La Jornada 3 de julio de 1996

Infame decisión de Washington de cancelar mi visa: embajador De Greiff

Ansa, Afp, Dpa, Ap, Efe y Reuter, Santafé de Bogotá, 2 de julio En tanto que Colombia instó a Estados Unidos a respetar sus decisiones internas y le advirtió sobre cualquier acción de desestabilización, el Departamento de Estado respondió estar comprometido con la democracia y sus instituciones, pero dijo que el gobierno colombiano lo interpreta mal.

El embajador de Colombia en México, Gustavo de Greiff, insistió por su parte en calificar de ``infamia e injusticia'' la decisión estadunidense de cancelarle la visa de entrada al país del norte. Apuntó no tener ningún interés en viajar a Estados Unidos, por lo que dijo no luchará porque esto sea revocado, aunque sí combatirá el fundamento de la medida.

Al agudizarse el diferendo en las relaciones entre los dos países, la cancillería colombiana emitió un comunicado para fijar su posición al respecto y en torno a las declaraciones del embajador Myles Frechette, hechas al diario The Washington Post, pidiendo a la administración Clinton aislar y debilitar al gobierno de Ernesto Samper.

El propio presidente colombiano salió al paso de la embestida estadunidense, al rechazar las crecientes presiones de Washington para que su gobierno demuestre resultados en la lucha antinarcóticos. ``Si no me detuvieron las calumnias de ayer, menos me detendrán las amenazas o las presiones externas de hoy'', expresó.

En tácita alusión al rumbo que han tomado las relaciones entre su país y Estados Unidos, y a pocas semanas de que fue exonerado por la Cámara de Representantes de supuestos nexos con el cártel de Cali, Samper sostuvo: ``Yo sé perfectamente quiénes me eligieron y para quiénes estoy gobernando''.

Por su parte, la cancillería apuntó en su comunicado que ``Colombia ve con especial preocupación la política equivocada e injusta de Estados Unidos, aparentemente sugerida por el embajador Myles Frechette''. Apuntó que esto puede llevar a un creciente sentimiento antiestadunidense en la opinión pública colombiana.

Hizo énfasis en que ``cualquier acción que ponga en peligro la estabilidad democrática en Colombia, desconoce los postulados esenciales del ideal interamericano''. Asimismo, rechazó ``la consideración de sanciones, acciones unilaterales y pronunciamientos desobligantes que no corresponden a su realidad y que hieren la dignidad nacional''.

Abogó por una relación constructiva que haga más efectiva la cooperación en la lucha contra el narcotráfico sobre la base de la buena fe entre las partes, la confianza mutua y la no intervención en los asuntos internos de cada país. Del mismo modo, en un marco de respeto a las autoridades legítimas y sus instancias constitucionales y legales.

En el texto, la Cancillería insistió en el problema de la falta de confianza mutua y la tendencia a la adopción de medidas por parte de Washington, que desconocen el principio de la corresponsabilidad. Por ello, llamó a la construcción de mecanismos bilaterales de confianza mutua, pues lo importante es ser aliados en el combate antinarcóticos.

Es necesario evitar, dijo, las dificultades emanadas de la campaña electoral en Estados Unidos y de la situación interna colombiana, pues de lo contrario la drogadicción y el narcotráfico serán los únicos beneficiarios. Subrayó que Colombia no quiere ser enemigo de Estados Unidos ni tolerante con el narcotráfico.

Finalmente, calificó como una actitud constructiva la evaluación del estado actual de las relaciones bilaterales. Reiteró su disposición a efectuar una evaluación conjunta sin prejuicios, sobre la base de un respeto mutuo, y que a pesar de las dificultades se evite un mayor deterioro en las relaciones y se pueda avanzar hacia objetivos comunes.

Se mantendrán las relaciones: EU

El Departamento de Estado respondió de inmediato al comunicado de la cancillería colombiana, con el señalamiento de que es de gran importancia para Washington el mantenimiento de las relaciones entre ambos países, ``pues vivimos en un mismo hemisferio''. Ratificó también su compromiso con la democracia colombiana.

Nicholas Burns, el vocero del Departamento, anotó que del mismo modo existe el compromiso de cooperar con las instituciones dedicadas a la lucha contra el narcotráfico. ``Estamos dedicados a cooperar con aquellos que comprenden que esto es narcocorrupción y que puede llegar a destruir la democracia colombiana y su sociedad'', aseveró.

Tras señalar que ``es la corrupción la que debe preocupar al gobierno de Colombia en vez de las infundadas acusaciones de intromisión extranjera'', Burns expresó el apoyo incondicional del gobierno estadunidense al embajador Frechette, y dijo que lo mantendrá en su puesto porque es un buen diplomático.

Las desavenencias aumentaron luego de que el domingo The Washington Post publicó declaraciones de Frechette, sugiriendo el retiro de la visa al presidente Samper y varios de sus colaboradores, y a intensificar las presiones para aislar a su gobierno.

Frechette volvió este día a la carga, al afirmar que el cartel de Cali sigue operando desde la cárcel y la detención de sus jefes no significa la inocencia de Samper, además de que su gobierno no pretende ``tumbarlo''.

Añadió que en Estados Unidos existe cero credibilidad para el gobierno de Samper y el anuncio de sus nuevas medidas contra el narcotráfico, y advirtió que el 30 de septiembre vence el plazo dado por la Casa Blanca para que Colombia demuestre su compromiso en la lucha antidrogas. Y contrariamente a lo que piensa Samper y los empresarios colombianos, dijo, Colombia tiene más que perder si se decretan las sanciones.

Mientras, el ex fiscal colombiano y actual embajador en México, Gustavo de Greiff, tras insistir en que hay una campaña de Estados Unidos en su contra, dijo que ese país amenaza con convertir a Colombia en un paria de la humanidad, sin que valgan los carteles desmembrados, los delincuentes muertos y encarcelados y los plantíos destruidos.