Con el propósito de justificar su relación con Raúl Salinas, el presidente de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, ha subordinado el trabajo de los reporteros, investigadores, comentaristas y locutores de la empresa a la defensa de sus intereses personales. La independencia de la llamada ``Fuerza Informativa Azteca'' está en en entredicho, pues cada vez que existe un conflicto entre su quehacer periodístico y los negocios de Salinas Pliego, los periodistas de Tv Azteca dejan a un lado la objetividad y la imparcialidad.
El profesionalismo de Tv Azteca se comprometió primero en el conflicto de Tepoztlán en el que el pueblo se opuso a la construcción del Club de Golf El Tepozteco, del cual Ricardo Salinas Pliego era socio. Los noticieros de Tv Azteca cubrieron ampliamente la historia, pero editorializaron en contra del Comité de Unidad Tepozteca y dedicaron muchos minutos al aire para hablar sobre las pretendidas ``bondades'' del Club.
Cuando están involucrados los asuntos privados de Ricardo Salinas Pliego la calidad y naturaleza de la información de Tv Azteca carece de balance, ya sea en los tiempos asignados a las opiniones contrapuestas o en el énfasis editorial de cada noticia.
Algo similar, pero de mayor gravedad sucede con el tratamiento del vínculo de negocios entre Ricardo y Raúl Salinas en los noticieros de Tv Azteca. Como un todo, el cuerpo de periodistas de la empresa ha cerrado filas en torno a su jefe. Este ha utilizado los micrófonos, los estudios, los reporteros y, principalmente, el tiempo de transmisión de Tv Azteca para presentar su respuesta personal a las revelaciones aparecidas en múltiples medios de prensa. Los empleados de Salinas Pliego prefieren la descalificación personal de quienes difieren de su jefe, en vez de mantener una distancia ética y profesional hacia la noticia.
Con el afán de encubrir los datos relevantes entre cortinas de humo, Ricardo Salinas Pliego describió la información difundida sobre el préstamo de 29 millones de dólares que le otorgó Raúl Salinas como una ``conspiración de los medios'' o, alternativamente, como una ``guerra de televisoras''. De este modo, eligió muy bien a sus contrincantes: Televisa no se ha caracterizado por ser un ejemplo de imparcialidad u objetividad en las noticias, pero la condena a los vicios y prácticas periodísticos de su competidora no exime a Salinas Pliego de la necesidad de ofrecer respuestas satisfactorias a la opinión pública sobre sus negocios con Raúl Salinas.
Según la publicidad de Tv Azteca, mientras ``unos callan'' y ``otros mienten'', ``la verdad está en los hechos''. Sin embargo, Ricardo Salinas Pliego ha faltado a este compromiso: su primera reacción fue negar tener o haber tenido vínculo alguno con Raúl Salinas. ``Definitivamente yo no tengo ninguna relación de negocios con el ingeniero Raúl (Salinas)'', dijo Salinas Pliego en un principio. ``No hay ninguna relación de dinero y por ninguna parte. Yo nunca he recibido ni enviado dinero de Raúl Salinas''. A partir de entonces ha tenido que reconocer públicamente que sí recibió 29 millones de dólares de parte de Raúl para invertirlos en un negocio y, con menor franqueza en este caso, reconocer también que después de haber enviado el dinero de Raúl a través de un largo circuito financiero internacionallo utilizó para comprar acciones de Tv Azteca.
Las versiones de Ricardo Salinas Pliego han ido cambiando, pero los datos más relevantes siguen sin ser aclarados satisfactoriamente. Esta es la historia importante: Durante el sexenio de Carlos Salinas, Ricardo Salinas recibió en forma privada 29 millones de dólares de parte del hermano del ex presidente; depositó ese dinero en cuentas que controla en el extranjero; utilizó los recursos para sustentar la oferta que hizo en la privatización de Imevisión y, finalmente, tradujo el préstamo de Raúl en acciones de Tv Azteca.
La tarea del gobierno es sancionar posibles conductas delictuosas y corregir las anomalías que pudieran haberse dado durante la privatización de Tv Azteca; especialmente si hubo tráfico de influencias en el proceso. El dinero involucrado en esta transacción es real y tangible, y tiene un origen dudoso. La Contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados y la Procuraduría General de la República han abierto investigaciones en sus respectivos ámbitos de competencia, pero la responsabilidad de la sociedad civil no se agota con la acción del gobierno: la televisión es una concesión pública, no un patrimonio privado.