Hace casi dos años denunciamos la maniobra del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje y la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), en ese momento presidida por Carlos Jiménez Macías, para desaparecer por vía administrativa al Sindicato Unico de Trabajadores de la Secretaría de Pesca (SUTSP) violando disposiciones de la legislación laboral del apartado B y el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre libertad sindical. No obstante, la lucha no ha terminado.
En diciembre de 1994, por decreto presidencial, la Secretaría de Pesca (Sepesca) cambio su denominación por la de Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) e incrementó sus funciones, absorbiendo algunas actividades de otras dependencias que pasaron a formar parte de la misma, entre ellas, y de manera destacada representa el 80 por ciento de su personal, la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que formaba parte de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH).
En su momento, el redimensionamiento de Sepesca y el nombramiento de su titular fueron, en lo general, bien vistos por la opinión pública. Sin embargo, las historias sindicales de los organismos integrados eran distintas. Mientras el SUTSP se distinguía por su autonomía y trayectoria democrática, el sindicato de la SARH era ejemplo de subordinación y caciquismo.
A pesar de que en la ley del trabajo burocrático no se permite la reelección, no se ha podido impedir que dirigentes se apoderen de los sindicatos y prolonguen su mandato ungiendo incondicionales que manejan como títeres. Uno de esos líderes ``vitalicios'' es Mario Santos Gómez, que por años, tras bambalinas, movió al sindicato de la SARH a su antojo; mas por tener su base como trabajador en Conagua y muy a su disgusto, pasó a formar parte de la Semarnap.
Obviamente, el SUTSP se convirtió en un obstáculo a sus ambiciones y entonces, en colusión con la FSTSE, fraguó un Congreso con delegados a modo para dar un charrazo, apoyado, además, en la arbitrariedad del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, que al desconocer olímpicamente la personalidad legal del SUTSP, lo dejó en estado de indefensión.
Sin embargo, este sindicato no se dio por vencido, se amparó legalmente y presentó una demanda en la OIT, obteniendo la razón en ambos procesos. Incluso, actualmente Human Rights Watch ha promovido la denuncia de este conflicto en la Oficina Nacional Administrativa del TLC para su revisión. Todos estos hechos son inéditos o más aún, recientemente el Tribunal Federal tuvo que revocar el registro del sindicato dado a Santo Gómez para reconocer a la organización que había anteriormente en la institución, es decir, al SUTSP.
El conflicto ha demandado la intervención de la Secretaría de Gobernación y se busca la realización de un recuento para dirimir la representación mayoritaria de los trabajadores; sin embargo, en los términos del mismo existe un desacuerdo. El grupo de Santos Gómez quiere votaciones rápidas; abiertas para ubicar a los que voten en su contra en asambleas por centro de trabajo. El SUTSP, en cambio, conforme a su costumbre y otros antecedentes en el apartado B, quiere elecciones con tiempo suficiente para hacer campaña y garantizar votaciones universales, directas y secretas en urnas, para evitar represalias. Como esto no le parece al líder de marras, ha seguido presionando para evitar que esta idea prospere.
Los trabajadores de la Semarnap se encuentran en un momento crucial de su vida sindical. Elegir a Santos Gómez sólo significaría retardar el desmoronamiento de una práctica laboral que ya no tiene cabida en un país que aspira a ambientes más democráticos y representativos. Para el SUTSP la lucha hoy se presenta desigual, y los únicos que pueden cambiar la correlación son los trabajadores de la Semarnap, principalmente los de Conagua.
Mientras que Santos Gómez puede entrar a todos los centros laborales a decir lo que le venga en gana, cuenta con 713 plazas liberadas de tiempo completo, con transportes de la dependencia, con las cuotas sindicales y todo el apoyo de las autoridades de la Semarnap a través del oficial mayor, Eduardo Almeida Armenta, el SUTSP no puede entrar a los centros, no los reciben las autoridades ni les brindan ningún apoyo, y se ha hostigado y agredido a sus miembros.
Para el recuento, el SUTSP ha hecho un exhorto a quienes creen en la reivindicación de un proyecto sindical democrático y a aquellos que se les ha hecho creer que es un conflicto de una minoría disidente a fin de luchar juntos por la elección libre de su dirección y para que después sea posible la celebración de un Congreso Democrático que modifique los estatutos, siente las bases de una nueva organización y la negociación de las Condiciones Generales de Trabajo que fueron firmadas a espaldas de los trabajadores, incluyendo el respeto al patrimonio que es propiedad de los provenientes de Conagua y la Dirección Forestal, como lo es, entre otros, el Teatro Aldama y un Fondo de los ex trabajadores de la SARH, del cual Santos Gómez ya recibió de Gobernación 15 millones de pesos.
Están los trabajadores de la Semarnap ante la posibilidad de escribir una página brillante en la historia de un sindicalismo que pugna por sustentarse en las decisiones de la gente y no del líder y su camarilla. Estarán, también, a la altura las autoridades laborales y la FSTSE? Respetarán los funcionarios de la Semarnap la voluntad de sus trabajadores? Los trabajadores de Conagua asumirán el reto de acabar con un liderazgo espurio? Podrá pasar cualquier cosa, producto de la inequidad de la contienda, pero lo hecho ya da constancia de una enorme dignidad.