María José Alcalá, eliminada en plataforma; Alejandro Cárdenas, en 400 metros
Rosalía A. Villanueva, enviada Atlanta, 27 de julio El último clavado sepultó a Marijosé Alcalá y la mexicana se autoeliminó para avanzar a la final de plataforma de los 10 metros al terminar en la posición 17, con 400.35 puntos.
Marijosé se quedó corta en el último salto. Desde su salida de la plataforma la clavadista no pudo controlar el giro, error que le costó no quedar entre las doce primeras clasificadas con las puntuaciones más bajísimas de cuatros y cincos al caer de panzazo en la azulada alberca del Centro Acuático de Georgia.
La mexicana tuvo una luz de esperanza cuando en su penúltima serie cerró en el doceavo puesto, ejecutando un clavado en escuadra que le permitió calificaciones de sietes y medio para un total de 3.69.48. Fue la única oportunidad y la última para Marijosé, quien se negó hablar con los reporteros y se fue del escenario olímpico. ``Esta deshecha y llorando en su cuarto", dijo su entrenador Jorge Rueda, el hombre que señaló que lo que le hizo falta a su pupila fue ``ser inteligente y estratega".
Alcalá vino de más a menos y lo que se vaticinaba como un hecho para entrar a la gran final terminó en decepción. Aunque no tuvo salidas y entradas perfectas como el resto de sus contendientes, que tenían resortes en las piernas y una rapidez impresionante en la ejecución de sus saltos, la mexicana estuvo en la pelea para mantenerse y amarrar el doceavo puesto y obligada a pelear la final para superar el sexto sitio de Barcelona 92.
Marijosé ``se presionó", comentó Rueda y repitió la historia de hace cuatro años en el momento clave de la prueba, que hoy en las semifinales fue dominado ampliamente por la dupla asiática de Fung Mingxia y Jinging Guo, y las estadunidenses Becky Ruehl y Mary Ellen Clark, que dieron muestra de la gran clase de saltos ornamentales, al entrar como agujas en la piscina sin levantar gota de agua.
El error de Alcalá cedió el paso a las representantes de los países que integraron la ex Unión Soviética, y el único consuelo que ganó fue no haber terminado en el último lugar, que ocupó la británica Lesley Ward en las semifinales que se disputaron por la mañana, después del minuto de silencio por la tragedia ocurrida en la madrugada de este sábado en el Parque del Centenario en Atlanta.
Jorge Sepúlveda Marín, enviado Atlanta, 27 de julio Se acabó el sueño. Alejandro Cárdenas vio como conforme se le acababa la pista, se esfumaba su esperanza de llegar a disputar la gran final de los 400 metros. Apenas ayer estaba feliz de haber corrido al lado de uno de los grandes de la velocidad mundial, Michael Jhonson. Hoy, al lado de Harry Butch Reynolds, ya nada pudo hacer, ya que terminó con un tiempo de 45.33 segundos, que lo dejó en el quinto lugar del segundo heat eliminatorio de las semifinales de Atlanta 96.
``Dios mío, no lo puedo creer", fue el intento de explicación que quiso darse a sí mismo de lo que había pasado esta fresca noche en el estadio olímpico, donde pese a dar su mejor esfuerzo, Alejandro Cárdenas se conformó con saber que bajar de 45 segundos para los mexicanos aún es un ideal para el que se debe trabajar fuerte. Respuesta y compromiso ya que él mismo, dijo, trabajará para que no le vuelva a ocurrir lo de esta noche.
Al explicar la competencia, dijo que lo preparó todo de manera superinteligente. Su idea fue irse tranquilo desde un principio, ir dosificando toda su velocidad, para en el momento final, cuando apenas faltaran unos cuantos metros para cruzar la meta, entonces tuviera el mismo nivel, el mismo cierre de los que corrían a ambos lados. Pero no fue suficiente porque ``algo pasó".
De todas formas Alejandro Cárdenas dijo que está muy orgulloso de ser mexicano y que pese a lo que la gran mayoría de la gente se imagina, los blancos también están hechos para correr. Se piensa, por lo regular, que sólo las grandes figuras de ahora, todos de color, son los que pueden correr en esas velocidades, ``pero yo tengo apenas 21 años de edad y voy a demostrar que también se puede llegar a esos niveles. Por el momento, lo importante es vivir el hoy. Yo sé que estoy derrotado".
Por lo pronto dijo que no puede ser conformista y quedarse con lo que obtuvo. Y de nueva cuenta habló de que se va a seguir preparando para el futuro, aunque piensa que su competencia fuerte son los Juegos de fin de Milenio, en Sydney,donde será todavía más ambicioso y buscará inclusive una medalla, según sus planes, en el decatlón olímpico.
Pensó por un momento y dijo que de todas maneras estaba satisfecho con el resultado porque mejoró en medio segundo su mejor marca. Con las manos en la cabeza, afirmó: ``No lo puedo creer, terminé en el lugar 17. A unas centésimas de estar entre los primeros 16", lo que automáticamente lo hubiera colocado en la siguiente ronda de donde saldrán los ocho finalistas. ``Pero ni modo, hoy no se pudo", finalizó.
Ana Fidelia Quirot, momentos después y sin esforzarse demasiado, logró su pase a la final de los 800 metros planos con un tiempo de 1.57.99 minutos, apenas cuatro centésimas más tarde que la rusa Svletana Masterkova.
Al término de su competencia, la deportista cubana se negó a dar entrevistas, aun a sus propios paisanos de Prensa Latina. El único que habló fue su entrenador, Leandro Civil, quien estimó que la competencia había sido muy difícil, pero que La tormenta del Caribe seguramente obtendrá un buen resultado. La final de los 800 metros se correrá mañana.