La Jornada 8 de julio de 1996

Hallazgo de armas, causa de la movilización en la Huasteca

Alonso Urrutia, enviado, Huejutla, Hgo, 7 de julio Oficialmente es un operativo militar ''de rutina'' pero este apartado municipio hidalguense está virtualmente ocupado por el Ejército. Tanquetas, vehículos artillados y transporte de tropas --venidos desde Veracruz, San Luis Potosí y del ayuntamiento contiguo de Huejutla-- saturan de soldados las desoladas comunidades.

La razón: el hallazgo de un número indeterminado de armas en la comunidad de El Lindero, que desde el viernes está en manos del Ejército y prácticamente sin acceso posible. Las versiones oficiales sobre el descubrimiento del armamento son diversas, pues el Ejército Mexicano ha tomado todo el control de la zona donde trabaja la Organización Independiente de Pueblos Unidos de la Huasteca (OIPUH).


Soldados pertenecientes al 84 Batallón se encuentran en la
comunidad de Barrio Hondo,en Huautla, Hidalgo, desde el pasado
viernes.
Foto: Ernesto Ramírez

Una primera versión refiere que fueron armas enterradas en un paraje de esa comunidad. La segunda señala que integrantes del 84 batallón de Infantería, que provenía de Veracruz, se encontró con un grupo armado que abandonó algunos cuernos de chivo, sin que se registrara enfrentamiento alguno. Ambas coinciden en el decomiso de armas.

Entre algunos responsables de Seguridad Pública y del gobierno del estado se tiene sólo esa certeza, pues el Ejército no ha permitido que trascienda información.

--¿Fueron muchas?

--No sabemos. Sé que fueron algunas y que se encontraron en El Lindero.

Para reforzar la presencia castrense, el gobierno local desplazó personal de Seguridad Pública y de la Policía Judicial Estatal (PJE). ''Venimos de refuerzo'', responde un miembro de esta última corporación.

--¿Qué tipo de operativo?

--No sabemos nada, todo lo controla el Ejército.

Desde el sábado se han desplazado hasta Huautla centenares de militares y se han desplegado retenes en los accesos de la cabecera municipal. ''Es un operativo de rutina relacionado con el cumplimento de la ley de armas y explosivos'', responde parco un teniente del Ejército en el puerto de cruce de Xochitiapan.

El transporte privado es minuciosamente revisado y en los públicos se obliga a descender a los pasajeros para su inspección. El despliegue de tropas en los accesos a Huautla es discreto pero conforme se adentra a las comunidades el despliegue militar se incrementa sensiblemente.

Al silencio castrense sobre el carácter de la operación se añade el silencio temeroso de la población.

''Sólo sabemos que hay mucha federación'', responde Arturo Soleta, quien en el local del comité municipal perredista matiza nervioso su militancia.

En la presidencia municipal la actividad del Ejército, de la Policía Judicial y de integrantes de Seguridad Pública contrasta con el displicente alcalde Isidoro Vites. Señala: ''El municipio está en calma. El Ejército está aquí desde hace días por eso de la reforestación''.

Día de plaza en Huautla, en cuya cabecera la tensión por el desplazamiento militar federalizado desde el viernes es relativa.

Unas decenas de metros afuera de la cabecera municipal el panorama cambia radicalmente.

Barrio Hondo es una comunidad de un par de centenares de habitantes, cuya cotidianidad se rompió el sábado con la llegada masiva del Ejército.

Es la primera de un corredor de comunidades ocupada por el Ejército. Ciertamente esta parte de la Huasteca hidalguense es ocasionalmente ruta de patrullajes militares, dicen sus habitantes, pero ahora se han intensificado desde la aparición en Guerrero del Ejército Popular Revolucionario (EPR).

Desde el viernes llegaron los militares. El sobrevuelo de helicópteros en las inmediaciones de El Lindero y la llegada masiva de vehículos corrobora el hallazgo de armamento.

Contrario a su versión de que en el ayuntamiento el Ejército está de rutina, Vites se presentó el sábado en Barrio Hondo a dar aviso a la comunidad que La Galera --espacio destinado a actividades comunitarias-- serviría de improvisado cuartel por tiempo indefinido.

La recién construida iglesia de Guadalupe nunca ha tenido tanto resguardo militar: tres vehículos artillados, seis yips y media centena de soldados. Fuera de ello, ni cura de planta tiene.

Rodeadas de militares, unas afanosas mujeres evaden casi toda referencia al Ejército. Escueta, una de ellas responde que ''es normal''.

--¿Hay mucho patrullaje en la zona?

--En veces --responde.

Ni una palabra más. Hay temor y sólo algunos pocos informan ya entrados en confianza. Desinformación, rumores y la única realidad cierta: la ocupación militar de las comunidades.

Tamoyón, Chapopote, Tecolutla, San Sebastián albergan soldados de la misma forma que Barrio Hondo.

''Sólo en El Lindero no hay paso'', concluye un campesino.