La Jornada 28 de julio de 1996

Terror doméstico, hipótesis en EU

Atlanta, 27 de julio La explosión ocurrida esta madrugada en el centro de Atlanta fue considerada un ``acto terrorista'' por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), que privilegia la pista ``interior'' y busca a un hombre ``americano de raza blanca sin ningún acento peculiar'', quien por teléfono alertó sobre la colocación de la bomba, que causó la muerte de dos personas y heridas a otras 111.

El presidente Bill Clinton calificó el bombazo de ``acto de terror vicioso'' y prometió que se detendrá a los responsables, mientras el alcalde de la ciudad, Bill Campbell, afirmó: ``A pesar de toda esta tragedia, aún pienso que Atlanta es el lugar más seguro'', aunque reforzaron las medidas de seguridad.

No obstante, durante la jornada las autoridades recibieron por lo menos 35 avisos de bomba, que obligaron evacuar de varios lugares. Una segunda explosión fue reportada esta noche, pero las autoridades no informaron hasta ahora sobre su origen, aunque trascendió que fue detonado un paquete sospechoso que en realidad era una plancha.

El artefacto explosivo con un mecanismo poco sofisticado, tipo ``bomba de tubo'' y envuelto en clavos y tornillos, estalló a la 1:25 de esta madrugada en el corazón de las instalaciones olímpicas en el centro de Atlanta, 18 minutos después de que el departamento de Policía de esta ciudad recibió una llamada avisando una eminente explosión en el Parque Olímpico, e indicando con precisión la ubicación de la bomba.

El estallido, que dejó un cráter de un metro de profundidad, se produjo durante un concierto de rock al aire libre en el parque donde se encontraban miles de visitantes y causó heridas a 111 personas -11 de ellas se encuentran aún hospitalizadas y tres más en terapia intensiva-, y la muerte por heridas de una mujer estadunidense; una segunda persona murió, un camarógrafo turco, por un infarto cuando corría a cubrir el desastre.

Una ``voz calmada'', según un funcionario del Departamento de Justicia, habló al número de emergencia de la policía local a la 1:07 para avisar que ``una bomba explotaría en el Parque Centenario en 30 minutos''. Pero 18 minutos más tarde estalló la bomba colocada en la base de una torre de control de luz y sonido. La llamada fue rastreada a un teléfono público cercano al parque.

El FBI se hizo cargo de la investigación por considerar el origen del estallido criminal y tras el análisis de la llamada, concluyó que el autor de la misma ``fue un hombre blanco sin un acento particular'', declaró en conferencia de prensa el vocero del FBI en Atlanta, Woody Johnson, y aceptó que era estadunidense. El hombre, a quien se considera responsable del estallido, no se identificó como parte de una organización y sólo informó la ubicación exacta de la bomba.

Por la tarde, el FBI informó que espera realizar detenciones en unos días, porque ya existen varios indicios. Algunas cadenas televisivas, entre ellas CNN, indicaron que el enfoque es sobre el ``terror doméstico'', en el que podrían participar algunos ``locos'' o una posible conexión con alguna de las milicias paramilitares que operan en el país. Pocos meses antes de iniciarse las Olimpiadas, las autoridades de Georgia informaron de la detención de varios milicianos, pero indicaron que no tenían relación con los juegos.

Según algunas versiones, la bomba fue identificada poco antes de que llegara la información sobre el aviso, cuando un camarógrafo de NBC informó a los agentes de seguridad sobre un ``paquete sospechoso'' en la base de la torre de sonido: una mochila dentro de la cual estaba la bomba.

Técnicos, periodistas y fotógrafos entre otros que estaban en la torre fueron conminados a alejarse por agentes de seguridad que buscaban no provocar pánico entre los asistentes al concierto. En camino se encontraba una unidad antibomba que no llegó a tiempo.

