Miguel Barbachano Ponce
Filmotecas, ayer y hoy

Ayer --años 33, 34, 35, 36-- se fundaron respectivamente, ``Svenska Filmsamfundet'' (Estocolmo), ``Reichsfilmarchiv (Berlín), ``Museum of Modern Art: Film Library'' (Nueva York), ``National Film Library'' (Londres), ``Cinemathéque Franaise'' (París). Ayer, 1935, inició Mario Ferrari en Milán la recopilación de películas que con el paso del tiempo vendrían a ser el acervo fundador de la Cineteca Italiana. Veinticinco años más tarde, es decir, apenas ayer --1960-- se creó la Filmoteca de la UNAM, cuya función es resguardar, restaurar, clasificar y conservar las imágenes en movimiento. Pero no sólo la Filmoteca universitaria cobija en sus bóvedas cintas nacionales y extranjeras de nitrato de celulosa como de acetato, también abriga carteles, fotomontajes, fotografias, aparatos antiguos y, en general, cualquier objeto o documento que proporcione información sobre el fenómeno fílmico.

A imitación de aquellos espacios conservadores de material cinematográfico fundados en la tercera y sexta décadas, en 1974 fue creada la Cineteca Nacional, más como un acto político que cultural que venía a duplicar un servicio que ya impartía nuestra autónoma universidad. En aquella ocasión que ocurrió precisamente el 17 de enero de 1974, después de los habituales discursos propiciatorios, se proyectó El compadre Mendoza de Fernando de Fuentes en la sala que llevó su nombre. No duraría mucho tiempo en pie la burocrática institución, pues el miércoles 24 de marzo de 1982, mientras corrían en las pantallas La tierra de la gran promesa, del polaco Andrei Wajda y Wings cinta muda de William Wellman, un ``inesperado'' incendio vino a echarla por tierra. Sin embargo, dos años más tarde -- el 27 de enero de 1984-, resucitó de sus cenizas gracias al esfuerzo de un fideicomiso institucional. Hasta aquí la historia, revisemos ahora la ideología que impulsó a crear esos espacios que hoy denominamos filmotecas, unas veces, cinetecas otras.

Acerquémonos a aquéllos que organizaron la Cinmathque Franaise para conocer sus intenciones, me refiero a Henri Langlois (1914-1977) y a Georges Franju (1912-1987). Langlois --``ese dragón que vigila nuestro tesoro cinematográfico'' según lo calificó Jean Cocteau-- explicó así sus preocupaciones de cinematecario fundador: ``Cuando de un número aproximado de diez mil filmes, únicamente resguardamos diez, es un escándalo: ahora bien, si sólo conservamos cien, o mil, continúa siendo un escándalo, porque en el fondo nada ha sido realmente salvado. Nuestra obligación como cinematecarios es salvar todo, conservar todo, reconocer todo, sin prejuicio ético o estéticos de ninguna clase. No somos Dios, no tenemos derecho a creer que nuestro juicio seleccionador es infalible. No olvidemos tampoco que lo que hoy consideramos un filme detestable, para las generaciones futuras puede ser una cinta extraordinaria, por motivos que ahora se nos escapan... A partir de esta concepción fundamental apliquémonos a construir una cinemateca con características museográficas capaz de resguardar no sólo las películas de ayer y de hoy, sino también libros, documentos, y otros objetos relacionados con el fenómeno cinematográfico, porque al fin y al cabo, acorde a la idea axial de Marcel Duchamps, ``por el solo efecto de su exposición, los objetos (en este caso, ropa, joyas, y otros adminículos que alguna vez pertenecieron a famosas luminarias) se circundan de una aura artística''...

``Aboquémonos a crear un auténtico `Muse du cinéma', que además posea salas de proyección donde transcurran celuloides tanto para satisfacer el gusto de las masas como el de las personas verdaderamente apasionadas por el arte rítmico y visual por excelencia de nuestro siglo''.

Estos principios tomaron forma legal en el Journal Officiel de la República francesa el 8 de octubre 1936, y son hasta nuestros días los que sustentan a la filmoteca organizada por nuestra Universidad. Y para concluir, preguntémonos: ¿cuál otra institución cultural cobija mejor que nadie las imágenes de diversas geografías y diversas épocas, estilos y actitudes morales y corporales, escrituras poéticas y narrativas, que las que han recogido, clasificado, conservado, las filmotecas de este trágico siglo?