre en su mar de sangre
a velocidad de latido atraviesa el muro de la fermentación
que le cosquillea los flancos
al cruzar la transversal del agua

6
Dicen: miramos el ojo del sueño
en cuanto vemos oportunidad
y sólo entendemos
lo que podemos soñar

7
El mismo cabeza de viejo
corre de ida de ida siempre
rompe camino si lo encuentra
la espesura de la montaña
los vados inquietados por el
venado huyendo
del mismo cuadrúpedo negro y cola de serpiente
persiguiéndolo siempre

8
Dicen: la fuerza duerme en el débil hilo de nuestro canto
el latido que nos separa de la casa a donde se llega a no existir más

9
La misma golondrina de tantas
vuela sin orden ni rumbo
El zumbido y arco de su cuerpo
en lo que parece alegría celebra su falta de necesidad

10
Dicen: el aroma del alma brota en nosotros
ramitas vírgenes y nos las da
y en quererlas bastante sabemos que lo que aroman
hoy no morirá