Momentos después se registró la explosión y testigos afirmaron que pedazos de metal volaron en los alrededores, causando heridas a decenas de personas y matando a una mujer de Georgia que visitaba Atlanta con su hija, quien resultó lesionada. Entre los heridos figuran seis militares, un agente del FBI, un guardia de la organización y un voluntario.

Los agentes alertados por el camarógrafo sobre la existencia del paquete sospechoso en la base de la torre de sonido, indicaron que el atentado pudo haber sido peor. Durante una conferencia de prensa, informaron que lograron la evacuación de entre 75 y 100 personas. Esta acción fue saludada por Clinton y el alcalde capitalino Campbell.

De Atlanta a Washington

Clinton, quien permaneció despierto gran parte de la madrugada recibiendo los reportes sobre lo sucedido en Atlanta, declaró en la mañana que ``un acto vicioso de terror como este está claramente dirigido contra el espíritu'' de su democracia''. Sin embargo, y como lo afirmó el comité organizador, declaró: ``Los juegos continuarán... No podemos ser intimidados por actos de terror''.

Afirmó que se hará todo para hallar a los responsables: ``Los rastrearemos, los traeremos ante la justicia, veremos que sean castigados'', y dijo que los ``responsables de un acto como este merecen la pena de muerte''.

Aunque no precisó las nuevas medidas que se agregarán al impresionante arsenal de seguridad ya puesto en práctica en Atlanta, Clinton indicó que las mismas reforzarán el Parque Olímpico, que llamó el ``talón de Aquiles'' del dispositivo de seguridad. Las autoridades estadunidenses y las de los juegos han insistido en que el parque no pertenece al complejo olímpico, por lo que no sería un atentado contra los juegos.

Además, Clinton afirmó: ``este incidente en Atlanta recuerda una vez más que hay fuerzas en el mundo que buscan dividirnos, y que son los enemigos de la democracia y tenemos que enfrentarnos contra eso''.

Las justas deportivas comenzaron por la mañana, pero era evidente el incremento de la seguridad. En donde se realizó una competencia de remo, antes cuatro buzos revisaron el recorrido de 2 mil metros en un bote inflable. Soldados registraron minuciosamente cada autobús que transportaba deportistas o espectadores a las pruebas.

Antes del estallido había 35 mil personas resguardando los juegos, y se informó que la Guardia Nacional será utilizada para asegurar ciertas instalaciones olímpicas.

Pese a esto, durante el día proliferaron las alertas de bomba. En la tarde, el centro comercial Underground, ubicado al lado del museo Coca-Cola y cerca del Parque Olímpico, fue evacuado debido a la presencia de un paquete sospechoso. Las unidades antiterroristas enviaron un robot, y horas después se escuchó una detonación, al parecer controlada. En efecto, se detonó el paquete sospechoso, que contenía una plancha.

La evacuación del centro comercial provocó pánico y la estampida que produjo causó heridas a algunas personas. Asimismo, una de las estaciones más congestionadas del metro de Atlanta fue evacuada en la tarde por una amenaza de bomba.

Igualmente, una falsa amenaza provocó el pánico entre voluntarios, periodistas y policías poco después de terminar la jornada vespertina del campeonato de boxeo en el Coliseo Olímpico. En Atlanta se registraron por lo menos 35 de estas llamadas, mientras en la capital federal, Washington, una amenaza de bomba paralizó varias horas la estación de trenes Union.

Ya que la explosión en Atlanta ocurrió diez días después del estallido del avión de TWA en Nueva York, se le preguntó a la presidencia si sospechaba de algún vínculo entre los hechos. El vocero Mike McCurry respondió: ``No tenemos razones para creer eso''.

Hasta el viernes por la tarde, durante estas olimpiadas, las autoridades en Atlanta habían detectado y confiscado unos 120 paquetes sospechosos o abandonados, pero ninguno contenía explosivos. (David Brooks, corresponsal en Washington, y agencias)


Rosalía A. Villanueva y Jorge Sepúlveda Marín, enviados, Atlanta, 27 de julio Fue la noche más larga de Atlanta. Hoy amaneció diferente. En la primera hora de esta madrugada una bomba estalló en el Parque Centenario Olímpico, causando la muerte de dos personas y dejando heridas a más de cien.

