Carlos H. Avila Bello

INIFAP:Cambios con futuro o desaparición?

En una colaboración anterior hablé sobre algunos cambios que, creo, son parte de lo que necesita el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para enfrentar de mejor manera su futuro y aportar lo que se espera de él al campo, los campesinos y la población en general. Lo que se vislumbra para el futuro del Instituto no es muy halagüeño ya que parece que vamos hacia atrás. Por ejemplo, la capacitación de los investigadores deja mucho que desear y no parece que este problema se vaya a corregir a futuro, de ello pueden derivarse dos comentarios generales:

1) De continuar con esta determinación se estará contraviniendo el Programa de Ciencia y Tecnología 1995-2000; 2) La capacitación de los investigadores, especialmente la obtención de postgrados, es fundamental para elevar la calidad de nuestras aportaciones, pero no sólo ya que el Instituto puede crear, con la infraestructura que posee, programas de Maestría y Doctorado adaptados a las condiciones ecológicas de las diferentes regiones del país donde se tiene presencia para así capacitar a agrónomos, biólogos y otros profesionales interesados en las áreas de conocimiento que explora el Instituto.

Se pretende reorganizar al Instituto empezando de cero y para ello se han contratado los servicios de investigadores externos, me pregunto ¿nuestro juicio y experiencia no tienen valor?; ello me lleva a insistir en que la reorganización del INIFAP requiere de convocar la participación de los investigadores que formamos el Instituto, los directivos y productores pobres y ricos del país, adicionalmente se podría invitar a investigadores externos de reconocido prestigio y experiencia para que aporten sus opiniones.

Creo que empezando con eso se podría iniciar un cambio importante en el Instituto. Otro punto fundamental es el estímulo a los investigadores, la parte medular del INIFAP; por lo menos en los últimos años hemos debido soportar: 1) Bajos sueldos, en el caso de algunos campos experimentales, éstos han disminuido. 2) Pagar por errores de cálculo en nóminas -que no cometemos nosotros; 3) Suspensión de apoyos para cursos de inglés necesarios para acceder a un programa doctoral en el extranjero; 4) Poner en peligro nuestras vidas, ya que no se da mantenimiento adecuado a los vehículos oficiales en los cuales nos transportamos; 5) La suspensión, desde hace dos años, del apoyo económico para desarrollar los proyectos que tenemos a nuestro cargo, proyectos que en algunos casos se desarrollaban junto con productores innovadores en sus comunidades, pero que difícilmente volverán a creer en nosotros; esto último ha limitado también nuestras aportaciones ya que, como decía sabiamente el maestro Efraím Hernández X., las preguntas iniciadoras de la investigación se encuentran en la práctica, en la observación de los fenómenos naturales y de las acciones de los campesinos sobre ellos. Yo pregunto ¿en este país habrá algún investigador que pueda o deba soportar lo anterior? A pesar de ello, continuamos esforzándonos para publicar los resultados parciales o finales a los que pudimos llegar, en muchos casos aportando parte de nuestro sueldo para ello, siempre mencionando al INIFAP. Creo que todo lo anterior finalmente, como ha pasado antes, nos cansará y terminaremos abandonando el INIFAP ¿será ésa la finalidad? Ciertamente no lo sé, pero si además se abren programas de ``retiro voluntario'' en los que cada vez disminuye el número de investigadores, el Instituto terminará por desaparecer. Creo que esto último sería un triste final para una institución que, si bien necesita reorientarse, ha tenido logros importantes, nacionales e internacionales, a lo largo de sus más de 60 años de llevar a cabo investigación. Mencionaré algunos:

1) Es uno de los bancos de germoplasma de maíz más importantes en América Latina. 2) La invención de variedades de plantas alimenticias de gran utilidad, aun a nivel mundial, como el Triticale. 3) Las importantísimas contribuciones de la desaparecida Comisión de Estudios para la Ecología de Dioscóreas al conocimiento de los ecosistemas forestales tropicales del país. 4) Las importantes contribuciones para conocer las características ecológicas de bosques de Abies y Pinus. 5) Las investigaciones que sobre el aceite de jojoba se llevan a cabo en Baja California para que sustituya al aceite de ballena usado en diversas aplicaciones industriales.

El espacio no me permite mencionar otras importantes contribuciones del INIFAP, pero prácticamente siempre existe alguna investigación del Instituto en cualquier cultivo en el que se piense. Puntualizaré los tres aspectos con los cuales se podría iniciar, desde mi perspectiva, un verdadero cambio positivo en el INIFAP: 1) Tener claro que el Instituto fue creado para generar conocimiento y tecnología que contribuyan a elevar la producción y productividad en el campo mexicano y no para ser usado como trampolín político, es decir, se requiere una dirección encabezada por un científico de carrera, reconocido, por lo menos, a nivel nacional y surgido del INIFAP. 2) Autonomía de las líneas dictadas por los políticos; ello no quiere decir que perdamos de vista la realidad económica, social y política del país, pero las prioridades o líneas de un político no siempre coinciden con las de un científico. 3) Apertura para estimular la participación, en la reorientación del INIFAP, de la mayoría de los investigadores de las diferentes regiones, así como de los productores del país, especialmente los pobres.

Finalmente, no creo que la desaparición del INIFAP deba siquiera pensarse, es un patrimonio en el cual el país ha invertido mucho dinero y esfuerzo, es adecuado recordar que en el acta de inauguración del antiguo Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, firmada por el entonces presidente Adolfo López Mateos, se dice: ``El gobierno está seguro que, al encomendar esta tarea a las manos y cerebros hábiles de los técnicos mexicanos, responderán siempre a las más apremiantes necesidades y a los más caros intereses de la Patria''.