La Jornada 4 de julio de 1996

Si no existiera el maldito imán del consumo mi país no estaría ligado al narcotráfico: Samper

Reuter, Ap, Efe, Afp, Pl y Dpa, Washington, 3 de julio ¤., Estados Unidos calificó de ``indignante'' el duro comunicado de la víspera emitido por la cancillería colombiana, en tanto que el presidente Ernesto Samper aseveró que su país nunca se habría involucrado en el negocio de las drogas si no fuera por ``el maldito imán del consumo''.

Al continuar las recriminaciones mutuas entre los dos países, en Colombia parecían perfilarse nuevos frentes de crítica contra el presidente Samper, al tiempo que el vicepresidente Humberto de la Calle anunció su renuncia como embajador en España, aunque negó que esto tenga que ver con la situación de crisis política en el país.

El Departamento de Estado emitió una nueva declaración en la que se refirió al comunicado colombiano como ``altamente ofensivo'', en aparente alusión a la acusación de que Estados Unidos asume posiciones ``desobligantes que hieren la dignidad nacional'', y en la que se criticó la actuación del embajador Myles Frechette.

El vocero Nicholas Burns insistió en que Colombia no debe buscar ``chivos expiatorios'' en Estados Unidos y que debe preocuparse más por la ``narcocorrupción'' interna. ``Los colombianos no tienen que mirar más allá de sus narices para ver los problemas que atribulan a su sociedad: la corrupción y la influencia de los narcotraficantes'', aseveró.

Luego de volver a defender el ``profesionalismo'' del embajador Frechette, reclalcó que se está llegando a una fase fundamental en la que Washington tendrá que adoptar algunas decisiones sobre el futuro de las relaciones bilaterales, lo cual fue interpretado por algunos analistas como la posibilidad de la imposición de sanciones económicas.

El vocero del Departamento de Estado dijo que la Casa Blanca presentó ya algunas ideas para avanzar conjuntamente en la lucha contra el narcotráfico, sin ser atendido, en lo que pareció referirse a la negativa colombiana de exraditar a cuatro capos. Apuntó que ``se necesitan dos personas para bailar un tango; al presente hay solo un bailarían''.

Sin desmentir las declaraciones de Frechette de que habría pedido aislar al gobierno de Samper, Burns dijo que las declaraciones colombianas están en el lado equivocado y que se refirieron al embajador de una manera ``nada profesional ni diplomática''. E insistió en que en Colombia el narcotráfico amenaza la democracia y ha llegado a la clase dirigente.

Por su parte, el presidente Ernesto Samper lamentó que a Colombia se le asocie con el narcotráfico, al comentar que su gobierno trabaja por una ``Colombia positiva, que a veces ignoran algunos países que tratan de reducirnos exclusivamente a un país de miseria y de droga''. E instó a los colombianos a ``enfrentar las fuerzas que se nos vienen encima'' y a ``defender su bandera y resistir la tempestad''.

En un discurso en Armenia, en el que propuso unificar los periodos elctorales en todo el país, dijo que no quería ver más peleando a los colombianos entre sí y subrayó: ``La verdad es que si no existiera, como existe en otros países, el imán maldito del consumo, jamás nos habríamos nosotros involucrado en el narcotráfico''.

Posible referendum sobre extradición

De momento parecía que solo el ministro de Justicia, Carlos Medellín, se mantenía fiel al presidente al ratificar que el envío de ciudadanos colombianos a otros países está reñido con la Constitución. Acotó que para superar al obstáculo al diferendo se tendría que denunciar el tratado de extradición con Estados Unidos o proponer una reforma.

Medellín, quien intervino en un foro sobre Corrupción Política y Justicia, dejó no obstante abierta la posibilidad del referendum para que ``el país determine de una vez por todas la suerte de la extradición''. Aclaró que esto es algo que tendrá que ser estudiado por el alto gobierno, el presidente y el Consejo de Ministros.

Tras recordar que el presidente se propone enviar al Legislativo tres proyectos para enfrentar el narcotráfico, referentes a un aumento drástico de las penas carcelarias, confiscación de bienes y cooperación internacional, al ministro agregó que los narcotraficantes en prisión en Colombia no delinquen ni disfrutan de regímenes especiales.

Medios de prensa en Colombia reportaron que el abogado William Rodríguez, hijo del capo Miguel Rodríguez Orejuela, se convirtió en el nuevo jefe del Cartel de Cali desde la detención de éste y su tío Gilberto. El Tiempo citó como fuente de la información el expediente de un tribunal de Miami.

En las últimas horas las críticas contra Samper resurgieron, como ocurrió en el citado foro sobre corrupción en donde el ex viceministro del Interior, Héctor Riveros, comparó el caso del mandatario colombiano con el de sus homólogos Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, el peruano Alan García y Bettino Craxi, de Italia, todos ellos acusados de corrupción.

En el foro, en el que participan jueces y fiscales de varios países, el fiscal general Alfonso Valdivieso retomó el tema de la extradición de los mafiosos. Reiteró su opinión favorable a esa fórmula y señaló que Colombia debe perderle el miedo a tomar esa medida, al desestimar las amenazas de la ola de terrorismo que ello desencadenó en el pasado.

El vicepresidente Humberto de la Calle, quien presentó hoy su dimisión a la consideración del presidente, lo instó a asumir sus responsabilidades políticas por el ingreso de dineros del narcotráfico en su campaña electoral de 1994. Asimismo, instó a Colombia y Estados Unidos a superar la aguda crisis bilateral que enfrentan.

Al tiempo que la Iglesia católicia colombiana cuestionaba la exoneración de Samper por la cámara baja en torno a sus presuntos nexos con el cartel de Cali, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional se sumó al rechazo al fallo de los diputados favorable al presidente y convocó a la ``desobediencia civil'' y a un ``paro armado''.

En otro asunto, la línea aérea estadunidense American Airlines abandonó temporalmente su interés por volver a operar la ruta Nueva York-Bogotá, luego de la tensa negociación que terminó sin acuerdos entre representantes de los dos países.