El miércoles 28 de junio de 1995 fue un día estremecedor para México. El viernes 28 de junio de 1996 también lo fue. Hace un año, en las cercanías del vado de Aguas Blancas, 17 campesinos inermes fueron asesinados por un grupo de policías inspirados si no es que cumpliendo órdenes del gobernador en la política represiva de Rubén Figueroa Alcocer.
El 28 de junio de 1996, durante la conmemoración de esa matanza, un presunto comando guerrillero irrumpió en la ceremonia y dio a conocer su Manifiesto de Aguas Blancas que, a pesar de las confusiones sobre el origen y los propósitos reales del autodenominado Ejército Popular Revolucionario (EPR), puede ser compartido en amplias partes por todo mexicano preocupado por el fin de la injusticia, el atraso y la impunidad en Guerrero.
En su inicio, el manifiesto alude a la matanza, afirma que la situación en la cual se perpetró no ha cambiado y sostiene en otros pasajes: ``La represión, la persecución, el encarcelamiento, los asesinatos, las masacres, las torturas y las desapariciones continúan como política de gobierno... cotidianamente se violan las garantías individuales, el pueblo está al margen de las decisiones económicas y políticas... ya no más masacres contra el pueblo inerme, ya no más crímenes sin castigo''. Todo esto es verdad en Guerrero, como puede ilustrarse con un sintético repaso de lo que ha ocurrido entre el 28 de junio de 1995 y la misma fecha de 1996:
a) Bajo el impulso de Alejandro Burillo y Ricardo Rocha, y contra su política habitual, Televisa difundió en el programa Detrás de la noticia un video sobre lo realmente sucedido en el trágico vado. Reforzó así la insistente información difundida por unos pocos medios, destacadamente La Jornada, cuyos corresponsales en Guerrero, Maribel Gutiérrez y Raúl García, nunca quitaron el dedo del renglón.
b) La primavera de Televisa duró un suspiro, e incluso Burillo hubo de abandonar su puesto de vicepresidente de Noticias del consorcio, pero acosado por el escándalo que siguió al video difundido, Rubén Figueroa abandonó la gubernatura de Guerrero.
c) A petición presidencial, la Suprema Corte de Justicia intervino en el caso y emitió un dictamen incriminatorio contra varios ex funcionarios del gobierno guerrerense encabezados por Figueroa y Rubén Robles Catalán. No obstante, hasta ahora el dictamen no ha afectado a éstos y el enjuiciamiento político y penal del ex gobernador ha sido reiteradamente evitado por legisladores priístas y autoridades de procuración de justicia, incluida la PGR.
d) Lo peor: cerca de cien guerrerenses más han caído asesinados por diversos motivos, particularmente de origen político y social, y en muchos casos la impunidad ha sido el corolario de los crímenes.
No es verdad que lo anterior da sustento bastante a las afirmaciones del Manifiesto de Aguas Blancas, pese a las dudas y sospechas sobre el EPR? Ciertamente no se tiene todavía claridad sobre el grupo armado, y aun cuando es obvia la tendencia a relacionarlo con el chiapaneco Ejército Zapatista de Liberación Nacional, no parece haber muchas coincidencias fundamentales. Diríase que las únicas semejanzas entre uno y otro son el nombre de ejército, el rostro cubierto y la militancia de indígenas en sus filas. Están por definirse los objetivos verdaderos y el patrocinio el armamento exhibido el viernes indicaría que lo hay del EPR, pero muchos de sus postulados son compatibles. En esto no hay duda sino certidumbre.
La lucha armada no tiene viabilidad en este país, pero puede ser entendida cuando se origina en la desesperación producida por la represión, la injusticia permanente y la marginación depauperante. Si el EPR no logra acreditar que tal es su génesis, merecerá la condena social generalizada. Pero aun cuando esto ocurriera, la validez de muchos de sus postulados aunque no rebasaran el ámbito declarativo seguramente atraerá militantes de entre los guerrerenses agraviados por la represión y la injusticia que reinan en su entidad. Y esto último es lo más preocupante.
De ahí que, mediante una acción conjunta de los estratos federal y estatal, el gobierno deba esmerarse seriamente en la solución de los problemas políticos y socioeconómicos de Guerrero. Desde ha mucho sobran razones para empeñarse verdaderamente en ello, y a partir del 28 de junio hay una más.
*El Canal 11 y El Colegio de México pierden con la insensata cancelación del programa Nuestro tiempo que, bajo la conducción de Fernando Escalante en otros tiempos de José Thiago Cintra se transmitía dominicalmente y reunía a valiosos académicos y políticos cuyas reflexiones enriquecían la información, la cultura y el debate nacionales. Con tal cancelación pierde también la sociedad. Hagamos votos porque las dos instituciones superen su desencuentro y el 11 le reabra sus puertas a El Colegio. Todos ganaremos con ello.