Elba Esther Gordillo
Fortalecer la responsabilidad pública

La democracia, desde su nacimiento en la antigedad griega hasta su aparición como eje de la modernidad, ha contenido elementos normativos para regular la convivencia, valores éticos para orientar la vida en sociedad y buscar su perfeccionamiento en la concordia y la civilidad, y prácticas entre los individuos y los grupos sociales para relacionarse, a partir del reconocimiento de la existencia de otros, de sus derechos, particularidades e intereses.

La democracia es la forma de organización política que busca fundar la vida en sociedad incluyendo los procedimientos y mecanismos que regulan el acceso, la distribución y el ejercicio del poder, en una moral pública que procure la transparencia y la legitimidad de los actos políticos, en una cultura política que haga partícipes y responsables a los ciudadanos de los asuntos que interesan a la colectividad, y en una legalidad que norme con certidumbre los comportamientos individuales y sociales.

Esto significa que en el proceso de construcción democrática, el Estado de derecho, la moral pública, la cultura política y la racionalidad comunicativa se imbrican estrechamente. En el caso mexicano como en otros países en situación semejante a la nuestra, ello obliga a enfrentar de manera constructiva hechos y fenómenos recientes o antiguosque como la corrupción, los rumores, las disputas intestinas y la violencia común o política, actúan como disolventes de la convivencia armónica, corroen la moral de una sociedad, buscan enfrentar a unos contra otros, y pretenden hacer presa al país de la incertidumbre. Son poderosos obstáculos para acceder a una verdadera modernización política.

Para superar los riesgos que implican estos fenómenos, debemos reforzar la responsabilidad pública de todos los actores políticos y sociales que estamos comprometidos con un desarrollo democrático para México. El gobierno, los partidos políticos, los ciudadanos, las organizaciones sociales, los medios de comunicación estamos llamados a actuar en los ámbitos de nuestra competenciacon tolerancia, sensibilidad, sensatez y determinación para construir una convivencia democrática.

Hoy, es necesario el estricto cumplimiento de la ley sin distingos y de manera expedita, que no se permita la impunidad y se sancionen las arbitrariedades, pero, al mismo tiempo, que no se le politice ni se le someta a presiones indebidas; que los medios de comunicación informen con oportunidad y objetividad, fomenten el periodismo de investigación, promuevan el debate de puntos de vista y la manifestación directa de la opiniones de la ciudadanía, para generar una opinión pública informada y activa; que las diferencias de opiniones o intereses naturales en sociedades complejas como las contemporáneas se expresen de manera abierta y transparente, y que los conflictos y disputas por motivos políticos, económicos, laborales, etcétera, se canalicen con apego a los marcos normativo e institucional, los cuales pueden ser modificados para su mejoramiento.

Al mismo tiempo, es menester impulsar las iniciativas públicas que fortalezcan la legalidad y la paz y que promuevan el cambio democrático. En este sentido, constituyen un logro significativo por parte del gobierno y del EZLN, los avances para la pacificación del conflicto en Chiapas, que clausuran el callejón sin salida de la confrontación violenta y refuerzan los caminos de la conciliación y la concordia; de manera semejante, son prometedores los esfuerzos de renovación que protagonizan el Partido de la Revolución Democrática, con la elección abierta de su dirigencia nacional, que, de resultar aceptada por los militantes de esa organización y por la opinión pública, podría contribuir a la gestación de una cultura política más participativa, y el proceso de reforma del Partido Revolucionario Institucional hacia su XVII Asamblea, que podría fortalecer la transformación del instituto político al frente del gobierno, de cara a un contexto de mayor competitividad electoral, involucramiento social y expectativa internacional. Queda pendiente y en espera de urgente resolución la aprobación de la reforma electoral.

En tiempos de grandes cambios crecen los riesgos, pero también las oportunidades. México experimenta turbulencias que se deslizan como escándalos o son presentadas como signos de calamidades mayores. Al mismo tiempo, crecen la conciencia y la responsabilidad sociales frente a lo que nos es común y más querido: la libertad, la justicia, la paz y la independencia nacional.