Emilio Pradilla Cobos
Hábitat II: las promesas

La segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Hábitat II), celebrada en Estambul, Turquía, del 3 al 14 de junio, reunió a varios miles de funcionarios gubernamentales, académicos y activistas de organizaciones sociales y no gubernamentales. El principal tema a tratar era ``las metas universales de asegurar una adecuada vivienda para todos y de hacer a los asentamientos humanos seguros, saludables, más habitables, equitativos, sustentables y más productivos''.

La Declaración de Estambul sobre asentamientos humanos, firmada por ``los jefes de Estado, de gobierno y delegaciones oficiales de los países reunidos'', incluido México, sintetiza los compromisos que asumieron los gobiernos en estos campos. La lectura del texto nos hace pensar que los gobiernos del mundo se comprometieron a alcanzar, en un plazo lamentablemente no especificado, casi todas aquellas condiciones materiales y sociales que las organizaciones sociales, los académicos y los partidos políticos de raigambre popular han reivindicado durante décadas, al menos en nuestro continente. Por falta de espacio, sólo transcribimos lo más importante de la versión del documento a la que tuvimos acceso.

''3. Nosotros (los jefes de gobierno, etcétera) reafirmamos nuestro compromiso para mejorar las condiciones de vida en mayor libertad para la humanidad. 4. Para mejorar la calidad de vida en los asentamientos humanos debemos combatir el deterioro de las condiciones, que en la mayoría de los casos, particularmente en los países en desarrollo, han alcanzado condiciones críticas. Para este fin debemos afrontar de forma integral, entre otros, los patrones de producción y consumo no sustentables, particularmente en los países industrializados; cambios en la población no sostenibles, incluyendo su estructura y distribución, dando consideración prioritaria a la tendencia a la concentración excesiva de la población, las personas sin vivienda, la pobreza creciente, el desempleo, la exclusión social, la inestabilidad familiar, recursos inadecuados y las carencias de infraestructura y servicios básicos, la ausencia de planeación adecuada, el crecimiento de la inseguridad y la violencia, la degradación del ambiente y una creciente vulnerabilidad ante desastres.``Luego de otros ``reconocimientos'' y ``compromisos'' se afirma: ''8. Nosotros reafirmamos nuestro compromiso para la total y progresiva realización del derecho a la vivienda adecuada, como está previsto en los instrumentos internacionales''. ''10. Para establecer un medio ambiente global sustentable y mejorar la calidad de vida en nuestros asentamientos humanos, nosotros nos comprometemos a establecer patrones sustentables de producción, consumo, transporte, desarrollo de asentamientos, prevención de la contaminación, respeto por la capacidad de soporte de los ecosistemas y a la preservación de oportunidades para las generaciones futuras. 11. Nosotros promoveremos la conservación, rehabilitación y mantenimiento de edificios, monumentos, espacios abiertos, paisajes y patrones de asentamientos de valor histórico, cultural, arquitectónico, natural, religioso y espiritual.``Salvo algunos temas dudosos como ``los cambios en la población no sostenibles'', deberíamos estar de acuerdo con los objetivos y compromisos de todos los gobiernos del mundo, incluido el mexicano, y felicitarlos por haberlos firmado. Pero no es tan sencillo. Las dudas empiezan cuando nos preguntamos (o preguntamos a los firmantes) sobre los plazos para cumplir estos compromisos y lograr ese mundo feliz anunciado, los medios que se aplicarán para alcanzarlos (los analizaremos en el próximo artículo) y, finalmente, los instrumentos y medios que tenemos los ciudadanos de cada país para evaluar los avances y exigir el cumplimiento de los compromisos, sobre todo en lo que se refiere a derechos como la vivienda, que son humanos, sociales y constitucionales en distintos países y en el mundo entero.

Recordemos que esta reunión ocurre 20 años después de Hábitat I, cuya declaración final incluía objetivos y compromisos tan loables como los de ahora, que parecen no sólo no haberse logrado, sino que la situación en la mayor parte del mundo ha empeorado. Será Hábitat II otro acto demagógico multinacional, como Hábitat I?