UNA LUZ AL FINAL DEL TUNEL

La tregua decretada por la organización separatista vasca ETA en sus acciones contra el Estado español ha ido acompañada por una acción distensiva por parte del gobierno de Madrid, que ha acercado a su región natal a varias decenas de presos de la organización vasca, como ésta pedía desde hacía rato, en vano, al anterior gobierno de Felipe González. Aparentemente se está negociando la extensión de la tregua y un posible modus vivendi político entre, por una parte, los independentistas de los Países Vascos (y sus simpatizantes del partido Herri Batasuna, que en ellos tienen casi un quinto de los votos) y, por la otra, los demás partidos vascos y el gobierno.

Las encuestas realizadas en las ciudades vascas indican que casi 90 por ciento de los entrevistados desean antes que nada una paz que reconozca a todos los habitantes de la zona, desde los independentistas hasta a quienes ni siquiera son vascos de nacimiento y desean permanecer en el Estado español.

Aunque en el pasado se realizaron infructuosas negociaciones secretas entre el gobierno madrileño y la dirección de ETA (con la colaboración como mediador del gobierno argelino), esta vez parece que las posibilidades de éxito son mayores que en aquella ocasión. En primer lugar porque, a diferencia de Felipe González y el PSOE, el presidente Aznar, con su pasado claramente de derecha, no tiene que demostrar ante nadie que es un defensor del Estado centralizado y cuenta, además, con el apoyo de los militares. Pero también porque el G-7 acaba de resolver en Lyon que su prioridad es el ``terrorismo''. O sea, que los países ``grandes'' presionan para acabar en Europa con las dos llagas abiertas del ``terrorismo'' independentista: el caso de ETA y de los vascos, y el del Ejército Republicano Irlandés (ERI) y el de los católicos irlandeses en el Ulster ocupado por los británicos.

Como el primer ministro John Mayor pertenece, al igual que su colega español, a un partido conservador, y además es miembro del G-7, cabe suponer que dentro de poco el Reino Unido también utilizará los puentes que reiteradamente le han tendido el ERI, el Sinn Fein (equivalente entre los irlandeses al Herri Batasuna vasco) y el dirigente de éste, Gerry Adams, apoyado por importantes sectores políticos estadunidenses.Es de esperar, por lo tanto, una victoria del realismo político que hace que se deba tratar y negociar con los adversarios excluyendo los intentos insensatos de acabar con los problemas políticos y sociales mediante la acción militar y la represión legal o ilegal, provocando una espiral infernal en la que el terrorismo de Estado da margen al terrorismo indiscriminado, llevando así a la gangrena de la entera sociedad. Ojalá que la lucecita que parece vislumbrarse en el fondo del largo túnel indique que nos estamos acercando, en este fin de siglo y de milenio, a las soluciones políticas para los problemas políticos, étnicos, nacionales y que se pueda acabar con el horror del terrorismo, que la sociedad rechaza y viola la dignidad humana.