Los Juegos Olímpicos del Centenario sufrieron un gran descalabro. De acuerdo con las informaciones que desde principios de año venía manejando el Comité Organizador, difícilmente se podía dar un atentando. Según las palabras de Bill Payne, el director, Atlanta en estos días sería la ciudad más segura del mundo. Y sin embargo, ocurrió.

En medio de un concierto a cargo de Andrew Kestner, hubo un estallido y todo Atlanta se estremeció. Desde la misma familia olímpica que prácticamente ha tomado la zona por asalto, el Comité Organizador, las autoridades locales y federales, todos se preguntaban qué fue lo que falló.

Pero a la población parece no importarle, ya que como si nada hubiera ocurrido este día rodeaba la zona acordonada y buscaba cualquier camino para llegar a los lugares de competencia. Lo mismo a las pesas, que al balonmano, basquetbol, esgrima, volibol y tenis de mesa, deportes estos que se disputan a una calle de distancia del estallido.

Apenas en junio, de acuerdo con los reportes de la agencia Reuter, 61 por ciento de los estadunidenses temía justamente lo que este sábado ocurrió, sobre todo, porque en meses recientes hubo una explosión que prácticamente destruyó un edificio federal en la ciudad de Oklahoma, y antes había sido el World Trade Center en Nueva York.

A principios de este mes el Comité Organizador reportaba que alrededor de 200 tráileres albergarían a 2 mil 500 policías, quienes servirían como una fortaleza de seguridad para resguardar la integridad de los atletas y aficionados que asistieran a los Juegos Olímpicos. Antes se había anunciado que participarían las fuerzas armadas, la policía local, estatal y federal, así como agentes de la CIA y del FBI.

Sin embargo, ocurrió. Y ha preocupado a tal extremo, que el propio presidente de esta nación, Bill Clinton, ofreció en conferencia de prensa redoblar los esfuerzos de seguridad, luego de reconocer que se trataba de un acto terrorista. Obviamente es demasiado temprano para hablar del autor o de los autores.

Por lo pronto, este día los principales hoteles, centros de reunión masiva, donde se incluyen las sedes olímpicas, son lugares donde la revisión es exhaustiva. No deja de revisarse ni un solo sitio en los autos tanto del interior como del exterior. Los perros traídos de Chile hacen su labor en el aeropuerto, en las calles, en cualquier parte se les encuentra. Siempre oliendo, husmeando en los rincones. Los hombres de verde olivo han hecho su aparición en forma masiva. Es el ejército de Estados Unidos, el que protagoniza muchas películas, y que ahora debe vivir su propia realidad.

Hay molestia generalizada por las largas filas y por las constantes revisiones. Pero este es el precio que Atlanta tiene que pagar por organizar los Juegos del Centenario. Además de una fiesta deportiva, Atlanta sufre pérdidas en los sectores más bajos de su población, quienes decidieron invertir en rentar espacios para vender al estilo de los mercados sobre ruedas, pero ahora tienen pérdidas. El sueño vital de business are business no ha sido posible.

Las televisoras locales no se han cansado de transmitir una y otra vez las escenas que desde hace 24 horas se repiten. Los cuerpos de seguridad buscando más pistas. Entrevistando a más de 100 posibles testigos, solicitando a los paseantes entregar videos y fotografías que se hubieran tomado en la zona del estallido previamente.

Pero todo esto no ha afectado a los Juegos Olímpicos ya que las sedes se siguen llenando, pese a la falta de servicio del Marta (el metro de acá).

Atlanta amaneció desquiciada. No hay temor de más incidentes, pese a los rumores de nuevas amenazas de bomba no confirmados por ninguna autoridad.