La Jornada 15 de julio de 1996

Negocian el descenso aquí de aviones militares de EU

David Aponte y Roberto Garduño Espinosa Los gobiernos de México y Estados Unidos negocian las reglas para que aviones militares y de agencias de control de drogas del segundo país puedan descender en suelo mexicano para el ``reabastecimiento de combustible''. De hecho ya se permite el sobrevuelo de aeronaves estadunidenses equipadas con radares, de acuerdo con información del gobierno mexicano.

Con relación al apoyo que México recibe de Washington para combatir el tráfico de drogas, ``una de las necesidades más apremiantes de equipo es el aéreo'', señala la Procuraduría General de la República (PGR).

El reporte apunta el caso de los helicópteros UH-1H Huey de procedencia estadunidense: ``A partir de enero de 1993, los helicópteros operan a toda su capacidad habiéndose efectuado el 80 por ciento de los aseguramientos con esas naves''.

Las cambiantes estrategias empleadas por los narcotraficantes, especialmente en lo que se refiere a las rutas aéreas sobre territorio mexicano, restan efectividad a los trabajos de intercepción de cargamentos de droga, porque no se cuenta con los recursos materiales y la capacitación adecuada del personal vinculado al control de drogas, abunda la nota de la PGR.

La eficacia de los helicópteros UH-1H propició que tras una larga negociación el gobierno de Washington aceptara enviar 20 aparatos nuevos a las ``unidades de reacción rápida'' de las fuerzas armadas de

México. Para ello, funcionarios estadunidenses podrán supervisar el equipo, junto con la bitácora de vuelo en territorio mexicano, previo acuerdo bilateral, se indica.

Recientemente, las autoridades mexicanas y estadunidenses negociaron el traslado de los helicópteros no artillados --cuya aprobación está pendiente en el Congreso de Estados Unidos-- a través de la cláusula 505 de la Ley de Asistencia Foránea. El gobierno de México pidió que la trasferencia no implicara condicionamientos, como la supervisión unilateral del equipo.

Los negociadores mexicanos incluyeron una cláusula muy específica. Esta señala: en ningún caso esa observación y supervisión continua del equipo propiciará la participación de personal estadunidense en las operativos antidrogas realizados en territorio nacional.

Las naves que serán donadas por Washington servirán para respaldar a la PGR en sus misiones antinarcóticos. A partir de septiembre de 1996, la Fuerza Aérea Mexicana contará con 190 pilotos entrenados.

Según la misma información, el gobierno de México requiere ``aeromovilidad'' en sus unidades para tener capacidad de intercepción de los cargamentos de drogas transportados por grandes aviones, además de contar con personal capacitado para vuelos nocturnos. Los narcotraficantes pueden descargar los estupefacientes en 10 o 15 minutos.

A mediados de 1995, la PGR solicitó 12 helicópteros UH-1H en arrendamiento, como ampliación al acuerdo bilateral firmado el 24 de febrero de 1992, que fue aprobado por el Senado de Estados Unidos.

En 1992, la PGR recibió 21 helicópteros para el combate al narcotráfico, de esa cantidad hasta ahora cuenta con 18 que se encuentran incorporados a las actividades de intercepción y destrucción de plantíos de mariguana y amapola, los tres restantes fueron reportados como pérdidas totales en accidentes cuando realizaban labores de inspección:

El primero de los percances ocurrió en Corral de Piedras, municipio de Chilpancingo, Guerrero, el 20 de marzo de 1992, donde perecieron tres personas; el segundo en Río Verde, municipio de Othón de Pablo Blanco, Quintana Roo, el 5 de julio de 1994, con cuatro tripulantes muertos, y el último en la cercanía de la ciudad de Puebla, en 1995, sin pérdidas humanas.

Sobrevuelo de aereonaves estadunidenses

El 15 de junio este diario informó que el Departamento de Estado estadunidense informó que por primera vez ``el gobierno mexicano permite el sobrevuelo (en su territorio) de naves de agencias de seguridad públicas de Estados Unidos. Estamos satisfechos con el progreso y la creciente cooperación en esta área, particularmente en torno a las solicitudes de sobrevuelo del Servicio de Aduanas de Estados Unidos''.

En los reportes de las autoridades mexicanas se explica que siempre se ha tenido peticiones de sobrevuelos y que hay reglas muy claras para tales casos. Algunos son autorizados por la cancillería, por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o por la Secretaría de la Defensa Nacional, dependiendo de la nave que se trate, oficial, particular, comercial o militar.

Al respecto, el gobierno de Estados Unidos planteó que su sistema aéreo de radares tenía ``problemas de paso'' por el cielo mexicano para su reabastecimiento. De tal forma que las autoridades mexicanas han autorizado el sobrevuelo, incluso con la participación de un técnico nacional, para hacer menos largo el viaje de esa naves. Al cruzar por México, los aviones de Estados Unidos tienen la obligación de apagar sus radares, se detalla.

La parte mexicana considera que este tipo de cooperación es muy importante para la intercepción de aeronaves sospechosas, de grandes aviones que transportan drogas desde Sudamérica. En estos casos, el avión estadunidense informa a las autoridades de México cuando se detecta un vuelo. Desde Chiapas, la autoridad mexicana retoma el seguimiento, ``porque no permite persecuciones en caliente'' de los aparatos de Estados Unidos. En esta labor participan la PGR (Cendro 6), las Secretarías de la Defensa Nacional, de Marina y de Comunicaciones y Transportes, se comenta.

Se argumenta que el gobierno de México busca elevar su eficiencia en la intercepción y en la cooperación con Estados Unidos. Por ejemplo, también ha autorizado el reabastecimiento de combustible de algunas naves estadunidenses en suelo mexicano, pero también lo ha negado, según los casos.

Por ahora, las autoridades mexicanas y estadunidenses definen las reglas para el reabastecimiento de combustible de aeronaves militares y de las agencias de control de drogas en territorio de México. De acuerdo con esa información, aviones con bandera mexicana también podrían utilizar el suelo estadunidense cuando los pasos sean obligados.

La parte mexicana también ha sobrevolado el cielo de Estados Unidos y los procedimientos y reglas son hasta cierto punto parecidas. En el caso de los vuelos militares, la Sedena estará a cargo y, posteriormente, dará parte a las autoridades civiles, principalmente a la Secretaría de Relaciones Exteriores, se agrega.

En la información, publicada en junio por los corresponsales Jim Cason y David Brooks, el Departamento de Estado mencionaba que México había aprobado la mayor parte de las solicitudes de sobrevuelo y además que Washington buscaba mayor flexibilidad para toda aeronave o embarcación estadunidense en labores de detección y monitoreo.