A la memoria de Leopoldo Ensástiga Santiago (1959-1996)
Este viernes 19 de julio la Unión de Colonias Populares del Valle de México, conocida por las siglas UCP, cumple diecisiete años de fundada. El primer antecedente se remonta a 1968, cuando el movimiento estudiantil estableció nexos con las colonias populares de la ciudad de México, quienes, junto con algunos sindicatos independientes, integraron en 1973 el Frente Popular Independiente (FPI) en el que participaban, entre otras, las colonias San Agustín de Ecatepec, Santo Domingo de los Reyes, Cerro del Judío, Padierna y el Movimiento Restaurador de Colonos de Nezahualcóyotl. Este frente, por cierto, sin éxito pero adelantándose a lo que estaba por venir, postuló candidatos populares independientes para las elecciones de 1976.
Otro antecedente es el Bloque Urbano de Colonias Populares (BUCP) fundado en 1975 para defenderse de la represión que el gobierno de Luis Echeverría practicaba contra los sectores populares, y que por cierto fueron dos de estas represiones, contra la colonia Rubén Jaramillo en Cuernavaca y el Campamento 2 de Octubre en la capital, las que terminaron por desarticularlo. Del FPI y del BUCP surgió una Comisión Organizadora como paso previo a la creación el 15 de julio de 1979 de la actual Unión de Colonias Populares del Valle de México. La declaración de principios decía que la UCP se proponía ``impulsar la práctica de la democracia, ser independiente de autoridad gubernamental alguna y de los partidos políticos, acudir a la movilización organizada para hacer valer sus derechos mediante la vía legal y levantar un programa que incluya las demandas de todos los colonos pobres, habitantes de zonas marginadas e inquilinos''.
Fue entonces cuando por medio de Mario Ensástiga, hermano de Leopoldo, fui invitado a registrar como periodista las principales acciones que junto con otras organizaciones del país emprendía la UCF hacia la conformación de un movimiento urbano popular de alcances nacionales.
En 1980, con motivo del primer aniversario de la UCP, escribí que al cabo de un año no había aún mayores logros excepto en organizaciones y aprendizaje. El balance era modesto pero optimista (muy importante en ese momento) y revelador de una corriente de organizaciones de colonos que habría de ocupar primeros planos en la década que comenzaba. Destacaba su inclinación por la vía legal, no obstante solidarizarse con grupos que por diversas razones se veían obligados a otras vías como invasiones, toma de autobuses, huelgas de pagos, etcétera. Tampoco era mucho lo avanzado en un año en parte por los problemas para interpretar correctamente el proceso de urbanización popular en México y traducirlo en programas y acciones de lucha organizada; y también porque la UCP decidió que era mejor avanzar con cautela para no incurrir en los errores del FPI y el BUCP. No podía decirse, como eran sus propósitos, que la UCP era ya una organización de masas.
En 1981, segundo aniversario, la UCP ya era miembro fundador de otras dos organizaciones de mucha influencia política: la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (Conamup) y del Frente Nacional contra la Represión (FNCR). Entonces escribí que eran seis líneas de trabajo en las que se ocupaba, muy reveladoras del clima social y político del momento: regularización de la tenencia de la tierra, contra la represión, servicios públicos, democracia y libertades políticas. ``Hoy decía el informelas condiciones del movimiento urbano popular han cambiado, debido a la política represiva y antipopular del Estado mexicano, por esa razón existe una tendencia a la unidad en todas las fuerzas democráticas y revolucionarias; pero es insuficiente, debe impulsársele a nivel de zona (varias colonias agrupadas), región geográfica y nacionalmente, a efecto de rebasar el nivel estrictamente local que pone en desventaja a la sociedad atomizada frente al gobierno: deben generalizarse las movilizaciones a escala municipal y delegacional en el caso del Distrito Federal a través de las coordinadores correspondientes''. Fue entonces cuando anunció su decisión, muy controvertida pero sin duda premonitoria, de participar también en las luchas electorales. Su candidata a la Presidencia de la República: Rosario Ibarra de Piedra, primera vez que fue postulada.
Luego vinieron la crisis de 1982, los sismos de 1985, las elecciones de 1988, la gestión neoliberal de las ciudades, el programa de Solidaridad, la intermediación de las ONG, la desarticulación del movimiento urbano popular, la experiencia parlamentaria y nuevamente la crisis. Año con año la UCP ha ido dejando constancia de sus análisis, principios, trayectoria y actitud responsable de lucha social. Esa es la escuela que sigue formando militantes como Leopoldo Ensástiga Santiago, quien sin llegar a los veinte años de edad se sumó a la creación formal e ideológica de la UCP en 1979. Tal vez la organización que más ha contribuido entre los pobladores pobres a la construcción de una identidad propia.