El Ejército no saldrá de Guerrero: Zedillo
Elena Gallegos, enviada, y Maribel Gutiérrez, corresponsal, Atoyac de Alvarez, Gro., 18 de julio El presidente Ernesto Zedillo volvió un paso atrás para responder a la diputada Leticia Burgos que, a gritos, le pedía la salida del Ejército de Guerrero:Eso sí que no... hasta que entreguen las armas!
La perredista fue una de las dos mujeres que, sin rodeos, le plantearon lo mismo.
Y es que minutos después, en la alcaldía de este lugar, María de la Luz Núñez Ramos, suplicó también:``Por favor! Por el amor de Dios...!, se escuchó y por segundos se hizo un pesado silencio que se rompió cuando la misma presidenta municipal le dijo a Ernesto Zedillo:Reclamo... imploro... que se desactive el operativo militar y que se libere a quienes estén injustamente presos.
Antes, en la plaza del pueblo, la legisladora se había hecho escuchar entre el griterío: ``Señor presidente, soy diputada federal y le pido una audiencia privada!``Leticia Burgos estaba entre el gentío que había llenado al visitante lo mismo de bienvenidas que de solicitudes.
Como no, como no. Pero no se exalte, respondió Ernesto Zedillo al tiempo que ella le entregó un documento.
Y ya se iba entre decenas de manos que obsequiosas le ofrecían cartas llenas de quejas, cuando la diputada perredista volvió a subir el tono:
Señor Presidente, le demando también que retire al Ejército de Guerrero!
Entonces Ernesto Zedillo dio media vuelta y caminó un paso atrás. La miró para responderle de alguna manera lo mismo que le diría más tarde, aunque con otras palabras, a la alcaldesa Núñez Ramos: Eso sí que no hasta que... entreguen las armas!
En el ambiente flotaban los comentarios y las especulaciones sobre el autodenominado Ejército Popular Revolucionario: quiénes son?, preguntaban ávidos los reporteros a los lugareños que, invariablemente, reviraban: ``también nosotros quisiéramos saberlo''.
Era el segundo punto de una gira que llevó a Ernesto Zedillo por Tecpan de Galeana, este sitio a 42 kilómetros del vado de Aguas Blancas, y Acapulco.
Desde Tecpan las alusiones a la violencia y las peticiones en torno al retiro del Ejército habían estado en el escenario.
Y hoy aquí en Guerrero, la visita presidencial puso frente a frente dos posiciones: la de los priístas, expresada por el alcalde de Coyuca de Benítez, Ezequiel Zúñiga Galeana, a favor de la presencia del Ejército, y la de las organizaciones sociales y el PRD que buscan su retiro y hablan del clima de intimidación que según cuentan impera en algunas zonas de la Sierra Madre del Sur.
Situación que dicen se agudizó con la aparición en Aguas Blancas del EPR.
Sabemos de la presencia del EPR en Coyuca, pero sabemos más que ahí trabajamos, que estamos en paz. Queremos agradecer la presencia del glorioso Ejército Mexicano, es repetada y respetable, sostuvo Zúñiga Galeana.
Edmundo Elpidio Leyva Galindo, comandante de la Novena Región Militar, esbozó una sonrisa. Estaban en la presidencia municipal de esta ciudad.
Antes, en Tecpan de Galeana, Zohelio Jaimes Chávez, dirigente de la más importante organización campesina de la Costa Grande (la Coalición de Ejidos), y a quien en los setentas alcanzó la ``guerra del Paraíso'' (contra Lucio Cabañas) por lo que tuvo que pasar dos años en la cárcel, había dicho:Hoy no es el momento de tomar las armas. Rechazamos la violencia venga de donde venga!Había convenido también que ``las armas deben ser la voluntad de los funcionarios para poder hacer que este Guerrero y México, salgan del atraso en el que estamos''.
Para Zohelio ``la violencia no se puede combatir con la violencia'' e insistente hizo una de las tantas peticiones que los guerrerenses le harían al presidente a lo largo de la jornada: ``Que se integre el Consejo Regional de la Costa Grande. Queremos hacer producir la tierra. Queremos conservar los bosques. Queremos mejores condiciones de vida para todos''.
El encuentro, el primero del día, se efectuó en una bodega de DICA desde ahí se distribuyen insumos para el campo y en él se revisaron las acciones emprendidas para auxiliar a los damnificados de los huracanes Boris y Cristina, que fueron implacables con los guerrerenses. A fin de cuenta costeños y jacarandosos, los habitantes de Tecpan hicieron gran alharaca por la llegada. Una mujer estampó un sonoro beso en la mejilla del visitante y otra no le quería soltar la mano al tiempo que un hombre le espeto: ``Señor presidente, el pueblo tiene hambre''.
Los de Tecpan se quejaron del olvido. Aseguraron que hacía más de 18 años que un presidente no volvía a visitarlos. Alguien recordó que el último que había recorrido el poblado fue Luis Echeverría. Entonces lo acompañó un joven capitán, Roberto Miranda. Ahora es el jefe del Estado Mayor Presidencial.
De ahí, en helicópteros, la comitiva se trasladó a este sitio, Atoyac de Alvarez. Bajo los mangos y los tamarindos, cientos de personas se apretaron para ver al presidente. Dirigentes del PRI estatal encabezados por el secretario general Nabor Ojeda Delgado, dirigían porras y coros. A su paso, le entregaban cartas y, sin rubor, casi exigían:
Señor, fírmele de recibido!
