La Jornada 1 de julio de 1996

Robo, el delito más frecuente en los drogadictos: estudio psiquiátrico

Miriam Posada García La conducta delictiva de personas adictas a sustancias tóxicas inhalables se relaciona con robos, lesiones, heridas por arma blanca y violaciones. Quienes consumen mariguana regularmente cometen más robos y trafican con la droga, mientras que entre los cocainómanos se presenta con más frecuencia la autoría de homicidios, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Psiquiatría.

Un estudio realizado por el instituto revela que entre la población capitalina existen grupos de potenciales consumidores de cualquier tipo de droga, que deben ser atendidos de inmediato. Estos son los niños que trabajan y crecen en la calle; quienes se integran en bandas juveniles y aquellos que forman parte de familias en las que algún miembro es drogadicto o alcohólico.

El delito en el que más comúnmente incurren personas adictas a cualquier droga es el robo con la finalidad de poder continuar consumiendo. Entre los mismos adictos existen clasificaciones de actitudes que dependen de la sustancia que adquieran.

Los ``pacíficos'' son aquellos que por lo general consumen mariguana; los ``peligrosos'' son los adictos a la heroína, cocaína o alucinógenos, y los ``dañados'' son quienes consumen solventes.

De estas tres clasificaciones se deriva que los ``peligrosos'' tiendan a suicidarse o provocar accidentes; los ``dañados'' cometan actos antisociales como robos y homicidios, y los ``pacíficos'' tengan conductas violentas sólo cuando mezclen la droga con el alcohol.

De acuerdo con el documento, titulado El impacto social de las adicciones en el Distrito Federal, el consumo de inhalantes era característico entre la población estudiantil. Sin embargo, en la actualidad esa práctica se ha generalizado entre otros sectores de la población, sobre todo de escasos recursos.

Cada vez es más frecuente ver en la calle, en autobuses, en el Metro o parques a hombres y mujeres con trapos, estopas, algodones o papeles humedecidos en thíner o activo. Por lo regular se trata de empleadas domésticas, albañiles, comerciantes ambulantes o desempleados.

En el caso de los niños que trabajan en la calle se detectó que sólo uno de cada cuatro consume algún tipo de droga, pues el haber contado en algún momento con la protección familiar, haber asistido a la escuela y que sus allegados no fueran adictos son factores de protección.

En cambio, los niños que se hacen jóvenes en la calle sí corren el riesgo de ser adictos a alguna droga, ya que sus necesidades cambian y las estrategias de supervivencia que practicaron durante la niñez dejan de ser funcionales. A este grupo ya no les resulta productivo pedir limosna o hacer mandados, por lo que incluso incurren en hechos delictivos.

Otro de los grupos de riesgo son familias que viven en la calle, es decir, núcleos integrados por lo regular por gente joven que creció y trabaja en la calle, que hace de lugares abandonados su hogar y conviven con jóvenes adictos o que por lo menos han experimentado con alguna droga.

También son vulnerables los que se agrupan en bandas integradas por jóvenes cuyas edades fluctúan entre los 11 y 29 años, y que por lo regular no asisten a la escuela ni tienen empleo.

En este ámbito, quienes consumen mariguana tienen ventaja sobre los adictos a solventes e inhalantes, ya que la yerba no les produce tanto deterioro físico y mental.

Asimismo, indicó el IMP, requieren atención especial los hijos de padres alcohólicos o drogadictos, ya que esto provoca situaciones de desintegración familiar que llevan a los menores a abandonar el hogar para vivir en la calle o integrarse a bandas.