Si el PRD hubiese seguido la línea de confrontación durante el sexenio de Salinas, hoy el PRD sería primera fuerza política, por simple congruencia, y estaría en posibilidades de imponer con fuerza una reforma electoral; entre el pacto con Zedillo en noviembre de 1994 y la devaluación, la fuerza estratégica del PRD y su perspectiva se cambiaron en medio de una gran confusión en el partido pensando que un gobierno débil era incluyente y valoraría la disposición estabilizadora del PRD y su emergente aportación a la unidad nacional.El pactismo en el PRD surgió en el peor momento, cuando el gobierno ha estado en el punto de mayor descrédito y fracaso político y económico; surgió bajo la peregrina idea de que la desestabilización del régimen, por sus propios fracasos, conduciría a una mayor derechización. No se ha dado cuenta el PRD que ya estamos derechizados, militarizados, evangelizados, intervenidos y privatizados, pese al cambio de posición del PRD? Ahora no somos violentos, somos tontos.
La crisis del gobierno pretende recogerla el PAN para orientar esa crisis hacia la derecha, mientras que el PRD hace de su principal problema ``la unidad'' interna. Si Andrés Manuel López Obrador tiene seguridad en su proyecto para el PRD, que ya ha generado un 75 por ciento de apoyo, necesita alinear fuerzas y conceptos para crear la nueva identidad ideológica, precisarla, organizarla y ponerla a la ofensiva.López Obrador a fin de integrar nuevamente a la base del partido, ha dicho reiteradas veces que dirigirá al PRD desde la provincia y desde abajo. Esta misma estrategia zapatista-villista, significó la derrota de las fuerzas populares en la Revolución de 1910, al abandonar la capital y dejar al frente del gobierno a un ``representante'' como Eulalio Gutiérrez (los grupos felices). Si López Obrador piensa dirigir al partido debe, como mínimo, tener una mayoría cohesionada y disciplinada en el comité ejecutivo y el consejo nacional; desplazar y sustituir a los grupos que lo han conducido hasta hoy en dos frentes: en la relación con el gobierno (Gobernación, Presidencia, gubernaturas) y en las cámaras de diputados y senadores. Mientras el 25 por ciento siga al frente de las relaciones gubernamentales, seguirán dirigiendo al PRD desde su 25 por ciento más Ortega, y los buenos propósitos andarán por un lado y la política ``real'' del partido por otro.Hay dos decisiones de López Obrador que han causado incertidumbre y confusión y que en la práctica deben corregirse: las declaraciones sobre la unidad nacional en torno al presidente (Ernesto Zedillo) lo cual reveló que en el PRD no existe aún una caracterización clara sobre el tipo de gobierno al que enfrentamos, y ceder el segundo lugar de su planilla a un grupo que no solamente no es representativo del 75 por ciento, sino que es uno de los promotores de la ineficiencia y confusión de la actual política del PRD amparada en el Congreso de Oaxtepec. El nuevo secretario general tiene en su haber el desastre político de la fracción de diputados, y su línea no es parte del 75 por ciento, sino del 25. Cuántos votos hubiera obtenido el actual grupo de Ortega si se hubieran sostenido en la elección como Amalia y Heberto? Llegaría Ortega a la secretaría general del PRD con su propuesta expresada en Multivisión y contraria al sentido del voto?Al PRD se le ha acabado el tiempo en ensayo-error. No es el fin de la izquierda, pero sí del PRD como opción de cambio. El 75 por ciento en favor de López Obrador no es un mandato para hacerle mayores concesiones a los grupos y desfigurar su propuesta en ``consensos'' internos. La base del PRD quiere iniciativa, línea ideológica precisa y de principios, combate frontal al neoliberalismo sin concesiones y que se le convoque a luchar.
Línea electoral ligada a una voluntad eficaz de compromiso con las causas populares; vanguardia en defensa de la soberanía y contra las fuerzas internas de la intervención. Esto es, contra el PRI, el PAN y el gobierno.
Hoy que en Chiapas se desarrolla el Foro contra el Neoliberalismo convocado por el EZLN, el PRD debería buscar ahí las ideas para la alianza con el zapatismo y los movimientos sociales, más allá de lo electoral o coyuntural.
Me extraña mucho que en el PRD no se celebra nada como partido. El 6 de julio, fecha nuestra por la derrota del PRI, no es celebrada. Pareciera que hay desconcierto por haber ganado con el 75 por ciento. No merecen los más de 300 mil votantes del PRD un reconocimiento y un acto de reafirmación? Nos convocarán a otra cosa que no sean elecciones internas? Por qué sólo las camarillas celebran en privado haber pasado de un puesto a otro?López Obrador tiene la tarea de lograr la rectificación del PRD y ponerlo en la perspectiva del 6 de julio de 1988, o tendrá que sacarse los puñales de la espalda para, con su propia mano, ponérselos en el pecho, como le impusieron a Cuauhtémoc Cárdenas y a Porfirio Muñoz Ledo, que pudieron con el PRI y con el gobierno, pero no con los intrigantes de adentro.