Ernesto Zedillo estampaba sus iniciales. Fue ahí precisamente donde se encontró con la diputada Burgos y luego del breve intercambio, subió al primer piso de la alcaldía para reunirse con siete de los ocho presidentes municipales de la Costa Grande. El único ausente fue Rogaciano Alba, alcalde de Petatlán, y cercanísimo hombre del gobernador con licencia, Rubén Figueroa.
Fue ahí donde María de la Luz Núñez Ramos, aliada que no militante del PRD, aclararía su esposo, Arturo Martínez Nateras, tejió un impecable discurso en el que no dejó fuera lo que quería decir:Yo no voté por usted aclarópero lo respeto y lo reconozco como presidente de todos los mexicanos.
Después fue al grano: la aparición del EPR nos replanteó el tema de la violencia, la justicia y la democracia.
Enseguida habló de la guerra. Y es que aquí en Atoyac la gente la recuerda. El 18 de mayo de 1967, en la plaza de este lugar se radicalizó el movimiento del profesor Lucio Cabañas, cuando se reprimió a un grupo de padres de familia. Cabañas y sus simpatizantes se fueron a la sierra ese mismo día. Nació entonces el Partido de los Pobres. La historia que llenó de luto a la región la conocen todos y no quieren volver a vivirla.
Por eso hoy aquí, María de la Luz Núñez Ramos le dijo a Ernesto Zedillo, siempre suplicante: ``Por favor! Por el amor de Dios, que los soldados retornen al cumplimiento de sus funciones constitucionales!.
``Reclamo el respeto pleno de las garantías constitucionales y de los derechos humanos...
``Imploro de ustedes, del presidente de mi país y del gobernador de Guerrero, gestos de entendimiento y de buena fe; de concordia. Que se ponga en libertad a quienes estén presos injustamente y que se desactive el operativo militar''.
En respuesta, Ernesto Zedillo aludiría por segunda vez a las minorías que aún creen en el camino de la violencia.
Después de los discursos, el presidente se asomó al balcón de la presidencia donde la gente desde la plaza lo saludó. Luego, charló unos minutos, en privado, con la alcaldesa y Martínez Nateras.
En el despacho de Núñez Ramos, en un librero que se encuentra atrás de su escritorio sobresalen una foto de Luis Donaldo Colosio y otra de su esposa, Diana Laura. De ahí salió el presidente Zedillo poco después de las dos de la tarde para viajar a Acapulco donde al anochecer terminó la visita.
Raúl García, corresponsal, Chilapa, Gro., 18 de
julio Hábiles, presurosos, ``muy correctos'', cinco
miembros del Ejército Popular Revolucionario (EPR) tres mujeres
y dos hombres recorrieron las calles de los barrios de San
Rafael y San Antonio, a plena luz del día, alrededor de las 4 y media
de la tarde, poco antes de la emboscada tendida a una patrulla militar
en Tixtla, casi en los límites con este municipio de Chilapa.
Vecinos de las calles 5 Sur, 7 Poniente, José María Andraca y otras en las orillas de la cabecera municipal, relatan su sorpresa y miedo al ver a tres mujeres encapuchadas, con pistolas metidas en la cintura del pantalón y las manos llenas de comunicados con el Manifiesto de Aguas Blancas, mientras los dos hombres, también con el rostro cubierto, las protegían con cuernos de chivo, uno al frente y otro en la retaguardia. Todos portaban gorras negras, pantalones de mezclilla y camisolas verde olivo, tipo militar.
``Pónganse listos, no se estén durmiendo'', cuenta don Augurio Bello Carreto que le dijo una de las presuntas guerrilleras mientras le entregaba el comunicado. ``Iban sonriendo, pero asustaron a la gente porque nunca se había visto algo así y porque apuntaban sus armas a los vecinos, pero no golpearon a nadie, se portaron muy correctos, no nos dijeron cosas duras'', agrega.
El niño de 11 años Senén Nava Sánchez fue uno de los primeros que notaron la presencia del comando. Dice que le entregaron un montón de comunicados para que los repartiera, ``pero los tiré a la basura ya que se fueron''. Junto con otros niños, siguió al grupo hasta la iglesia de San Rafael, ``y desde ahí los vimos que se iban a San Francisco y luego se metían a los carrizales'', que a decir de los mayores, conducen a Casacatla, Santa Catarina y Acuituco.
Un joven de unos 22 años, aún temeroso, solicita que su nombre no sea mencionado y platica que uno de los hombres del EPR lo encañonó con el rifle AK-47 por dudar en recibir el comunicado. ``Todos nos asustamos, unas señoras metieron a los niños en la iglesia de San Rafael para que no se los fueran a llevar, pero no pasó nada'', dice.
Esta mañana los vecinos de San Rafael sufrieron otro susto; éste ocasionado por decenas de policías judiciales del estado que se dieron a la tarea de investigar e interrogar a todos los vecinos, además de recoger todos los comunicados que hubieran guardado los habitantes.
A los judiciales y luego a los periodistas les dijeron lo mismo que mencionó en entrevista esta mañana la presidenta municipal, Verónica Muñoz Parra: que en Chilapa todos son tranquilos, que los presuntos guerrilleros vienen de sitios lejanos, que todos están muy asustados y que en los barrios de San Rafael y San Antonio no quieren problemas ni con grupos armados ni con la policía.