Sergio Aguayo Quezada
Los espectadores

Hay veces que las apariencias engañan. A simple vista Televisa derrota a Televisión Azteca, pero si nos acercamos se desdibuja la percepción: las televisoras muestran su desconocimiento de la ética periodística; las autoridades confirman su pequeñez cuando se trata de proteger el bien común; y los espectadores aparecemos como los grandes perdedores.

Si uno se queda en los episodios del sainete es evidente que Tv Azteca se lleva la peor parte. Es posible que, como argumentan los del Ajusco, tras los ataques de Televisa haya motivos comerciales, pero si Tv Azteca va perdiendo es porque ejemplifica el lado oscuro de las relaciones entre política y negocios.

Sabiamente, Emilio Azcárraga eligió de entre sus ejércitos al general con autoridad moral, a Ricardo Rocha, para que metiera el puño en la llaga: el dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, mintió sobre su relación con Raúl Salinas de Gortari, y hubo una transferencia de casi 30 millones de dólares entre ambos poco antes de que se privatizara Imevisión (ahora Tv Azteca). Puestos a la defensiva, los del Ajusco constantemente transmiten explicaciones que suenan tan poco convincentes como las que da otro socio de Raúl, Abraham Zabludovsky. Es una pelea entre fariseos, pero mientras Zabludovsky es una pieza menor, Salinas Pliego es el dueño de la empresa.

Lo grave es que para dirimir sus diferencias, las dos compañías violan la ética periodística. Normas universales exigen que los noticiarios sean balanceados e imparciales, objetivos y veraces. Estos principios no se cumplen.

El balance es inexistente y cada televisora presenta un solo punto de vista: el suyo. Rocha le hace una entrevista aterciopelada a Abraham mientras lanza dardos envenenados a Salinas Pliego. Los del Ajusco responden enviando expediciones a cazar declaraciones contra Televisa recurriendo incluso, como en el caso de Carlos Marín de Proceso, al engaño.

Señorones del sinónimo y maestros del diccionario van desgranando condenas al adversario: ``Ignorancia'', ``mala fe'', ``mentiroso'', ``estúpida'', ``desquiciada'', ``ridícula''', ``abusiva'', ``persiste en la mentira'', ``delicadito'', ``qué pendejos son...'', ``mentirosos cobardes'', ``jauría de falderillos y pinacates'', ``novato'', ``irresponsable'', ``miente'', ``miente'', ``miente''...

Como no les alcanza el tiempo de transmisión, en las pausas conceden entrevistas a la prensa escrita en donde afinan argumentos y ensayan justifiaciones que luego aterrizan en la pantalla. Tv Azteca considera ser ``una de las más dinámicas empresas de comunicación'' que ha aumentado su ``cobertura, sus ratings, sus horas de producción, (y) desde luego su credibilidad''. Televisa responde con la promesa de presentar ``toda la información... basados en documentos, hechos y declaraciones comprobables''. En sus ofensas y en sus elogios mezclan sin pudor la información con la opinión, los adjetivos con los hechos agrediendo a pilares del periodismo.

De cuando en cuando les sale la humildad y reconocen que ``nosotros no podemos ser el juez, usted, que tiene el control del aparato de televisión, será desde luego el mejor juez''. Se agradece la deferencia pero nosotros, los espectadores, somos únicamente espectadores. Es cierto que algunos tenemos el privilegio de recibir el Canal 11 y podemos ver el noticiero más objetivo (Enlace conducido por Sergio Uzeta). Pero ante la televisión comercial estamos indefensos.

Las leyes, los reglamentos y los títulos de concesión de la televisión están repletos de promesas incumplidas: según estos documentos la información de los noticiarios debe ser veraz, objetiva y oportuna y debe servir para fortalecer las convicciones democráticas. Los responsables de que se cumplan estas leyes son las secretarías de Gobernación y Comunicaciones y Transportes, y el Consejo Nacional de Radio y Televisión.

El guión ya lo conocemos: cuando el interés público está en juego las autoridades se hacen pequeñitas, pequeñitas. El de Gobernación, Emilio Chuayfett, quiere reconciliar a las cadenas y el de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán, declara que las concesiones de Tv Azteca no están en peligro. Si esa preocupación que muestran por los empresarios la extendieran al bien común, estaríamos en otro país.

Por ahora, nuestra única esperanza está en los diputados. Para revisar las concesiones del salinato se ha creado una comisión legislativa que preside un panista de buen nombre, Juan Antonio García Villa. Si García Villa no se alozana, y si no lo mayoritean los priístas, tal vez se iniciará esa revisión a fondo que requiere la televisión. En tanto vemos qué pasa, resignémonos a nuestro papel de espectadores azorados.